Cuantas veces vemos las luces prendidas y en realidad no hay nadie en casa…

“Prefiero vivir sola, no he tenido buenas experiencias con mis relaciones personales”, “no tengo amigos muy cercanos, no hace falta, siempre estoy ocupado”, “después de lo que sufrí, nunca volveré a confiar en nadie” ¿Suena conocido? Las personas que se desconectaron emocionalmente, son gente común, que vive a nuestro alrededor. No tienen ningún problema para trabajar y llevar relaciones cordiales y formales, siempre y cuando no tengan que involucrarse o tengan que exteriorizar sus sentimientos, porque en ese momento, se cierran y no hay con quien hablar.

El estar emocionalmente clausurado es una protección interna que evita que la persona confronte sus sentimientos y exponga su dolor. Así que este tipo de personas nunca pueden  entablar relaciones intensas ni cercanas.  Son gente que vive en una soledad interna, con diálogos imposibles de entender ya que nunca los exteriorizan.

No son personas malas, al contrario, pueden ser serviciales, cordiales, eficientes siempre que se les pide algo y lo saben hacer lo hacen. Pero siempre estarán callados, reservados y aislados de todos y de todo.

Es probable que este comportamiento haya sido aprendido en la casa, pero con el tiempo y la experiencia lo han llegado a perfeccionar al grado que  ni los gritos, ni el dolor de otros los mueve. Estas personas tienen una fachada neutra, sin expresión… son gente que  a pesar de que  evitan sufrir por lo que se desconectan,  a la larga sufren más, ya que su soledad los aísla de la vida.

 Encerrarse en uno mismo no es sano. Además del malestar emocional y espiritual, este desequilibrio también afecta al plano físico y desarrolla serias enfermedades.

La desconexión emocional es más notable en la relacione de pareja. Es aquí en donde la intimidad exige compromiso, confrontación y entrega. Así hay parejas que viven con problemas sin tratar de resolverlos, crean distancia con indiferencia  que causa una separación emocional de ambos. Ya no hay entendimiento ni comunicación profunda, y tal vez utilicen el pretexto de los hijos u otras cuestiones como el dinero, la falta de trabajo o a los suegros  para evadir la felicidad individual. Tristemente, la pareja puede perdurar así, hasta que la persona que no se había desconectado, se termine desconectando igual, y ya no sufra o explote y termine con la relación.

Es difícil vivir con una persona que esta desconectada emocionalmente, es peor ser esa persona. Pero ¿cómo ayudarlos o como salir de ese aislamiento tormentoso?

Lo primero que se tiene que lograr es que la persona reconozca que esta desconectada, que sus sentimientos están bloqueados, que acepte que ha creado una barrera emocional la cual ha alejado de la gente querida. Es esencial que la persona tome conciencia que su sufrimiento es mayor al callar y al no confrontarse. Es preciso buscar  el equilibrio interno, saber que es sano estar abierto y predispuesto a dar y recibir, a escuchar, a sentirse querido y a querer, a comprender a otros y buscar comprensión.

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La receta

Reconectando mi ser

Ingredientes

1 taza de valor - fortaleza para soportar el dolor

2 cucharadas de esperanza –  perspectiva poder ver el futuro con optimismo

1 manojo de flexibilidad -  resistencia para moldear las situaciones y adaptarse mejor

1 lata de aceptación – reconocer el dolor sin temor a sentir

1 pizca de paciencia – aprender a respetar el tiempo de dolor y el tiempo de goce

Recomendación del chef: Cuando reconozcas que el mismo dolor que te causo el sufrimiento, es el mismo dolor que te quito el gusto por la vida. Solo cuando lo confrontes podrás a volver a sentir.

Como te puedes reconectar emocionalmente:

1.       Ayudar a los demás es una manera de reconectarte. El intercambio profundo con otros seres hace que se inicie el proceso de conexión. Cuando uno comparte y se ocupa genuinamente del bienestar de otros y permite que otros hagan lo mismo por uno, el hielo emocional se comienza a derretir.

2.      Grupos de trabajo o de deporte ayudan a romper barreras creadas por situaciones dolorosas. Acercarse a la plenitud emocional es la interacción con un grupo. Que después puede progresar y dar inicio a una amistad a nivel personal o familiar, que permite abrirse internamente y conectarse con el otro.

3.      Es importante perder el miedo al dolor. Cuando una persona aprende a resistir los sentimientos incomodos sin pelearlos ni evadirlos se da cuenta que ni duele tanto el dolor ni es tan difícil confrontarlo.

 Sufrir por miedo al sufrimiento, crea un dolor más grande que el enfrentar al dolor con valor.

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