Llegar a los 100 años de existencia, trátese de una vida humana o de una institución pública o privada, constituye un hecho digno de celebración.
Y en el caso que les voy a platicar hay más que justificadas razones para festejar todo un siglo de vida.
Se trata de un lugar emblemático, no solo para la industria restaurantera y gastronómica, sino también para el patrimonio histórico cultural de la capital de la república y del país. Me refiero al legendario Café Tacuba de la ciudad de México, que este 2012 arriba a su cumpleaños número 100.
Fundado en 1912 por Dionisio Bobadilla, el Café Tacuba cuenta con una historia subyugante, pues por él han desfilado grandes personajes y sus salones no han sido ajenos a hechos que fueron relevantes en su momento. Baste mencionar a José Vasconcelos, comensal consuetudinario; a Diego Rivera y Frida Kahlo y su “mole de bodas”, o a Agustín Lara, de quien se dice que ahí compuso Señora tentación, una de sus inolvidables canciones, que habría estado inspirada en la esposa del entonces propietario del lugar.
Pero también se han registrado ahí acontecimientos trágicos, como el asesinato de Manlio Fabio Altamirano, candidato del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura de Veracruz, ocurrido en junio de 1936.
Este tradicional lugar edificado en el siglo XVII no ha estado exento de leyendas y situaciones que rayan en la ficción, como la extendida creencia de que por sus rincones deambulan fantasmas y aparecidos. Un caso recurrente es el de la monja Clarisa que, se cuenta, viste el hábito que usaban en el Hospital del Divino Salvador, destinado a atender a mujeres trastornadas de sus facultades mentales.
Claro que más allá de la historia real o ficticia, lo más relevante son los deliciosos platillos que se preparan y sirven en esta hermosa y bien cuidada casona. Gran mérito de que este histórico restaurante conserve su bien ganada fama reside en los miembros de la familia Ballesteros, actuales dueños, que se han preocupado tanto de la buena conservación del recinto como del rescate y difusión de la cocina mexicana. Además, nos da un gran gusto que sea una mujer, Gabriela Ballesteros, quien dirija con enorme talento el establecimiento.
Alejandro Ordorica, mi compañero, cuenta desde pequeño sus padres lo llevaban a comer a este lugar, por lo que se convirtió en uno de sus favoritos. Hoy en día compartimos ese gusto y visitamos el Café Tacuba varias veces al año, de modo que conocemos bien a varias de sus lindas y eficaces meseras y, desde luego, al gran capitán, quienes siempre nos atienden con calidez y eficiencia.
En cuanto a la sus tradicionales platillos, cómo no mencionar sus moles y pipianes, el pollo al horno, las enchiladas Tacuba, los chiles en nogada, sus tortillas hechas a mano, sus antojitos, postres o pan de dulce, entre otros muchas otras delicias.
Es justo y oportuno tener presente este histórico establecimiento ubicado en Tacuba 28, en el corazón del bello Centro Histórico de la ciudad de México, y felicitar el próximo 13 de diciembre a todos quienes ahí laboran, pues son pilares de su éxito y prestigio.
Reciban, pues, un gran abrazo de nuestra parte por tantos méritos y virtudes.
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