¡VAMOS AL CHOPO!

Una de las más emotivas experiencias cuando llegué a la ciudad de México, procedente de mi tierra natal, Monterrey, allá por los años sesentas, fue conocer el legendario “Museo del Chopo”.Se trataba de esa visita imprescindible tanto para capitalinos como fuereños y hasta diría yo, de una muy gustosa obligación.Desde luego, era muy joven y apenas daba mis primeros pasos en las artes plásticas, por lo que en esa ocasión acudí como uno de tantos visitantes, bajo la especial fascinación que ejercía sobre nosotros, bien sea por las sorpresas que nos deparaba en su interior, como por su estructura única y original, visto desde fuera.Tiempo después, supimos que el famoso dinosaurio que albergaba en la mera entrada, galopó en su momento hacia el “Museo de Historia Natural” en Chapultepec, para convertirse el lugar con el tiempo en el “Museo Universitario del Chopo” ya perteneciente a la UNAM.Pero mi mayor acercamiento con este recinto se dio a través de mí querida y talentosa amiga, actual directora Alma Rosa Jiménez, donde he participado en diversos actos y convocatorias dentro de sus imaginativos programas.Así, tuve la osadía de aceptar una cálida invitación de su parte para crear — ¡Imagínense ustedes—! un papalote que como comprenderán debía tener mi sello, por lo que estaba pletórico de manzanas, el fruto más emblemático de nuestra civilización, con uno que otro poema inscrito, buscando también que simbólicamente volara la poesía.Recuerdo al igual, aquella convocatoria que se nos emitió a pintoras y pintores para participar artísticamente en lo individual, a la vez que en una convivencia fraternal pintando colectivamente.Otra ocasión, que también tengo muy presente, fue la presentación exclusiva del proyecto de remodelación del propio museo, tan funcional como creativo, que estoy cierta muy pronto constataremos ya en la realidad e inclusive con positivas repercusiones a nivel internacional.De lo que no llevo cuenta como ustedes comprenderán es la infinitud de eventos a los que he asistido, desde conferencias hasta conciertos, con la mística Del Chopo siempre a la vanguardia, la experimentación y la avanzada cultural.Y como suele decirse, “ahora sí con esta me despido con esta” pues hasta me unen ya lazos sentimentales con el Chopo: pues mi compañero Alejandro Ordorica nació en el barrio de Santa María La Ribera, de lo cual se siente muy orgulloso y me lo ha trasmitido e igual de que perduren estos símbolos en la colonia, entre ellos muy especialmente el Museo del Chopo, el primero que conoció en su vida, apenas siendo un niño de escasamente 4 años.Y algún día espero que sea muy pronto, tenga el privilegio de presentar ahí obra de mi autoría, en especial la más reciente producción de óleos sobre láminas que embonarían mágicamente con esa férrea edificación, tan audaz y deslumbrante del Museo del Chopo. Es más, de hecho significaría para mí rendirle tributo a un recinto lleno de historia, arte, creatividad… y que de verdad valoro y quiero entrañablemente.Martha Chapa
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Comentarios

  • Parece mentira que habiendo tantos lugares hermosos dentro de nuestra hermosa ciudad de mexico, yo no haya tenido la oportunidad de asitir a ese museo y mira que desde pequeña me lleavron a un sin fin de mueseos y lugares interesantes pero ese nooo y eso que en muchas ocasiones me han comentado, me han invitado o simplemente he escuchado su nombre...pero no lo conozcooooooo
    Prometo asitir y darme la oportunidad de esatr ahi...
    Ya comentare mi experiencia
    Adriana
  • Gracias por la recomentacion, te falto añadir la direccion para asistir
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