(El Secreto para una Vida Feliz, Pacífica y Despierta)
No es fácil ser padre en estos tiempos
El verdadero trabajo para un padre será el de criar niños felices, llenos de paz y despiertos. Y éste es uno de los trabajos más importantes que tenemos en el planeta.
Sin embargo, ¿cómo podemos lograrlo en este caótico mundo de hoy en día? ¿Cómo lo logramos cuando por todas partes encontramos crisis? Pobreza. Desempleo. Violencia. Terroristas radicales. Desacuerdos políticos. En todo lugar que miramos vemos un mundo incierto. Y el problema con la incertidumbre es que se puede convertir en miedo muy fácilmente, lo que nos lleva a la infelicidad y confusión interna.
Sin embargo, hay esperanza. De hecho, nunca había tenido tanta esperanza en toda mi vida. He visto muchos niños de todas partes del mundo, venir hacia mis brazos, decirme cuánto les gustan mis seminarios y lo mucho que aman aprender a limpiar, a decir gracias y a soltar. Más que nunca, los niños están dispuestos a saber quienes son, en dónde encajan en el mundo y cuál será su misión.
Ellos desean desesperadamente vivir más allá de la ilusión de el mundo. En otras palabras, nuestros niños son esponjas listas para absorber todo lo que les damos. Son nuestra esperanza.
Pero, ¿qué les estamos dando?
Como padres siempre es tentador el querer equipar a nuestros hijos para la batalla que pensamos necesitan luchar. Les decimos que la vida es dura, que se ajusten el cinturón, que se comporten, que coman sus verduras, que cepillen sus dientes. Y, por supuesto, les decimos que “cuando la cosa se ponga dura, el duro persiste.”
Pensamos que los estamos preparando para un mal mundo exterior.
Pero, he aquí la verdad. El mundo no es malo. Sí es desafiante. Abrumador. Incluso atemorizante. Pero, es perfecto de la manera que es. Sé que la evidencia puede probar lo contrario y que hay millones de personas que podrían asegurarlo. Pero, esto sólo persistirá si miramos la vida desde un punto limitante de nuestra mente, o desde el ego o de la manera que otros viven.
Si miramos profundamente dentro de nuestros corazones y tocamos el corazón de Dios, veremos que todo es tal y como debe ser. Que todo es una bendición disfrazada. Y que nuestros desafíos están ahí para hacernos mejores y para fortalecernos.
¿Quieres ayudar a tus hijos a transformar los retos en oportunidades?
¿Quieres criar niños felices, llenos de paz y despiertos?
Puedes comenzar por enseñarles la perfección del mundo y la belleza de cada momento (es una bendición que primero debes buscar la perfección por ti mismo)
Puedes ayudar a desarmar a tus hijos para la batalla que otros los están equipando, y en su lugar, mostrarles cómo buscar la paz interior que se encuentra presente adentro.
Puedes ayudar a tus hijos a desaprender lo que la sociedad les pide que se enfoquen y crean, y en su lugar, enseñarles a buscar sólo la guía que viene del corazón.
Puedes poner atención a tus hijos. Escucharlos. Y apoyar sus sueños y pasiones.
Pero sobre todo, puedes ayudar a que tus hijos vean de frente a la vida y digan gracias. Es esta semilla de gratitud divina la que les permitirá apreciar todo lo que venga a su camino, no sólo hoy sino por siempre.
Es esta gratitud la que les ayudará a vivir como si cada momento y experiencia tuviera alguna enseñanza, algún motivador y algo que los haga libres.
Nuestro trabajo como padres no es ignorar el sufrimiento o el caos en el mundo, sino trascenderlo. Nuestro trabajo es ayudar a nuestros hijos a despertar a las personas que realmente son, esto es el verdadero camino para ayudarles a vivir felices y en paz. Motivarlos a creer en ellos mismos y a atreverse a ser diferentes.
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