Cuando en una familia se da una separación o divorcio, hay que desafiar muchos cambios y «primeras veces». Una de esas situaciones que va a ser distinta es la primera Navidad tras la ruptura, sobre todo cuando hay menores de por medio. Las separaciones y los divorcios pueden resultar estresantes para los menores especialmente en fechas significativas como la navidad y el fin de año.
Sin duda, el proceso de adaptación requerirá tiempo. Pero, ante todo, está el cómo manejemos los adultos esta nueva etapa. A pesar de los sentimientos negativos hacia el otro cónyuge (si los hay), debemos aprender a diferenciar y a no dar lugar con ellos a una disputa parental.
¿Cómo puedo afrontarlo?
Algunas recomendaciones son:
- Comprender que los conflictos de pareja son entre la pareja y no son conflictos de paternidad.
- Hacerle saber a los hijos que ambos siguen estando ahí para todo lo que necesiten, aunque ya no estén juntos.
- No anules la celebración. Si bien el cambio que implica la separación es un duelo para todos los implicados, no es recomendable enseñar a los menores que los cambios implican no volver a estar alegres
- Explica a los menores que su familia cambió de forma pero no desaparece y que el vínculo del amor los mantiene unidos donde quiera que estén
- Dedica un momento antes de la cena o celebración para compartir anécdotas que les recuerden momentos divertidos, así favorecerás el contacto con recuerdos y emociones agradables y dirigirás su atención hacia lo que tienen por agradecer.
- Hazles saber que el duelo es normal y que pueden expresar lo que sienten.
¿Qué manifestaciones de duelo pueden presentar los menores posterior a un divorcio o separación?
Manifestaciones físicas: dolores musculares, dolores de cabeza, fatiga, molestias gastrointestinales.
- Manifestaciones emocionales: tristeza, enojo, preocupación por el futuro
- Manifestaciones cognitivas: pensamientos recurrentes, preguntas frecuentes, dificultad para concentrarse y olvidos frecuentes, en algunos casos dificultades de aprendizaje
- Manifestaciones conductuales: apego a alguna persona significativa, regresiones, inquietud, insomnio, pesadillas, no querer quedarse solos, temor a situaciones que le provoquen inseguridad
- Manifestaciones espirituales: pueden apegarse a las creencias en que han sido educados o bien enojarse con Dios, con la vida. También pueden buscar momentos de reflexión (dependiendo de su edad)
Lo importante es recordar que estas manifestaciones son transitorias y se reducirán gradualmente, el duelo por divorcio es un proceso de adaptación e integración a la nueva forma de vida.
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