Durante el mes de marzo, a nivel mundial se realizan una serie de movimientos, manifestaciones, demandas y recordatorios relativos a los derechos de las mujeres, a los desafíos que enfrentan y tareas pendientes en las agendas social, política, económica, entre otras. Específicamente, el “Día Internacional de la Mujer”, el 8 de marzo, fue establecido para conmemorar la participación de las mujeres en la sociedad y su desarrollo integral como persona en condiciones de igualdad con los hombres.
En esta oportunidad, más que hacer una relatoría sobre el rol de la mujer en la historia, de hacer un recuento de las brechas de género persistentes, o de enlistar acciones o programas para lograr la igualdad sustantiva, es mi deseo hablar de los espacios de vinculación, conexión, contención; que hoy en día constituyen una práctica de impacto real en la transformación y crecimiento de las mujeres como personas.
Existen los llamados “Círculos de Mujeres” que son espacios creados para establecer conexiones entre mujeres que persiguen un mismo fin, en lo general, y pueden compartir sus vivencias, experiencias, testimonios y funcionan entre sí a manera de espejo. Es decir, escuchar de una mujer perteneciente al círculo sobre su situación de vida, necesidades, problemáticas, logros, éxitos, permite a las demás verse reflejadas en ellas y da la pauta para que todas tengan oportunidad de compartir sus propias historias. Son espacios que se consideran seguros, porque no se trata de juzgar a las otras, tampoco de imponer soluciones, ni dar recetas de cómo conducirse en el día a día, sino que se vuelve una red de apoyo y contención terapéutica y se convierte en un ejercicio de verdadera sororidad.
El formato de los “Círculos de Mujeres” es bastante sencillo, se convoca a mujeres para hablar, reflexionar, meditar, sobre un tema en específico y a cada una se le cede la palabra. Los temas pueden ser desde salud femenina, rol de la mujer y estereotipos o creencias entorno al género, sobre bienestar y alimentación, carrera profesional, desarrollo de negocios, espiritualidad, entre muchos otros.
Como humanidad, la interacción con otras personas afines a nuestros intereses, necesidades, dudas e incluso miedos, nos permite poner en perspectiva nuestra condición de vida individual y a partir de ello, tomar acciones para desarrollarnos y lograr la plenitud en nuestras vidas.
Contar con redes de apoyo a nivel afectivo y que tengan efecto real en la manera que como mujeres nos conducimos es clave para hacer valer nuestros derechos, demandar oportunidades y asumir roles más activos en la sociedad, nos convertimos en verdaderas agentes de cambio.
Los “Círculos de Mujeres” son efectivos porque se fundamentan en la escucha, empatía, el no juicio, la sororidad, la conexión desde el ser y el hacer, la tolerancia, pero sobre todo lo anterior, el amor incondicional hacia otras mujeres.
Comentarios