VERSOS INÚTILES DEL CUERPO
Todo es suerte y azar el juego amoroso
La realidad es sorda y ciega como mis antojos
Ya no hay fuego ni espuma bajo el edredón de seda
Tus ojos se divierten jugueteando a las llamaradas nudistas
Tu alma se desengaña brincando del bien al mal
Me entregas la canción limpia de tu piel, sin ruegos
Se esfuma la magia del edén amoroso, para jamás volver
Mudo es el reproche del llanto cuando el alma se apaga
Se desgaja el cuerpo aridecido por un extraño misterio
Mi espíritu se fuga al olvido, sin lágrimas ni despedidas
Dejo pedazos de mi alma en algunos versos, estrofas y poemas
Zumbará el eco de su música como moscas del cementerio
La adversidad de la pasión insana del mal me acosa
La incredulidad me defiende de las mentiras de otras liras
No me comprenden las espinas del alma de la mujer que amo
Es invisible el mal del odio que envenena a mi existencia
La misericordia me quiere vencido a los suspiros de tu corazón
Soy feliz inspirándome con el fragor de los gritos de la soledad
Son inútiles los versos de las reminiscencias sepias de las fatigas
Me inspira una flor marchita, una carroña, el recuerdo de un polvo
Me divierto mientras llega la muerte y me silencio para jamás volver
Héctor Cediel 2011-02-09
SE SILENCIO LA MAGIA DE TU PIEL
Tu cáliz está repleto con ilusiones
El placer ruge como una playa al sol
Tu corazón se columpia entre el dolor y el gozo
Me siento crucificado y aspiro a una pequeña muerte
Jamás comprendí a las razones de mi infortunio
Las lágrimas exangües del plenilunio me alunan
Es errado el camino del destino de mi alma
Es profundo el acento del azul de tu alma
Mi espíritu pensativo busca un rincón para meditar
Es plácida la castidad de los pechos que me despiertan
El preludio depende del perfume milagroso de tu cuerpo
Dejemos que se columpien las alegres sombras
con la desafiante agonía y la furia atrevida
Vivamos noches tormentosas, sin la pasión de las palmeras
Soñemos con las estrofas de las maltratadoras fogosidades
¿Para qué sirve la virtud o el pecado, cuando se apaga el vaivén?
Siempre diré que te quiero, para no olvidarte nunca
Me acongoja recordar a las razones que me desencantaron
No se puede devolver la película ni el fuego de la aventura
Gozamos de la magia y de la fantasía de muchas noches
de la claridad de los sueños y del hambre de la piel
Se silencio tu ternura y el bálsamo dulce de tu cariño
Héctor Cediel 2011-02-09
LA VISIÓN DE TUS RECUERDOS
Tu orgullo borró la senda
Ya no hay poesía ni armonía
Vivo el canto de la agonía
Bendita sea tu indiferencia
Me inquietan las quimeras de los errores
He descendido a donde florece el dolor
Maldito sea el vinagre y la hiel de tus palabras
Nunca pude descifrar a tus absurdas inseguridades
A pesar del sufrimiento ¡sé que jamás te olvidaré!
Fui loco, inseguro y vagabundo como muchos viajeros
Pensé que la vida podía ser azul y verde como el mar
Caminé anhelando y soñando un sitio que jamás encontré
Sólo se ama una vez
Las otras son ilusiones pasajeras
así el amor nunca envejezca
Te espero. No importa dónde ni cuándo
Eres el canto y el abrigo para soportar el invierno
La lánguida pradera que recorreré descanso
Retornemos a la época feliz de los te amos
Revivamos los arpegios del demencial idilio
Rescatemos el fulgor que borra a las cicatrices
Héctor Cediel 2011-02-09
QUE DIOS TE PROTEJA
Se dilatan las pupilas de la pletórica esfinge
Recuerdo cuando hablamos de amor en el jardín
Fingías mi nombre cuando retozaban tus suspiros
El virus mortal de las penas se ensaña con nuestras almas
Sollozan las pupilas del cariño que soñamos
y nos consolamos con la esencia de los recuerdos
El amor brota de las ilusiones fugaces
nos abruma con desesperanzas y penas
Se hace espuma la bruma olorosa de la vida
Cuando florecen los sueños
Se pueden contar muchas historias
¿Cómo se penetra el alma,
de una mujer hermosa?
Que bella te ves cuando estás dormida
¡Cuántas inquietudes me atormentan,
y no sé cómo protegerte de las infamias murtes!
Me tiendo para que no camines sobre espinas
Le arrancó al sol sus rayos para que no te lastimen
No sé cómo protegerte de los duelos y de los peligros
Héctor Cediel 2011-02-09
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