Publicado por Martha Chapa el 9 de Febrero de 2011 a las 9:43am
Una librería menosMartha ChapaUna triste estadística que conocemos desde hace varias décadas es que en México hay más cantinas que librerías.Cómo no recordar esas referencias de antaño, con frecuencia aún vigentes, que señalaban el hecho de que casi en cada esquina había una pulquería o una cantina, mientras que para localizar una librería o una biblioteca había que recorrer kilómetros.La situación actual, aunque menos desalentadora que la del pasado, no deja de ser preocupante, pues de acuerdo con el Atlas de infraestructura y patrimonio cultural de México 2010 hay poco más de 1 500 librerías en el país, es decir, aproximadamente una por cada 70 000 habitantes. Esto revela, desde el punto de vista cuantitativo, una desproporción, y en términos cualitativos, una grave negligencia y una desatención a la población en general.Viene a propósito este tema por la lamentable noticia del cierre de la Librería Elena Poniatowska Amor, inaugurada hace menos de seis años en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México. Ubicada en la avenida Chimalhuacán, en un lugar conocido como El Castillito, esta librería se inauguró en mayo de 2005 con una oferta inicial de 10 000 libros, volumen que, se esperaba, iría creciendo. Los planes de expansión incluían establecer una cafetería para que los asistentes pudieran disfrutar de la lectura mientras saboreaban una buena taza de aromático café, así como organizar conferencias, presentaciones de libros, teatro guiñol y diversas actividades para fomentar la lectura entre los habitantes de ese municipio mexiquense, en especial niños y jóvenes.La Librería Elena Poniatowska Amor formaba parte de la cadena de establecimientos que en una muy loable tarea ha ido extendiendo desde hace algunos años el Fondo de Cultura Económica en su afán de abrir más espacios para la distribución y venta de libros, no sólo los que llevan su prestigioso sello, sino de muchas otras casas editoriales.En el desventajoso contexto nacional que comentamos líneas atrás, la noticia de la desaparición de cualquier librería provoca enojo y desaliento. Pero el cierre de este establecimiento en particular genera aún más inquietud, pues fue la primera librería municipal instalada por el Fondo de Cultura Económica y la única de esa noble institución establecida en el Estado de México. Sobre todo, provoca desazón que se pierda esta librería enclavada en una parte de la zona metropolitana que ha sido sinónimo de marginación social, pobreza, violencia y bajos niveles de educación.Aun cuando, según aseguran las autoridades municipales, la medida será temporal, el hecho evidencia falta de planeación e incapacidad operativa. La información que se ha difundido señala que la librería, que era manejada por la administración municipal y recibía los libros a consignación, no era negocio para ninguna de las partes, por lo que ahora se convirtió en sala de exposiciones.Lo peor de todo es que hay un trasfondo de controversia entre las propias autoridades culturales del municipio mexiquense y la Gerencia Comercial del Fondo, pues más parece un juego de ping-pong con reproches mutuos, soterrados o abiertos, en lugar de que se hubieran esforzado por establecer acuerdos de responsabilidad común para emprender campañas de promoción local, no sólo para evitar el cierre del local –temporal o definitivo–, sino para lograr la multiplicación de las ventas y, sobre todo, para fomentar el hábito de la lectura en ese municipio, y en general en el Estado de México, entidad que a pesar de su gran tamaño tiene sólo 107 librerías, según registra el mencionado Atlas.También trascendió que en la Delegación Iztapalapa del Distrito Federal, tras programarse la apertura de una librería más dentro del sistema del Fondo de Cultura, han podido más las diferencias y complicaciones entre funcionarios que la voluntad común de las instancias correspondientes para contar con un establecimiento que contribuya a estimular la lectura y a alcanzar un mayor grado educativo en la zona. Una meta ideal que desde luego parece inalcanzable a corto plazo, sobre todo por la escasez de recursos institucionales destinados al rubro de la promoción y difusión de la cultura y, peor aún, por las ineptitudes de los funcionarios de niveles intermedios que deberían tener capacidad de resolución en este tipo de cuestiones.Por fortuna, a la cabeza del Fondo de Cultura Económica está Joaquín Díez-Canedo, un hombre que sabe de libros y los defiende en todos los frentes, de tal manera que confiamos que se trate sólo de un escollo que no han podido resolver los responsables de operar la red. Esperamos, por ello, que pronto no sólo se reabrirá la librería Elena Poniatowska Amor en Netzahualcóyotl, sino que también se inaugurará la correspondiente a Iztapalapa, y que –seamos optimistas– su red crezca todavía más. Que así sea.e mail: enlachapa@prodigy.net.mxwww.marthachapa.net
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Gracias a nuestros Gobierno, éste y los de antes y de los de antes....el proyecto educacion en México, no sirvió. Esto es uno se los resultados. Tenemos que luchar por la educación, es la única salida que tiene México. Sinceramente Dios se apiade de los mexicanos.
Mi más profunda admiración Sra. es un ejemplo a seguir, un ejemplo de esos que tanto necesita este país.
Martha: Hasta hace un año trabajé en la Editorial Alfaomega y su Presidente que era mi jefe algún día me comentó lo que escribes en tu artículo "hay más cantinas que librerías". Qué triste ver a mi país sumido en la violencia e ignorancia, ojalá tú y Elena Poniatowska que son tan conocidas a nivel mundial hicieran una campaña para promover la lectura para la gente a todo nivel.
Te admiro Martha y gracias por esas pinturas, esos libros de cocina, por ser tú,
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Gracias a nuestros Gobierno, éste y los de antes y de los de antes....el proyecto educacion en México, no sirvió. Esto es uno se los resultados. Tenemos que luchar por la educación, es la única salida que tiene México. Sinceramente Dios se apiade de los mexicanos.
Mi más profunda admiración Sra. es un ejemplo a seguir, un ejemplo de esos que tanto necesita este país.
Martha: Hasta hace un año trabajé en la Editorial Alfaomega y su Presidente que era mi jefe algún día me comentó lo que escribes en tu artículo "hay más cantinas que librerías". Qué triste ver a mi país sumido en la violencia e ignorancia, ojalá tú y Elena Poniatowska que son tan conocidas a nivel mundial hicieran una campaña para promover la lectura para la gente a todo nivel.
Te admiro Martha y gracias por esas pinturas, esos libros de cocina, por ser tú,
Recibe un abrazo con toda mi admiración.
Marianah