VERSOS INÚTILES DEL CUERPO y tres poemas más

VERSOS INÚTILES DEL CUERPO

 

Todo es suerte y azar el juego amoroso

La realidad es sorda y ciega como mis antojos

Ya no hay fuego ni espuma bajo el edredón de seda

 

Tus ojos se divierten jugueteando a las llamaradas nudistas

Tu alma se desengaña brincando del bien  al mal

Me entregas la canción limpia de tu piel, sin ruegos

 

Se esfuma la magia del edén amoroso, para jamás volver

Mudo es el reproche del llanto cuando el alma se apaga

Se desgaja el cuerpo aridecido por un extraño misterio

 

Mi espíritu se fuga al olvido, sin lágrimas ni despedidas

Dejo pedazos de mi alma en algunos versos, estrofas y poemas

Zumbará el eco de su música como moscas del cementerio

 

La adversidad de la pasión insana del mal me acosa

La incredulidad me defiende de las mentiras de otras liras

No me comprenden las espinas del alma de la mujer que amo

 

Es invisible el mal del odio que envenena a mi existencia

La misericordia me quiere vencido a los suspiros de tu corazón

Soy feliz inspirándome con el fragor de los gritos de la soledad

 

Son inútiles los versos de las reminiscencias sepias de las fatigas

Me inspira una flor marchita, una carroña, el recuerdo de un polvo

Me divierto mientras llega la muerte y me silencio para jamás volver

 

Héctor Cediel 2011-02-09

 

SE SILENCIO LA MAGIA DE TU PIEL

 

Tu cáliz está repleto con ilusiones

El placer ruge como una playa al sol

Tu corazón se columpia entre el dolor y el gozo

Me siento crucificado y aspiro a una pequeña muerte

 

Jamás comprendí a las razones de mi infortunio

Las lágrimas exangües del plenilunio me alunan

Es errado el camino del destino de mi alma

 

Es profundo el acento del azul de tu alma

Mi espíritu pensativo busca un rincón para meditar

Es plácida la castidad de los pechos que me despiertan

 

El preludio depende del perfume milagroso de tu cuerpo

Dejemos que se columpien las alegres sombras

con la desafiante agonía y la furia atrevida

 

Vivamos noches tormentosas, sin la pasión de las palmeras

Soñemos con las estrofas de las maltratadoras fogosidades

¿Para qué sirve la virtud o el pecado, cuando se apaga el vaivén?

 

Siempre diré que te quiero, para no olvidarte nunca

Me acongoja recordar a las razones que me desencantaron

No se puede devolver la película ni el fuego de la aventura

 

Gozamos de la magia y de la fantasía de muchas noches

de la claridad de los sueños y del hambre de la piel

Se silencio tu ternura y el bálsamo dulce de tu cariño

 

Héctor Cediel 2011-02-09

 

LA VISIÓN DE TUS RECUERDOS

 

Tu orgullo borró la senda

Ya no hay poesía ni armonía

Vivo el canto de la agonía

 

Bendita sea tu indiferencia

Me inquietan las quimeras de los errores

He descendido a donde florece el dolor

 

Maldito sea el vinagre y la hiel de tus palabras

Nunca pude descifrar a tus absurdas inseguridades

A pesar del sufrimiento ¡sé que jamás te olvidaré!

 

Fui loco, inseguro y vagabundo como muchos viajeros

Pensé que la vida podía ser azul y verde como el mar

Caminé anhelando y soñando un sitio que jamás encontré

 

Sólo se ama una vez

Las otras son ilusiones pasajeras

así el amor nunca envejezca

 

Te espero. No importa dónde ni cuándo

Eres el canto y el abrigo para soportar el invierno

La lánguida pradera que recorreré descanso

 

Retornemos a la época feliz de los te amos

Revivamos los arpegios del demencial idilio

Rescatemos el fulgor que borra a las cicatrices

 

Héctor Cediel 2011-02-09

 

QUE DIOS TE PROTEJA

 

Se dilatan las pupilas de la pletórica esfinge

Recuerdo cuando hablamos de amor en el jardín

Fingías mi nombre cuando retozaban tus suspiros

 

El virus mortal de las penas se ensaña con nuestras almas

Sollozan las pupilas del cariño que soñamos

y nos consolamos con la esencia de los recuerdos

 

El amor brota de las ilusiones fugaces

nos abruma con desesperanzas y penas

Se hace espuma la bruma olorosa de la vida

 

Cuando florecen los sueños

Se pueden contar muchas historias

¿Cómo se penetra el alma,

de una mujer hermosa?

 

Que bella te ves cuando estás dormida

¡Cuántas inquietudes me atormentan,

y no sé cómo protegerte de las infamias murtes!

 

Me tiendo para que no camines sobre espinas

Le arrancó al sol sus rayos para que no te lastimen

No sé cómo protegerte de los duelos y de los peligros

 

Héctor Cediel 2011-02-09

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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