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Hace no mucho tiempo empezaron a funcionar unos vuelos comerciales que a decir verdad suenan increíbles, baratos, adecuados (tienen lo mínimo indispensable para llegar de un destino a otro)  concluyendo que, un boleto de camión puede salir inclusive más caro que el propio vuelo.

Pues bien la última vez que tuve la oportunidad de hacer un viaje lo hice de ésta manera, mi primera inconformidad fue ¿porqué tenía que limitar mi equipaje si necesitaba un cambio diferente por día, por 15 días para ser exacta, así que con todo y la molestia, soberbia, egolatría pura, me vi en la necesidad de descartar varios cambio de ropa y llevar lo estrictamente necesario, mi presupuesto así lo demandaba, así que deseché mis egos  y mis falsas caretas, llevando lo esencial, que no pasara de cierto número de kilos de carga en la maleta, por supuesto mi malestar me acompañaba desde el momento de partir, así que mi acompañante fiel “el enojo”, me subí al avión pensando seré un eterno retrato los próximos días….y bla, bla, bla.

Cuando aterrizamos yo había reacomodado el limitado equipaje de diferentes opciones para no  verme tan igual cada día, en cuanto me reencontré con extraordinarias amistades sintiendo su cálida BIENVENIDA, escuche todas y cada una de las actividades que ya tenían preparadas para disfrutar de 15 cortos días olvidándome casi imperceptiblemente de lo que unos minutos antes me agobiaba, el mensaje  fue que NO NECESITE nada, más que las gratas compañías, los solidarios abrazos, los inmejorables reencuentros, las amistades sinceras, la cercanía física de familiares entrañables, en fin podría mencionar un cúmulo de adjetivos hermosos por cada segundo de cálida convivencia.

Ahora reflexiono y pienso que, lo que necesitamos para sentir las cargas menos incómodas es y será: Debemos VIAJAR por la VIDA de manera liviana, después de todo lo único que necesitamos para sentirnos felices y plenos es el diario respirar y la ACTITUD renovada de cada amanecer, esto hará sin lugar a dudas que a pesar de portar las mismas sandalias lo importante verdaderamente es y será las riquezas del corazón.

 Así que ahora pensemos que nuestra vida debe ser un riel que, de ninguna manera permita equipajes sobrecargados (NO tristezas,  venganzas, envidias, chismes,  no malos pensamientos ni actitudes negativas) Simplemente viajando con lo mínimo indispensable, descubrirás que sin tanto peso, el andar es más placentero, tendrás la oportunidad de disfrutar tu paso por esta vida y sobre todo poder apoyar a quien por cargar de “todo un poco” ha hecho que su maleta sea pesada y poco placentera.

Hoy te quiero compartir una frase de la Madre Teresa de Calcuta:

“No permitas jamás que alguien venga a TI y se aleje sin ser mejor y más FELIZ”

Dios aligere tu equipaje hoy, mañana y para siempre!!!

Hasta el próximo martes.