Durante muchos años, se puso de moda usar como despedida la palabra ¡cuídate! a manera de amoroso mandato, que indicaba cuanto nos preocupa el bienestar de las personas que amamos y que están alrededor. Cuando el COVID19 apareció en nuestro entorno como una realidad inevitable y de incierto manejo, empezamos a escuchar el CUIDATE, de una manera más contundente y más convincente y aprendimos tres reglas fundamentales: mantén la sana distancia, lávate las manos y usa el cubrebocas. Pensamos que pasaría pronto y con menos destrozos que los que tenemos. La realidad nos ha hecho ver que no es así. El periodo se ha alargado y hemos pasado por muchas experiencias, algunas muy dolorosas. Entre las que más me conmueven, está la tristeza que me da pensar en los niños y las niñas sin escuela, detrás de una computadora o un televisor siguiendo unas clases y aprendiendo de una manera muy alejada de lo maravilloso que es compartir clases y juegos en una escuela a la que diariamente asistes para vivir una de las épocas más bellas de la vida de las personas. Y la otra es pensar en todas las mujeres de este país y del mundo entero que se tienen que desdoblar en mil pedazos para atender muchas más tareas que las que tenían antes, pues también toca hoy desempeñarse como maestras.
Soy sobreviviente del covid, estuve 8 días en el hospital y tuve que seguir un tratamiento que incluyó medicamentos fuertes y varios días de oxígeno. Tengo el privilegio de haber salido de esa experiencia y haber recuperado la salud sin padecer secuelas. Mientras estaba en el Centro de atención Covid 19 Banamex bajo los intensos y maravillosos cuidados de todo el personal médico que atiende ese centro con calidad de excelencia, aprendí mucho sobre esta pandemia que nos tiene tan sometidos a experiencias que nunca imaginamos, sobre todo la de perder a tantas personas en tan poco tiempo y de una manera tan increíble como lo hemos visto. Pero sobre todo en esos momentos, compartiendo la experiencia con muchas mujeres y hombres que pasaban por lo mismo, aprendí y valoré el significado de la palabra cuídate.
Para las mujeres de este país, por la educación que hemos recibido de poner a los demás antes que a nosotras mismas, cuidar es algo muy conocido y practicado. Pero hoy me pregunto cuanto cuidan las mujeres de ellas mismas. Cuanto se protegen y cuanto se animan a inculcar en cada uno de sus familiares, en todas las personas que las rodean, que cuidar es un arte y que el óptimo cuidado depende de cada quién y que implica ser responsable de la propia vida, de la propia salud y del propio bienestar. Hoy no bastan las recomendaciones del inicio. Hace falta descansar, hacer ejercicio, aunque sea un poco, caminar todos los días, aprender a respirar para fortalecer los pulmones, alimentarse bien, con frutas y verduras. Dejar el azúcar y tomar mucha agua. Hemos aprendido que el virus nos llega a todos y todas y cuidarse también implica aprender a reconocerlo desde los primeros síntomas, aunque sean ligeros. Si pierdes el olor y el sabor, es covid; si te duele la cabeza y la garganta, es covid; si te cansas más de lo normal, es covid; si se te va el apetito es covid; si no duermes bien, es covid. Confundir y no hacerle caso, puede ser fatal. Atenderlo en el inicio es lo que hace la diferencia entre la gravedad y salvar la vida.
Por favor, cuida tu salud y ayuda a cuidar la de quienes te rodean, esto pasará y cuando la tormenta termine queremos estar todos y todas. Hay que recordar estas palabras: tu cuerpo es tuyo y tu salud también y nadie lo puede proteger mejor que tú. Quédate en casa, disfruta el resguardo y sigue las medidas que ya conoces muy bien. Cuidarte es hoy la tarea más importante y enseñar a las demás personas el valor de este Arte de vida.
Escribo todo esto, conmovida y agradecida, recordando a quienes me cuidaron en el Centro Banamex, a quienes hoy cuidan y atienden en todos los hospitales y a quienes estuvieron desde la amistad y el amor, cerca de mí.
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