Por Angelina Sánchez-Vilchis
¿Por qué hablamos de los pecados capitales en vacaciones? Porque debemos estar conscientes de que existen y de que viven en nosotros, quisimos hablar de ellos en esta época de renovación (Pascua, y continuando con la columna de la semana pasada) porque en la medida que nos dejemos llevar por ellos nuestra vida se verá mermada por lo que no nos dejan renovarnos ni nos invitan a la reflexión de ser mejores, al contrario.
Los pecados capitales, son los vicios más comunes del hombre según el cristianismo católico. Los siete pecados capitales son una clasificación de los vicios mencionados en las primeras enseñanzas del cristianismo y el catolicismo para educar a sus seguidores acerca de la moral cristiana.
Comenzando a principios del siglo XIV, la popularidad de los siete pecados capitales como tema entre los artistas europeos de la época finalmente ayudó a integrarlos en muchas áreas de la cultura y conciencia cristiana a través del mundo.
Estos “pecados” aparecieron enlistados en el mismo orden que utilizó el papa romano san Gregorio Magno (circa 540-604) en el siglo VI. Más tarde, el poeta Dante Alighieri utilizó el mismo orden en su obra La Divina Comedia (c. 1308-1321).
La identificación y definición de los siete pecados capitales a través de su historia ha sido un proceso fluido y, como es común con muchos aspectos de la religión, la idea de lo que cada uno de estos pecados envuelve ha evolucionado con el tiempo. Este proceso ha sido auxiliado por el hecho de que se hace referencia a ellos de una manera incoherente o codificada en la Biblia y como resultado, se han consultado otros trabajos literarios o eclesiásticos para conseguir definiciones de los pecados capitales.
En el año 2008 el Vaticano publicó una actualización del concepto, agregando nuevos «pecados capitales» con una atención especial hacia el llamado pecado social.
Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a San Juan Casiano y a san Gregorio Magno (Mor. 31, 45). Son llamados capitales porque generan otros vicios. Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, y la pereza.
El término «capital» no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados. De acuerdo a santo Tomás de Aquino (II-II:153:4):
“Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal. […] Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada”. Tomás de Aquino
La Iglesia católica romana reconoce siete virtudes que forman parte del catecismo; (que corresponden a cada pecado capital). Y que lo desvanecen según sea el caso.
Ante Soberbia- Humildad, ante Avaricia-Generosidad, ante Lujuria-Castidad, ante Ira-Paciencia, ante Gula-Templanza, ante Envidia-Caridad y ante Pereza-Diligencia
Si bien estas son la virtudes que hacen pequeños a los pecados, tenemos que permitirles la entrada a nuestro corazón para poder vencer la banalidad de tan insignificantes sentimientos que lo único que hacen no es engrandecernos como personas sino cada vez empobrecen la calidad de nuestras acciones. Apliquemos pues esta sabiduría que nos da la historia para renovarnos, hoy es el tiempo.
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Comentarios
GRACIAS POR COMPARTIRLO, ES HORA DE CAMBIAR ¡¡¡¡¡¡¡
DESECHEMOS LOS PECADOS, TENGAMOS VIRTUDES.
Wow. Como siempre tus doctas aportaciones enriquecen mi espíritu. Gracias, hoy soy un poco más sabio que ayer. Felicidades