ARREBATOS PRESIDENCIALES: HUMILDAD Y EGO

Tú eres lo más importante. El Poder está en Ti.

El conocimiento y experiencia a través de mis años como escritora y conferenciante en temas de Desarrollo Humano me permite, ahora, abordar el tema de los presidenciables a través de un punto de vista parecido a una estructura organizacional. La similitud de cómo llevan los candidatos sus propuestas es de igual forma en cómo un Director exhorta, plantea y exige a sus subordinados “resultados”. Con base a esta “congruencia” entre política y empresas escribo para ustedes lo que yo propondría para ellos para que sus objetivos sean efectuados de forma eficiente y efectiva.

Como toda organización, se requiere de un equipo que cubra todas y cada una de las necesidades que nos lleven a ganar y tomar mayor terreno. El éxito de cualquier individuo u organización está basado en un equipo capaz, dedicado, inteligente, educado, que busca la perfección y excelencia, aunado a un trabajo duro.

Si no hay un buen equipo de trabajo, no habrá éxito.

“La sencillez es una forma de humildad y es, al mismo tiempo, un signo de verdadera grandeza. La modestia es un signo de humildad y, al mismo tiempo, un símbolo de verdadera fortaleza”

La humildad, según el sentido que quiero dar al término, es una cualidad de alguien que carece de pretensiones. La humildad consiste a dar crédito a quien lo merece de verdad. Si realizaste alguna acción, prémiate con el debido crédito. Si, en cambio, recibiste ayuda, dales el reconocimiento a quienes te hayan ayudado. En el caso de un líder, la humildad consiste en reconocer que uno solo puede lograr resultados a través del esfuerzo de otros. Constituye una forma de manifestar la verdad y fortalecer el carácter.

La humildad atañe al liderazgo en dos sentidos. El primero consiste simplemente en comprender que incluso el líder más poderoso no es más que una pequeña pieza del enorme rompecabezas universal. Debes tener en cuenta que existen leyes, independientemente de toda influencia humana, que rigen la realidad, la naturaleza y al hombre mismo, sin importar que él esté dispuesto o no a reconocer su existencia, ante las cuales tenemos que doblegarnos, a menos que nos consideremos capaces de gobernarnos a nosotros mismos de manera independiente al resto de la naturaleza. En otras palabras, el egoísmo debe derrotarse dentro de uno mismo. Un hombre egoísta jamás alcanza la felicidad y el éxito. Un candidato egoísta será una piedra en nuestro camino como ciudadanos.

Es aquí cuando equivocadamente se le identifica a una persona como ególatra y sin sentimientos. Con esto no pretendo decir que el ego sea malo. Todos los buenos líderes tienen egos muy fuertes. El progreso mismo de la raza humana se ha cimentado sobre los egos de grandes hombres de estado, científicos, soldados, empresarios y educadores. El ego consiste en creer en uno mismo. El ego es el orgullo que nos impulsa a no aceptar menos que lo mejor que podemos dar. Cuanto más creemos en nosotros mismos, más elevada será nuestra autoestima y más tensión y ansiedad podremos resistir en el trayecto hacia el logro de nuestros objetivos. Por tanto, el ego está estrechamente ligado con el desempeño. Un candidato con resultados y congruente siempre tendrá un buen desempeño.

De hecho, resulta difícil imaginar a un candidato sin un ego siempre guardado bajo la manga, vaya, si yo lo tengo, ellos lo deben tener también. Visualizo a un candidato que se reúne con su equipo en el War Room (cuarto de guerra) en donde es posible visualizar ese ego que les transmite seguridad y carácter para emprender la batalla del día, seguramente les dirá algo así, porque esto yo haría: “El problema conmigo es que mi ego no me permite aceptar las derrotas. Supongo que si estuviera mejor adaptado a las circunstancias, podría asimilarlas mejor, pero mi nombre se encuentra unido a este partido. Me veo reflejado públicamente en todos ustedes, quienes a su vez se ven reflejados en mi, y esto es una cuestión en la que se encuentra involucrado mi orgullo”

No obstante, ese mismo ego que ayuda a los líderes presidenciables a lograr la grandeza, también puede convertirse en la causa de su caída. A esto se le conoce como hubris. La hubris es arrogancia, es decir, una idea desproporcionada de la importancia de uno mismo. Nada podría hundir con mayor rapidez a un pre candidato que la hubris, ese sentimiento inconfeso de “yo lo sé todo”. El ego tiene que atemperarse por medio de la humildad. Como señala el autor Ken Blanchard: “Las personas que poseen humildad no piensan que son menos; sólo piensan menos en sí mismas”. La mayoría de las tragedias de Shakespeare giran en torno a esa paradoja. Cuando el ego se transforma en hubris, los espectadores sabemos con certeza que la caída del héroe está por llegar.

Los candidatos deben de saber que el ego exige una solución rápida, una gratificación instantánea. El ego provoca que un líder exija de otros el cumplimiento inmediato de sus órdenes, aunque el mismo no lo haga así. La humildad consiste en saber que lo único que tiene un candidato, si realmente lo desea, es tener bajo control su propia forma de actuar aquí y ahora. Una muestra de humildad es admitir que no puede controlarse ni el pasado ni el futuro. El candidato puede tratar de controlar las diferentes fuerzas que inciden en su oficina, pero llegará el día en que por fin logre comunicar qué quiere que haga su personal. Les habrá implorado, los habrá adulado, los habrá inspirado, quizá hasta los habrá amenazado… tan sólo para respirar hondo y pensar: “¿Irán a hacer lo que quiero que hagan o no?” En ese momento las cosas ya no estarán bajo su control, y si es así, seguramente su equipo buscará colocarlo en evidencia y provocará su caída. Sabemos que en los equipos hay desacuerdos, pero su objetivo siempre será conservar una imagen ganadora para que todos se convenzan de que son los mejores. Los desacuerdos jamás deben de ser percibidos por los demás, deben de resolver los malos entendidos y desavenencias por el bien del “objetivo”.

He aprendido a no perder de vista el sentido oscuro del ego, y los candidatos jamás deben de olvidarlo: aquel que se interpone a la verdad y, por tanto, interfiere con el liderazgo, deben de tatuar en su alma y conciencia que: “El ego socaba la humildad de una persona. El ego es aquello que creemos que somos. El ego es un niño ruidoso, un niño petulante, un niño mimado”.

Exhorto a que los candidatos tengan ego, y a la vez, humildad… pero ¿qué sucede con la compasión hacia los demás y que convenzan sus discursos? En la Newmanía de la próxima semana les hablaré de ello.

“Para lograr el éxito, los candidatos necesitan establecer un propósito único, precisar dedicación y tener que convencer a todos sus probables patrocinadores de tener una buena disposición al sacrificio”

Un candidato que no practique el sacrificio, y obtenga la presidencia este 2012 nos dará un País mediocre, pusilánime y perturbado.

Recuerda, Tú tienes el Control, Tú eres lo más importante. Que Dios te bendiga, nos vemos el próximo martes. Gracias.

 

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Comentarios

  • Querida Angy

     

    Hola!!!

     

    Las personas en México estamos bien polarizadas con las palabras y tú hablas de  humildad –del ejecutivo-, tendrías que explicarnos para ti lo que significa; porque como pueblo la llevamos al extremo de la idolatría que incluye servidumbre voluntaria. Lamentablemente los amos que nos conquistaron nos dieron dioses y el mexicano de a pié es muy propenso a los ídolos por lo que es común que ame de rodillas.  De cualquier cosa/persona/producto hacemos una estrella del canal de las estrellas y luego la perseguimos hasta el colmo –pero no vemos que la vitrina que exhibe  a éste es un medio vacío y hueco como su producto-.¿¿¿Qué pasa cuando es nuestra propia  sumisión la que  forma ogros???... Para lo único que sirve idolatrar es para  abrazar la cruz y la espada. ¡¡¡Alcen las manos en forma de cruz!!! Tenemos una necesidad  de contactarnos con el espanto....

     

    Nos dejamos guiar por la fascinación y aojamiento de unos pocos que están en el poder, somos de usos y costumbres y aquí por costumbre está el PRI. En una especie de nacionalismo  patriota y sentimentalismo exaltado con fervor religioso se enajena la imagen y el cuerpo del otro y se convierte en un lienzo sagrado. Ungido el “Mesías” luce como Monarca Erótico. El hombre idealizado en príncipe puede darse el lujo de tener modales de batracio y vivir en hibernación.

     

    El  fuego de nuestra pasión es lo que  sustituye al sol”

     

    Me da –hasta- coraje  la avaricia cognitiva que usamos para pensar y en las próximas elecciones  nos iremos  por el que habla más bonito, se queda calladito o está bien guapo. Total estamos en la moda del Fast thinking,  fast food, fast talk  y  fast track,  ¿El pueblo debe irse guiado por un  modelo bonbon?

     

    Grabado en nuestro cassette está buscar al “Rey De Corazones”  aunque sea pálido como un muerto mientras sea bello como un ángel lo perseguiré hasta el colmo..

     

    “...No hemos superado el estado Primitivo del sacrificio humano sea en forma ritualista de las inmolaciones humanas de los aztecas o de los mayas o en la forma secular de la guerra...” pag 16 y 17 La Condición Humana Actual ErickFromm

     

    El Príncipe Mago:  ¡Te lo firmo y te lo cumplo!

  •  

    CONTINUA...

    Hecho el mago por el producto de nuestra imaginación  despierta pasiones y todo se sostiene ante una sola presencia aunque esta sea la de un ignorante que no sabe dar el título de un libro. Nosotros mismos imponemos como mayoría  monstruos y la  idolatría ocupa el lugar del pensamiento, razón, sentimiento e incluso  enamoramiento  y ni la mismísima guadalupana desde el Tepeyac sustituira la actual bandera de súper héroe  azul que  esta ondeando a todo lo alto y a todo lo que da. Me  hace recordar una canción: “una rosa pintada azul es un motivo”. Y, aún, cuando el susodicho no caliente la silla presidencial que le hemos asignado; yo quiero decirte que en  primer lugar son nuestras voluntades las que se vuelven contra nosotros y nos atacan; es el propio desamor lo que nos levanta en frustración pero sobre todo miopía; es nuestra propia hostilidad la que nos hace bruj@s, es la fantasía propia la que hace el truco, hechizo, magia; es nuestra propia credulidad la que nos hace jurar, testificar –y firmar ante notario público-.. Pareciera que nuestra parte  de rosa salvaje emprendiera una búsqueda por el cuento perdido y  cuando lo encuentra lo  empodera de pensamientos mágicos; ¿Hombres con perfiles de héroes? ¿Estamos hechos para reaccionar demás antes que de menos?

     

     y tomo una frase tuya Bien dices que “el ego es un niño ruidoso, un niño petulante, un niño mimado”. Sucede que no somos ciudadanos somos aduladores, súbditos, nos comportamos como plebeyos consumistas de revistas rosas y nada más. –nuestras expectativas como pueblo son pobrísimas-

     

    Para colmo, como pueblo siempre aceptamos la derrota… “¿Por qué le tenemos  miedo a mi poder?” “¿Le tengo que tener miedo a descubrir qué significa ser dueño de mi propio poder?” –como tu dices-.

     

    En México ni siquiera somos un país de protesta o denuncia. Aquí nadie denuncia a un déspota por el temor de morir por ello –cosa que pasa con los activistas-. Los españoles que nos conquistaron solían decir de los indígenas cuando los capturaban “oblíguenlos a permanecer de pié porque a esta gente le gusta arrodillarse”. Dinos por favor con urgencia, ¿Cómo ser un hombre o mujer JIRAFA –actuar por encima del conflicto-...Por cierto es necesario decirle al  hombre  que es él y no los dioses,  el que  solucionará los problemas; “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”. 

     

    ¿Nos mueve la pena?..Nuestros ídolos actuales ya tienen osteoporosis y  nadie  nota que son  old Fashion...¿Cómo Dejar el culto al sacrificio? Malo o bueno la idolatría es un ladrón.

     

    Lo que necesitamos en el gobierno como en la vida propia diaria  es un personaje de ruptura y no de atracción fatal. ¿No crees?

     

    Gracias POR EL ARTÍCULO MI QUERIDA Angy newman

    Fabiola Guerra Ugalde

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