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Cada día está más cerca la fatídica fecha! Ya merito se nos termina el veinte maya y BOOOOOM, llegará el cataclismo que pondrá el punto final a este planeta y a los que en él habitamos. Ni hablar, fue un gustazo conocerl@s…

Ya no tiene caso que arregle mis diferencias o conflictos con otras personas, como para qué si al final todo va a acabar con un estallido, una inundación o alguna tragedia por el estilo.

Ni al caso viene tratar de resolver mis contradicciones internas, los malos entendidos y conclusiones erróneas que me alejan de la felicidad si, afortunadamente, un factor externo a mí y ajeno a mi voluntad me va a horrar el trabajo cuando se produzca el evento con que la tierra se acabará.

No sé poner límites? Qué le vamos a hacer! Soy incapaz de tomar mis responsabilidades? Pues para otra ya será. No puedo expresar mis sentimientos? Pues ni falta que hace, si ya no va a haber a quién…

Qué oportuno, la verdad, este fin del mundo. Qué alegría más grande saber que ya ni las tarjetas tengo que pagar y que no tengo que tender mi cama, pues al fin, se convertirá en un montón de fierros retorcidos. Basta de dieta, viva el alcohol! Se acabaron los buenos modales, porque ya no importan! Por fin, mi sombra podrá tener lo que siempre ha querido: EL CONTROOOOL!!!!! Bravoooo!!! Ni un taller más, fin de la meditación  y hasta aquí la terapia, como para qué voy a trascender mis fallas? Para qué pierdo el tiempo (y mi dinero) en auto conocerme si, como sea, un meteorito se va a encargar de liquidarme a mí y a todos los seres vivos del mundo. 

Muchas gracias a ese poder destructivo que me hará, este 21 de diciembre, el enorme favor de separarme de todas mis responsabilidades. Mi sincera y conmovida gratitud.

…

Fuera tan fácil, no? Sucumbir así nomás, de un día para el otro. No se me ocurre una forma más conveniente de soltar la responsabilidad propia. Dar por cierta semejante tontería refleja, tal vez, a esa parte de la personalidad que prefiere morir antes que enfrentar la vida, que prefiere cesar de existir antes que pagar los precios de estar en la tierra. Sinceramente, dudo mucho que vaya a ser tan sencillo, aunque de algo sí estoy anhelante: espero vivir para ver el día en que se acabe el mundo como lo conocemos: con sus aspectos injustos, violentos,  enloquecidos… Espero ver un mundo donde todos los seres experimentemos el placer y la paz como estados permanentes del alma. Ojalá se termine el mundo donde el materialismo se impone sobre los valores del ser y donde los conceptos erróneos son los reyes de varios medios de comunicación.

Ese mundo, donde hay hambre, miseria y dolor… pues ese sí estaría bien que se termine. Y no conozco otra forma de lograrlo, más que el trabajo personal, el compromiso con la propia alma y con el poder infinito del Amor. Si hablamos de ese fin del mundo, pues, entonces, que Así Sea!!!

Bendiciones en la eternidad del espíritu!!!

@AuroraDelVillar