ENLACE:
Gabriela se casó muy joven, dejó la preparatoria y se dedicó por completo a su hogar. Ahora tiene 25 años, dos hijos y un marido con quien, confiesa, no es feliz. “Jamás me ha pegado, pero me controla en todo, siempre me pide cuentas sobre lo que gasto y… me hace sentir muy mal”.
La situación que Gabriela y sus hijos padecen es un reflejo de la dominación y control que su esposo ejerce en contra de ella. El abuso económico no es inofensivo, es una agresión que logra asfixiar, desvalorizar, humillar y transgredir el derecho fundamental a la subsistencia que toda mujer debe gozar plena y dignamente.
No sólo los golpes y las agresiones verbales son violencia, también existen otras formas de maltrato contra las mujeres, y una de ellas, que hasta hace poco ha sido considerada como tal, es la violencia económica.
En la violencia económica, el hombre (generalmente) usa el poder económico para provocar un daño a su pareja.
Las víctimas son privadas o tienen muy restringido el manejo del dinero y la administración de los bienes, con lo que se crea una situación de estrés en la familia, relacionado con los ingresos económicos. Del mismo modo, el agresor busca evitar que la mujer tenga acceso a los bienes muebles e inmuebles que por vínculo matrimonial o de hecho ella tiene derecho y le pertenecen. Así, muchas veces el hombre pone los bienes a nombre de otra persona como forma de esconderlos o los retiene de manera arbitraria.
“Las mujeres que se encuentran en esta situación son obligadas a mantenerse dentro de un esquema de conducta muy rígido, mientras no tengan la capacidad de lograr su independencia financiera”, afirma un especialista en el tema.
Solemos caer en la idea de que “el que paga manda”, y esto en la pareja más que ayudar perjudica la relación
Desde los principios de nuestra sociedad machista, el hombre ha sido considerado como el que debe asumir las riendas del hogar, ser el mayor proveedor y el que conseguía el dinero para la casa, mientras la mujer se quedaba en el hogar criando hijos y manteniendo la administración de éste.
Desafortunadamente, más que una fórmula de cooperación para que como familia o pareja se lograran objetivos comunes, estas ideas derivaron en abusos, chantajes y violencia. Muchos hombres usan el poder de un sueldo para dominar a su víctima. Aún ahora, muchos hombres creen que tienen el derecho de darles permiso a sus parejas de trabajar o lo aceptan porque es una entrada económica necesaria para sostener a la familia, pero se sienten incómodos si es ella quien tiene mejor puesto o mayor salario.
La violencia económica es una forma de violencia doméstica, donde el abusador controla todo el caudal que ingresa sin importarle quién lo haya ganado, manipula el dinero, dirige, y es el dueño absoluto de todos los bienes muebles e inmuebles. Es una manifestación del crimen que afecta a numerosas mujeres y hogares. Es un delito que se extiende irremediablemente hacia los hijos de las víctimas.
El agresor puede incidir de dos formas frente a su pareja:
* La primera es que él es el proveedor por excelencia, en la casa no falta nada, el refrigerador lleno, todos los servicios pagados, no se debe nada... pero todo es de él. Controla cada peso, supervisa hasta lo que se gasta la mujer en el salón de belleza, no le da efectivo a su pareja (todo es con tarjeta, pues así vigila y controla los gastos), la vivienda es de él y amenaza con quitarle todo a la mujer y dejarla sin nada, hasta con quedarse con lo hijos, con cualquier pretexto.
* La segunda es todo lo contrario. Es aquel agresor que “vive de su mujer”, pero a pesar de que ella mantiene el hogar, éste se atribuye la postura de manejar todo el patrimonio como si fuera dueño absoluto de todo y, de esa forma, fiscaliza y supervisa todos los gastos, ingresos y demás decisiones alternas. El agresor en estos casos lo hace a veces de una manera muy sutil, siempre dice que no tiene dinero, que tiene que ayudar a su madre, que le robaron la cartera, que se le perdió el dinero, que le bajaron el sueldo (nunca dice cuánto gana), algunos incluso tienen sus cuentas y bienes a nombre de otras personas, se hacen de la vista gorda, pues saben que su pareja no va permitir, por ejemplo, que corten la energía eléctrica, o saquen a los niños de la escuela, etc.
Violencia Económica
Son todas aquellas acciones u omisiones que afectan los legítimos derechos sobre la economía y la subsistencia de las mujeres, a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, en la restricción, limitación y/o negación injustificada para obtener recursos económicos, percepción de un salario menor por igual trabajo, explotación laboral, exigencia de exámenes de no gravidez, así como la discriminación para la promoción laboral.
Las personas agresoras utilizan el dinero como medio para transgredir los derechos de las mujeres. Por ejemplo, se ejerce violencia económica en contra de las mujeres, al negarle el dinero suficiente para que se satisfagan sus necesidades elementales tales como: comer, vestirse, tener actividades de recreación, un lugar digno en donde vivir, tener derecho a una clínica de salud en el momento que sea necesario, hombres que se niegan a proporcionarle una pensión alimenticia, no permitirle trabajar para evitar su autonomía económica, etc. La violencia económica es la segunda que padecen las mujeres, después de la emocional.
Ejemplos:
Algunos comportamientos que le revelan a una mujer que esta viviendo abuso económico son los siguientes: no tiene acceso a una chequera ni tarjetas de crédito. Tiene que dar cuentas de todo lo que gasta. Su pareja es quien controla todos los gastos. No puede participar en las decisiones económicas del hogar y si trabaja, tiene que hacer entrega de su cheque completo a su pareja. El reclamo sobre cómo gastan el dinero, la prohibición para trabajar o estudiar, la acusación de que la pareja se ha gastado el dinero destinado al hogar en otras cosas de menor importancia, la amenaza de no recibir el gasto y que el cónyuge se adueñe de bienes que eran propiedad de ella.
La persona agresora le hace creer a la mujer que sin él, ella no podría ni siquiera comer, limitarla con el dinero, (por lo que muchas veces las mujeres tienen que hacer verdaderas maravillas para que el dinero alcance por lo menos para comer), no reconocerle el trabajo doméstico que realiza en el hogar porque esa actividad se considera su obligación.
La mayoría de las mujeres que trabajan en el espacio público también lo tienen que hacer en el hogar porque el esposo (y ellas) consideran que esas actividades son únicamente responsabilidad de las féminas.
Violencia Patrimonial
Son todas acciones u omisiones que ocasionan daños o menoscabos en los bienes muebles o inmuebles de las mujeres y de su patrimonio; también puede consistir en la sustracción, destrucción, desaparición, ocultamiento o retención de objetos, documentos personales, bienes o valores o recursos económicos, percepción de un salario menor por igual trabajo, explotación laboral, exigencia de exámenes de no embarazo, así como discriminación para la promoción laboral.
Ejemplos:
Este tipo de violencia también se puede ejercer por medio del robo, del fraude y por la destrucción de objetos que pertenecen a la mujer.Algunos de los ejemplos más comunes son: quitarle las herencias recibidas, destruir sus objetos personales (como ropa, joyas, etc.), quitarle su salario, robarle objetos personales o bienes inmuebles, vender sus objetos personales o bienes inmuebles sin su consentimiento, esconderle su correspondencia o documentos personales, etc.
La violencia económica y patrimonial deben ser denunciadas, tal y como se hace con los otros tipos de violencia que afectan nuestra integridad y estabilidad. Las leyes tipifican la violencia económica y patrimonial como un tipo de agresión intrafamiliar… es un maltrato igual que los demás.
Arma de dominación y control
Sin duda, el dinero otorga poder. Cuando en una relación hay tendencia hacia la violencia (del tipo que sea, sexual, psicológica, espiritual, física, etc.), el dinero se convierte en un medio más de opresión hacia la persona que se quiere dominar.
A pesar de los esfuerzos realizados por numerosas organizaciones tendientes a difundir y promover ideas de igualdad y en contra de la discriminación, podemos comprobar que los estereotipos sobre el manejo, control y adquisición de los recursos económicos, siguen existiendo y son respaldados por amplios sectores de la población, pero solo fomentan la dependencia de las mujeres.
Estereotipos predominantes:
* las mujeres son inferiores a los hombres,
* el hombre es el jefe del hogar,
* el hombre tiene derechos de propiedad sobre la mujer y los hijos
* la privacidad del hogar debe prevalecer aún en casos de violencia
Cuando el que paga se siente con derecho a controlar, manipular, mandar, estigmatizar o exigir, están dadas las condiciones para el abuso en cualquiera de sus formas.
Lamentablemente, el control y abuso económico no se detecta a tiempo, es desconocido por la mujer, quien lo descubre cuando se expresa mediante actos de violencia física. La violencia de género se favorece cuando hay dependencia económica, puesto que la mujer se encuentra en desventaja relativa para poder salir de la situación de abuso o buscar, con independencia de recursos, otros horizontes para sí misma y sus hijos.
Es necesario que se reconozcan los derechos económicos de las mujeres, como el trabajo o empleo digno, el acceso a créditos, tierra, tecnología y capacitación para la inserción a la vida productiva, salarios y prestaciones justas, acceso a servicios de comercialización y técnica apropiada, oportunidades de generación de ingresos, y algo muy importante, derecho a que se visibilice y reconozca el trabajo doméstico no remunerado, como un valioso aporte a la economía. Todos ellos son violentados cotidianamente y su impacto en la salud física y mental de las mujeres es altamente nocivo para el desarrollo de cualquier país.
La remuneración desigual por razón de género o edad, la doble y triple jornadas de las mujeres, la falta de trabajo y empleo, los maltratos y acosos en los centros de trabajo, el no pago de las prestaciones por parte de la patronal y la explotación inhumana en fábricas y maquilas, también son expresiones de violencia económica.
Efectos de la dependencia económica
Uno de los efectos que tiene la violencia económica contra la mujer dentro de la familia son las relaciones de dependencia que se establecen entre ella y su proveedor económico. Si además de la violencia económica, la mujer es víctima de violencia sexual o de pareja para ella puede ser más difícil tomar la decisión de denunciar, alejarse o abandonar a su pareja.
La violencia económica, incluso en contextos diferentes al familiar, puede tener serias repercusiones sobre la autoestima y el empoderamiento de las mujeres, lo cual las hace más vulnerables a ser víctimas de otros tipos de violencia.
En los casos en los que los padres no asumen su responsabilidad y las mujeres se ven obligadas a asumir solas el cuidado y mantenimiento de los hijos se está produciendo una reducción en su patrimonio y en la capacidad de satisfacer sus necesidades y las de su familia. Este delito es particularmente preocupante cuando afecta a las mujeres que no tienen empleo ni cuentan con otra fuente de ingresos, ya que las hacen más vulnerables a caer en la pobreza extrema.
Las mujeres económicamente dependientes generan algunos mecanismos en la relación de pareja, que tarde o temprano, crean las condiciones ideológicas para la violencia de género.
Sufren, en mayor grado que otras mujeres, de problemas de autoestima. Es cosa de preguntarle a una mujer que no recibe remuneración independiente, en qué trabaja. A menudo la respuesta será: "No trabajo, yo estoy en casa". Sin entender la gravedad de lo que dice, y sin captar que, con dicha respuesta, está rebajando su propia labor hogareña, al considerarla como si eso no fuera trabajo. Malamente no es un trabajo remunerado, pero es un trabajo que se realiza sin horarios, sin vacaciones, sin límites de tiempo, sin excusas para ausentarse, y siempre con obligaciones y responsabilidades.
Muchas mujeres se convierten en mendigas en sus propios hogares, al tener que estar pidiendo dinero para cubrir las necesidades básicas de la familia. Esto es más cierto en aquellas relaciones donde los varones monopolizan la administración de los recursos.
Frases como "tengo que pedirle permiso a mi marido", "él tiene que tomar la decisión", "la última palabra la tiene mi esposo", etc. No son más que una forma infantil de relación, que a la larga genera daño emocional y dificultad para madurar y crecer como persona.
Algunas no saben manejar cuentas bancarias, hacer inversiones, definir presupuestos a largo plazo, etc., porque los maridos monopolizan dicha función.
Una mujer que no tiene independencia económica está a merced de su verdugo, que sabiendo su vulnerabilidad logra manipularla para ejercer sobre ella el poder que el dinero le otorga.
Test: ¿Sufres de Violencia económica?
1.- ¿Tu pareja te da menos gasto o se desentiende de las cuentas cuando están enojados? (luz, agua, gas, vivienda, despensa)
2.- ¿Tienes que pedirle permiso a tu pareja para comprarte un vestido o unos zapatos?
3.- ¿Él decide como se distribuye el dinero?
4.- ¿Piensa que el dinero que gana es de él y no de los dos?
5.- ¿No tienes idea cuánto gana ni dónde tiene guardado el dinero?
6.- ¿No te da gasto si no tienes sexo con él?
7.- ¿Se ha gastado el dinero que tenían asignado para determinada actividad en otra cosa sin justificación?
8.- ¿Pides prestado porque tu pareja no quiere cubrir algún gasto de la familia?
9.- ¿Controla tus ingresos?
10.- ¿Menosprecia el trabajo que haces en casa?
Evaluación
Respondiste SÍ a más de tres preguntas: ¡¡CUIDADO, tu pareja está ejerciendo violencia económica!!
¿Qué hacer?
Reconocer y admitir la situación
Lamentablemente, muchas mujeres no asocian la violencia doméstica con el abuso económico. Muchas de las víctimas que sufren de este tipo de abuso ni siquiera han escuchado el término.
A menudo es difícil lograr que la mujer haga algo para detener este abuso, porque creen que su problema no es lo suficientemente serio o dañino como para intentar detenerlo.
En la mayoría de los casos, las mujeres permiten la violencia económica porque piensan que no son capaces de salir adelante solas. Muchas veces acaban por creerle a su pareja que nunca lograrán obtener un trabajo, y terminan supeditadas a la autoridad masculina.
Pero esto no tiene por qué ser así. Lo primero que tienen que hacer es valorizarse, creer en ellas mismas y convencerse de que pueden obtener sus propios ingresos.
En el caso de Gabriela, quien dependía completamente de su esposo hasta hace unos meses, sus circunstancias la obligaron a buscar alternativas de trabajo. “He aprendido a cortar el cabello y hacer otras cosas que me han ayudado económicamente. Aunque me falta mucho por hacer, creo que he dado un gran paso y me siento muy contenta por ello”.
Si te identificas con lo antes mencionado, es necesario que te informes de qué está pasando con el dinero en tu hogar, qué deudas tienen, con qué ahorros cuentas, los tipos de seguro que se pagan , entre otras cosas.
Exige participación en las decisiones de dinero, conoce dónde están las copias de todos los papeles financieros importantes. Quizás al principio te resulte complicado, pero después te encantará saber dónde estás parada.
Actualmente existen centros de atención y leyes que apoyan a las víctimas de cualquier tipo de maltrato, pero lo importante es que decidas poner un alto a una situación perjudicial para ti y tu familia. La ayuda está al alcance para defender TUS derechos.
Prevención
La mayoría de los estudios y análisis del tema enseñan que hay que formar una generación nueva, con otra perspectiva no sólo frente al dinero, su adquisición y administración, sino con la forma de interactuar con las parejas.
Una generación que siga creyendo que el dinero lo gana y lo administra el marido, y que la mujer sigue los dictados del varón, simplemente, seguirá creando violencia, dependencia, abuso y lucha de poder. En pocas palabras: el que los varones se sientan proveedores despierta la dominación y el sometimiento, precisamente porque es el sentimiento que genera el saberse dueños absolutos del control.
Animar a las mujeres jóvenes a ser económicamente independientes, es darles herramientas para no caer en el juego de la dependencia emocional que las lleve a ser víctimas de violencia de género. Educar a los varones para entender que una pareja sana comparte la administración de los recursos sin luchas de poder, sino con equidad y equilibrio, es hacerle un favor a la siguiente generación.
Del mismo modo, se necesita generar una cultura donde se vea el trabajo de la mujer como digno y con igualdad, para evitar que sólo se vea como complementario, provocando "la invisibilidad" del trabajo femenino, otorgándole un carácter de menor trascendencia social.
Pensión alimenticia
Cuando un hombre se niega a dar la pensión alimenticia, incumple con un mandato constitucional, pero sobre todo niega un derecho fundamental de las mujeres y de sus hijos.
Esa situación, que por lo general provoca tensión en la relación de los ex cónyuges, es también una forma de violencia hacia la mujer que se deben combatir mediante disposiciones legales que pongan en claro que el cumplimiento de las obligaciones de un padre no está a negociación y, mucho menos, es voluntario.
La pensión alimenticia NO es un favor o una limosna. Es un derecho que todas las mujeres que han dedicado sus vidas al hogar tienen, y es una obligación que deben exigir a quien le corresponde otorgarla. El derecho de toda niña y mujer a vivir sin violencia es fundamental, y la violencia económica es un delito que debe denunciarse y castigarse.
Colofón
Cerremos con otro caso: Sabemos que en una relación destructiva, el objetivo primordial del agresor es minimizar a su víctima hasta colocarla en un deplorable estado de indefensión. Para tales efectos ejerce diversos medios como la humillación, ataques a la autoestima, la violencia sutil (micromachismos), el aislamiento, los celos, la manipulación emocional, la fuerza física, la violencia sexual y el control económico.
Cuando se unen, el hombre comienza encubriendo sus intenciones de dominación con actos "sutiles", logrando convertir a la mujer en dependiente económico y emocional.
Mi vida matrimonial estuvo plagada de controles y sometimientos de todo tipo, especialmente en el aspecto económico. Aún así, permanecí en nombre de un falso amor junto a un sujeto manipulador y asfixiante. Entregué mi vida entera, sacrifiqué necesidades para construir el patrimonio familiar, impulsé al susodicho a superarse cada día en su profesión y en su proyección personal, así como otorgar lujos a los demás. Cuando fui desechada como un plato usado, pude darme cuenta que yo no era dueña de nada (a pesar de tener cosas a mi nombre y de haberme casado bajo el régimen de sociedad conyugal). No era dueña ni siquiera de mi propia vida, pues a pesar de habernos separado, él sigue ejerciendo violencia de todo tipo en contra de mi persona.
Hoy no tengo nada, en cambio, él vive en NUESTRA casa, goza de un trabajo que, en principio, no se atrevía a aceptar por su inseguridad, pero que superó gracias a mi apoyo. Vive rodeado de muebles que compramos con muchos esfuerzos y sacrificios, es más, goza de bienes míos que fueron regalos o herencias familiares. Impidió vilmente que me llevara cosas personales, como ropa, documentos, recuerdos y hasta pretendió adueñarse de mi propia dignidad. Me humilló, me amenazó y me chantajeó para que yo firmara documentos en blanco, así como un alevoso "convenio" previamente elaborado por un "abogado", donde él se apodera de los derechos de los bienes adquiridos dentro del matrimonio. No lo detecté en aquel momento, pero ahora sé que viví violencia emocional, psicológica, física (por los daños causados a mi salud), económica y patrimonial. No obstante, hoy continúo padeciendo agresiones que vulneran mis derechos.
Por decisión unilateral del maltratador en cuestión, no merezco pensión alimenticia ni retribución económica de ninguna especie, ni siquiera merezco recuperar mis cosas personales de las que fui, descaradamente, despojada. Para lograr su objetivo, él se dedica a mover cielo, mar y tierra con el único fin de evadir cualquier obligación legal, pues de las obligaciones morales mejor ni hablar.
Lo lamentable de todo esto es que el sistema de justicia lo ampara:
* Un juez ordenó que yo debía reincorporarme al hogar conyugal hace algunos meses, sin embargo, él lo impidió de forma brutal, pasando por encima de dicho ordenamiento...y la ley lo permitió.
* Existen documentos que avalan que los bienes están a nombre de los dos, que nos casamos bajo el régimen de bienes mancomunados, que dichos bienes fueron adquiridos durante el matrimonio, que el alevoso "convenio" fue firmado en base a amenazas y presión, independientemente de que me desistí de dicho documento dentro del plazo legal. Sin embargo, él decidió que esos bienes eran solamente de su propiedad y, por consiguiente, utilizó todo tipo de recursos para lograr despojarme de todo...y la ley lo permitió.
* El juez ordenó el pago inmediato de pensión alimenticia atrasada, pero él ha decidido que no cubrirá dicho ordenamiento...y la ley lo permite.
* El maltratador juró que me dejaría en la calle, "costara lo que costara"...¿la ley lo permitirá?
La impotencia ante tantos abusos es abrumadora. Dejé a un lado mi carrera profesional para dedicarme por completo a mi hogar durante 18 años, tal y como él me lo pidió. Ahora sé que mis esfuerzos, mis sacrificios y mi entrega absoluta fueron en vano, pues el sujeto nunca ha valido la pena. Mis derechos han sido vulnerados de forma descarada en más de una ocasión, pero estoy convencida que debo seguir luchando para que sean reconocidos y respetados.
A pesar de la indolencia que las autoridades demuestran en muchos casos, es necesario seguir DENUNCIANDO y exigir la atención debida, el respeto a nuestra dignidad e implorar justicia para acabar con la impunidad. La denuncia es imprescindible, aunque parezca inútil. Existen leyes que nos protegen, pero debemos informarnos y exigir que se apliquen.
Es necesario hacer visible todo tipo de agresión, imponiendo decisión, seguridad y valor para reclamar lo que nos corresponde, pero sobre todo, UNA VIDA LIBRE DE TODAS LAS FORMAS DE VIOLENCIA.
Mi intención al compartir esta lamentable experiencia es con el fin de que muchas de ustedes, mujeres maltratadas y sometidas, reaccionen ante los controles abusivos de sujetos sin escrúpulos. Mujeres: ¡¡NO LO PERMITAN!! No se abandonen, no se conviertan en dependientes emocionales ni económicos de nadie...ninguno tipo vale la pena. Sean independientes, fíjense metas, luchen por sus sueños y nunca cesen en su afán de conseguir la autosuficiencia económica, la independencia emocional y la dignidad que merecen.
MUJER:
El control del dinero como arma de poder sobre la vida y muerte de las mujeres debe ser sancionado.
Es necesario y urgente enfatizar que este tipo de violencia no es natural y requiere hacerla visible, denunciarla y luchar para su erradicación.
Basta de transmitir mitos y estereotipos que solo nos han perjudicado: "Yo pago, yo controlo, yo maltrato, yo decido, yo golpeo..." La educación juega un papel fundamental en la formación de un nuevo tipo de relacionamiento, más equitativo, justo y solidario.
Las mujeres no podemos seguir siendo violentadas en ninguna forma. No somos las únicas responsables del cuidado de nuestras familias. Queremos que nuestra labor en el hogar sea reconocida, queremos oportunidades dignas para trabajar y que el trabajo del cuidado familiar, el que garantiza la vida de toda la sociedad, sea valorado social y económicamente.
¡LA VIOLENCIA ECONÓMICA NOS AFECTA...
DENUNCIARLA ES NUESTRO DERECHO!
Comentarios
Excelente artículo, gracias por compartirlo, ya que existen muchas mujeres en situación de violencia que ignoran sus derechos más elementales.
Querida SARA DIEZ
Hola!!!
Es bien difícil cortarse el cordón umbilical –imposible-. Promovemos Las Familias Muégano –siempre pegaditas-. Aunque te cases o salgas de la casa parental hay una posibilidad muy amplia de que te lleven a vivir con tu suegra o demás parientes que siempre van a estar al pendiente de tu devenir diario. No es de extrañar que tu misma pareja te pida que le avises a sus padres si sales o entras, que te acomidas con el quehacer, que rindas cuentas sobre tus actos, no llegues tarde; es más, es posible que ni siquiera tengas llave de la puerta donde vives. Es probable que te pongan custodio para subir a lavar a la azotea y seas objeto de comparación de todo lo bueno o malo que pasa. Es decir, en México te llegas a casar –hasta- con Una Familia de Diez.
“No eres tan inteligente”; “te falta educación”; “eres insegur@”; “eres tímid@”; “no tienes dinero”; “estas fe@”- Los juicios de valor estarán a la orden del día-.
Nuestro corazón a la vez va latiendo en romance y angustia ya que se nos fuerza a ser eternamente niños, adolescentes tardíos. No me digas que no, ¿Cuántas veces no se le endosa al matrimonio que comienza o a los suegros de éstos el cuidado de los chiquitos de la casa, hermanitos, el papel de ama de casa?, ¿Proveedor o de custodio de entenados, etc?. ¿Recuerdas la película Los Beverly De Peralvillo?.
¿Quién Me Va A Dar La Lección De Sabiduría De Hoy?
La libertad termina en frustración y fraude, las mujeres son mucho más capaces que los hombres para todo pero también se complican la vida amorosa más. En algún momento de la relación el más fuerte se convertirá en el entrenador personal de su pareja y lo verá de comodín de esto y aquello. Mientras nos traguemos que la experiencia de vivir solos es siempre hostil y aterradora, el mensaje de la sociedad seguirá siendo el mismo, el matrimonio como umbral de ACEPTACIÓN y la soledad como sinónimo de enfermedad terminal.
“Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia” Paulo Coelho
Somos una sociedad que no abandona y al soltero se le endosan a los abuelitos, el viudo, la hermana dejada, los enfermos, etc. No podemos negar el rotundo apoyo inherente a las relaciones. Muchos solteros se ven en la necesidad de vivir con varios amigos para poder solventar gastos. La convivencia lleva a poner reglas de condóminos. Liberarse de dependencias puede ser una misión imposible. Salimos de casa buscando independencia pero caemos en el reino del revés porque adquirimos un número mayor de responsabilidades. ”Nuestras costumbres vienen con fuerza de ley y La Divina Consorte es a la vez infante, madre, objeto de censura y ama de casa full time. A veces la edad legal no llega nunca”.
¿Cuál es el resultado declarado?
Mientras el amor sea devoción se vuelve obligación
Fue bueno leerte, saludos y besos Fabiola
Parecee que fuera mi auto retrato, aunque yo trabajé por 25 años y actualmente jubilada, recibó una pensión por mi trabajo que no me alcanza ni para una semana porque mi esposo mi manipuló para que hiciera prestamos con la promesa que el los pagaría, sin saber yo que él tenia una amante con la que se gastaba todo el dinero, ahora que tomé la decisión de separarme estoy en pobreza extrema, luchando cada día pod sobrevivir, me sostiene mi fe, porque de nos ser por eso ya me hubiese derrumbado. Se que puedo salir adelante, animo a las mujeres que sufren violencia para que se sacudan el yugo que las mantiene acorraladas.
q mensaje tan cierto yo lo vivi con mi padre,el le controlaba todo a mi madre y a nosotros COMO HIJOS,impresionante,al grado de hasta venderle la leche y de lo que ganaramos tenia mi madre que de ahi sacar lo q ibamos a gastar en la semana, y del otro modo lo vivi con mi esposo muy sutil como dicen pero hacia que yo trabajara como burro y pagar tantisimas cuentas,desgraciadamente uno está tan dañado que y con unas creencias en que debes de aguantar todo, que tanto luchar no me ha llevado ha nada,estoy pagando pagares que le firme de aval,la casa la hipotecO y yo creia que estaba a nombre de los dos y segun esta a nombre de él,igual yo le firme de aval,ahora el esta desaparecido yo sigo pagando esas deudas y del banco me dicen que yo no puedo vender pq esta a nombre de él, y como dice MARTHA DE LA vEGA TANTO DIZQUE LICENCIADOS QUE TE EXPLOTAN, MI PREGUNTA SIGUE SIENDO LA MISMA DONDE PODEMOS ENCONTRAR AYUDA SIN QUE TE SIGAN ESTAFANDO,DONDE DONDE,PQ COMO SIEMPRE LO DIGO PALABRAS, MENSAJES,TANTO ESCRITO PERO LA REALIDAD ES QUE LAS MUJERES QUE VIVIMOS EN TANTA VIOLENCIA NO ENCONTTRAMOS UNA PUERTA DE AYUDA PARA ENFRENTAR TANTO PQ A VECES GANAS MAS PERDIENDO TODO QUE SEGUIR MANTENIENDO A LICENCIADOS ARAGANES,,GRACIAS
pensar que así viví mas de 20 años y si creí que no sabia manejar el dinero es lo mas espantoso nunca supe que es violencia me separe primero me daba y un día se enojo y dejo de darme
Ufff, la violencia ecónomica es una de la más arraigada en nuestra sociedad, y que las mujeres ocutan con mayor frecuencia. Excelente artículo!! y mujeres a denunciar y a autoindependizarse!!
Saludos!!