CUANDO LA FORTALEZA SE VUELVE CÁRCEL

31040406255?profile=RESIZE_710xAntes de que cerremos el año vamos a centrarnos en el concepto del libro El síndrome de las supermujeres de Antoni Bolinches, para reflexionar y decidir nuestras acciones del 2026.

La era que inventó a la supermujer

Antoni Bolinches acuñó un término poderoso al hablar del “síndrome de las supermujeres”: una construcción psicosocial que empuja a la mujer a demostrar, sostener, resolver y contener… todo, siempre y sin pausa. No nace de un simple deseo de superación; es la respuesta a un mundo que durante décadas relegó a la mujer y que ahora la invita a ocuparlo todo, pero bajo una narrativa oculta: ser libre, sí, pero también perfecta, fuerte, productiva e incansable.

Mientras el liderazgo moderno aplaude la resiliencia y la capacidad de gestión, este síndrome revela su reverso: liderazgo no como expansión, sino como sobrecompensación. La supermujer no lidera para transformar; lidera para cumplir expectativas impuestas y para no “fallar” en ningún rol: profesional, materno, social, emocional, doméstico, estético, afectivo. mLo que parecía empoderamiento terminó siendo un mandato sofisticado: “puedes con todo… así que debes con todo.”

Los síntomas silenciosos de una líder saturada. En el terreno del liderazgo, las señales se presentan como fortalezas… hasta que dejan de serlo:

  • Autoexigencia extrema disfrazada de disciplina.
  • Hipereficiencia que no admite delegar.
  • Resiliencia que no tolera descanso.
  • Responsabilidad que no acepta límites.
  • Hiperindependencia que no permite pedir ayuda.
  • Control total que no deja espacio a la vulnerabilidad.
  • Perfeccionismo que se convierte en identidad.
  • Síndrome de la salvadora, donde el valor personal está en resolverlo todo.
  • Adicción al reconocimiento, aunque lo niegue.
  • Culpa crónica cuando se prioriza a sí misma.
  • Desconexión emocional gradual, paradójicamente, por sobrecuidar a todos.

Desde la óptica del liderazgo, estos rasgos destruyen tres pilares esenciales: claridad, sostenibilidad e influencia genuina.

Liderar no es cargar, es mover. El liderazgo femenino ha demostrado capacidades extraordinarias en la gestión empática, la visión sistémica, la conciliación, la innovación colaborativa y la inteligencia social. Pero cuando una mujer adopta el traje de “súper”, pierde precisamente lo que la hacía líder:

  • Ya no inspira, porque no muestra humanidad.
  • Ya no influye, porque no crea espacio a otros.
  • Ya no transforma, porque sólo sostiene.
  • Ya no dirige, porque ejecuta.
  • Ya no construye equipos, porque se convierte en equipo.
  • Ya no eleva, porque no se eleva.

Liderar es mover personas hacia un destino. Cargar sola es paralizar el movimiento.

La trampa del “rol multitasking”. La sociedad celebra el multitasking femenino, pero el liderazgo lo cuestiona: no porque la mujer no pueda ejecutar múltiples tareas, sino porque la fragmentación constante erosiona la estrategiaUna líder se caracteriza por:

Líder  / Supermujer

Prioriza  / Resuleve todo

Delega  / Controla

Planifica  / Improvisa compulsivamente

Influye  / Ejecuta

Construye equipos  / Sustituye equipos

Cuida resultados  / Cuida percepciones

Tiene objetivos  / Tiene culpas           

La trampa del “multitasking total” roba enfoque y convierte el liderazgo en mera administración del caos.

El costo del poder mal entendido: Cuando la fortaleza se vuelve exigencia interna, el liderazgo se desgasta. El costo incluye:

  1. Salud física sacrificada: estrés sostenido, desequilibrios hormonales, agotamiento crónico.
  2. Salud emocional callada: ansiedad, desbordamiento, miedo a no ser suficiente.
  3. Relaciones utilitarias: porque no hay energía para vínculos profundos.
  4. Equipos dependientes, no autónomos: nadie crece bajo una líder que no deja espacio.
  5. Creatividad interrumpida: no hay innovación sin reposo mental.
  6. Propósito reemplazado por productividad: se hace, pero no se trasciende.
  7. Miedo a perder el control: la supermujer no le teme al trabajo; le teme al vacío.

El verdadero liderazgo crea legado. El “liderazgo súper” crea deuda personal.

 La vulnerabilidad no quita poder, lo legitima. El liderazgo contemporáneo redefine el poder: no es omnipotencia, es legitimidad. No es perfección, es coherencia. No es independencia, es interdependencia estratégica. Cuando una mujer líder se permite decir:

  • No puedo con esto ahora
  • Necesito apoyo
  • Lo delego porque confío en mi equipo
  • Descanso porque también lidero mi bienestar

Entonces se convierte en líder del nuevo paradigma, el que realmente empodera: el que autoriza, habilita y multiplica.

No es un liderazgo vulnerable: es un liderazgo valiente, porque la valentía no es ausencia de cansancio, sino ausencia de máscaras.

La marca personal construida desde el “súper” está incompleta. La supermujer suele proyectar una marca admirable, pero no influyente. Admiran su capacidad, pero no pueden replicarla, porque no muestra método, muestra sacrificio.

Una marca personal fuerte nace de:

  • Autoridad clara (lo que haces)
  • Coherencia visible (cómo lo haces)
  • Sostenibilidad real (lo que perdura)
  • Influencia escalable (lo que otros pueden aplicar)
  • Humanidad inspiradora (lo que conecta)

El "súper" no escala. El liderazgo, sí.

Del síndrome a la evolución: la superlíder. La evolución consiste en hacer la transición:

De supermujer  / A superlíder

Hago todo  / Elijo lo esencial

Cargo sola  / Distribuyo con inteligencia

Resuelvo crisis  / Diseño futuros

Sostengo el mundo  / Muevo al mundo

Me exijo  / Me lidero

Necesito reconocimiento  / Construyo influencia

Temo al vacío. / Lo uso para pensar y crear

7 pilares de sanación del liderazgo femenino: 

  • Enfoque estratégico: no todo es urgente ni todo es tu responsabilidad.
  • Delegación con confianza: liderar es generar autonomía.
  • Límites sin culpa: un “no” a tiempo es liderazgo preventivo.
  • Autocuidado como KPI de poder: tu energía es recurso de liderazgo.
  • Vulnerabilidad como narrativa de influencia.
  • Resultados sobre perfección.
  • Legado sobre productividad compulsiva.

El liderazgo que viene, es fmenino pero no sobrehumano. El síndrome de la mujer no se cura quitando la fuerza, sino cambiando su dirección: de afuera hacia adentro.

Una mujer que se lidera a sí misma antes de liderarlo todo, no es súper. es imparable, sostenible e inspiradora. Porque el liderazgo real no se mida por lo que una mujer soporta, sino por lo que una mujer transforma sin dejar de ser ella.

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos