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Una nunca debe desistir, en verdad que los sueños se convierten en realidad, a veces tardan un poco pero al final están ahí si una tiene la valentía de ir por ellos.

Hace 22 años visité por primera vez Verona, Italia. Una amiga mexicana se caso con un italiano y tuvo a bien mudarse a esta pequeña pero maravillosa ciudad. Paseando por las calles del centro vi un monumento espectacular, l’Arena di Verona, un pequeño coliseo, claro comparado con el de Roma, pero de belleza espectacular, Gloria mi amiga, me contó que cada año se realiza un festival de ópera. Desde ahí nació el gran deseo de asistir. Volvi a regresar hace 15 años pero no era tiempo del festival cosa que me dio una gran tristeza. Pero no hay plazo que no se cumpla dicen por ahí y el pasado 31 de agosto llegó el gran día y a pesar de que el clima no coopero del todo, se soltó una tormenta por la tarde que amenazaba con la cancelación del evento. Como buena bruja me di a la tarea de hacer uno de mis rituales para detenerla y le pedí ayuda a mis otras colegas. La cosa es que cierto o no lo del cuchillo en la tierra, ¡funcionó!

Cualquier persona que sea amante del arte y de la ópera no debe perderse este espectáculo de primera categoría, que noche mas espectacular con la luna azul de testigo, cantantes y bailarines excepcionales, un escenario maravilloso, que más se puede pedir. Bien valió la pena esperar 22 años, fue el momento preciso, con la compañía adecuada, en la noche perfecta y con una la historia de Carmen.

Una nunca sabe cuando el universo esta listo para entregar el pedido así que más vale dejar los sueños a que se cocinen en su momento porque seguro será el mejor manjar que hayamos probado.