UN COACH EN CASA… ¿Y TAMBIÉN EN EL TRABAJO?

Cada vez se escucha más hablar sobre el coaching, pero sigue habiendo dudas en cuanto a la metodología y a los ámbitos de acción que aborda un coach. Hoy hablaremos del coach personal o de vida y del coach ejecutivo.

Un coach de vida es un acompañante que ayuda a la persona a transitar de su situación actual al punto que desea alcanzar. A través de las técnicas que emplea, ese deseo se transforma en una estrategia formal de cambio que se rige por un objetivo de mejora en cualquiera de las áreas de su vida. Es un trabajo que se traduce en una relación de confianza, a través de la cual, el coach detecta las creencias limitantes de su cliente (coachee) y lo sensibiliza para cuestionarlas y decidir si con esos esquemas de pensamiento es posible avanzar; también brinda motivación constante para que el coachee descubra su potencial, crea en si mismo y aproveche sus talentos, para el cambio en el que tanto ha pensado en el pasado. Otra característica fundamental, es que el coach es promotor de aprendizajes, por lo que fomenta en su acompañado la metacognición, lo que implica cobrar conciencia de lo que se sabe, se piensa y se hace para facilitar la incorporación de nuevos paradigmas que lo conduzcan al éxito. ¿Éxito en qué?, en lo que éste decida: su cuidado personal, su visión del dinero, sus relaciones interpersonales, su vida laboral, entre muchas posibilidades.

En otro contexto, el coach ejecutivo también acompaña pero a los directivos o líderes organizacionales, a los equipos de trabajo, a los miembros de cada área funcional y a la organización en su conjunto. En este caso, el objetivo se relaciona con elevar la productividad, afianzar la identidad corporativa, elevar la satisfacción laboral, generar equipos de alto desempeño…tan solo por mencionar algunas de las tareas que se le encomiendan. Las técnicas están basadas también en la conversación, sin embargo, es posible que sea la empresa la que cubra el costo de las sesiones y los empleados quienes reciban el acompañamiento, por lo que se hablaría de un “patrocinador” del proceso. En este caso, hay que tener cuidado con el manejo de la información, porque el coach debe garantizar absoluta confidencialidad acerca de la información que surja en las intervenciones; así que, los reportes que se proporcionen al patrocinador deberán contener los avances generales del proceso y no de los detalles de las sesiones, en apego estricto a un comportamiento ético, que es parte del perfil del coach.

Algunas de las herramientas en las que se apoya el coach son: Inteligencia Emocional, Programación Neurolingüística, asertividad, mindfulness (atención plena), focusing (experiencia corporalmente sentida) y otras más.

Saber la forma de trabajo de un coach, permite distinguir entre este tipo de apoyo y otras estrategias de intervención personal (como la terapia)  o empresarial (como la asesoría, mentoring, capacitación y consultoría).

Antes de que decidas qué tipo de profesional habrá de impulsar tu desarrollo humano o profesional, investiga cuidadosamente cuál es la metodología de cada uno de ellos, para que selecciones a aquél que consideres que puede brindarte la ayuda que requieres para elevar tu calidad de vida.

Si tienes cualquier duda, escríbeme: gabycruzcoach@gmail.com

 

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