Marisol, divorciada desde hace 5 años, con dos hijos relativamente pequeños, 13 y 7 años, apenas empieza el día ya está cansada, cansada de la rutina, cansada del día a día, cansada de estar sola, cansada de llevar a cuestas toda la responsabilidad de la casa, cansada de que su salario sea prácticamente con el único que sostiene al hogar. Desde muy temprano se levantar, hace el lunch de los niños, los despierta, les dá de desayunar y alista para que vayan a la escuela y ella se arregla para ir al trabajo. Los llevar a la escuela, ella al trabajo, trabaja todo un día y sus hijos al salir de la escuela regresan a la casa quedándose solos hasta que regresa ella y regresa no para descansar, revisa tareas, hace comida para el día siguiente, asea un poco la casa, lava, plancha, da de cenar, ve que los niños se aseen, hayan hecho tareas y se vayan a dormir…. Y así todos, todos los días, solo de escribir éste pequeño y simple día, ya me cansé, un día como tantos y como todos los días de años y años.
¿Cuántas mujeres mexicanas tienen una vida como la que brevemente narro? Auténticamente como un pulpo que con sus tentáculos, no descansa jamás, que en todos los frentes tiene que estar, cumplir, no fallar, dar todo lo mejor. ¡Qué agotador! Creemos equivocadamente, que si nos divorciamos, solucionamos nuestra vida, resolvemos nuestros problemas, creemos también que la liberación femenina ha sido un gran logro y éxito para las mujeres, nada más falso, puede ser que en ocasiones sea incluso una trampa, una enorme carga, agotador. Es cierto, sin duda que el divorcio resuelve situaciones graves entre la pareja, es cierto que el divorcio, dá punto final a terribles y tóxicas relaciones de pareja, sin embargo no es LA gran solución, no es para celebrar, no es para sentirnos orgullosas. El divorcio es una pérdida en muchos sentidos.
Hoy en día, de acuerdo a la Encuesta Nacional de los Hogares del INEGI en el año 2017 el 28.5 de los hogares la jefa de familia es mujer, y en la Ciudad de México y Nuevo León 37.8 por ciento lo son, aunque sinceramente creo que son muchos muchos mas los hogares comandados por las mujeres, ya que puede haber matrimonios en los que el cónyuge no coopere y ni siquiera se relacione ni con la pareja y mucho menos con los hijos, dejando toda la carga económica a la mujer, llegando a ser incluso una terrible carga que la mujer no se atreve a concluír entre otras razones “por los hijos”. Y sin hablar de género, también claro que hay hombres que sufren la misma situación, cada vez hay más hogares que también es el padre quién es el jefe y lleva toda la carga del hogar.
Estamos inmersos en una guerra de sexos, inagotable y desgastante, si las parejas pudieran darse cuenta que el divorcio no es la solución, que la mejor empresa, el mejor trofeo, el gran triunfo es la misma pareja, habría menos divorcios. Si tan solo se dieran cuenta que juntos, trabajando de la mano, pueden llegar al cielo. No desperdiciarían la vida, ni se romperían el alma y mucho menos la de sus hijos, realmente podrían comunicarse, negociar y lograr una vida en comun en la que todos ganen.
Juntos son el gran negocio, la enorme inversión para sus vidas y para la de sus hijos, en caso de que los tengan, caminando una vida unidos, fuertes, firmes con un mismo objetivo, el bienestar familiar, económico, emocional, físico; todo sumaría, todo para el bienestar familiar.
Así, si estás en pareja, tienen conflictos, antes de pensar en cualquier otra salida hónrense, véanse y dénse cuenta del enorme poder que tienen juntos. Agoten todos los recursos, de tal forma que si llegan al divorcio los dos estén muy claros que ya no había más nada que hacer, será la única forma en la que de verdad podrán vivir en paz, aún después de un divorcio.
La vida es muy larga, procura siempre tomar decisiones asertivas que puedan generar bienestar a ti y a tus cercanos, incluyendo a tu pareja.
Y recuerda como siempre, que no estás sola!
Lic. Claudia Torres G.
Abogada y coach
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