TRIUNFADORAS Y ESTRESADAS

 

De acuerdo a un estudio realizado por la Dra. Tetyana Pudrovska, socióloga e investigadora de la Universidad de Texas en Austin, las mujeres que ocupan posiciones laborales de liderazgo, suelen deprimirse con más frecuencia que aquellas que no.

 

El estudio también demostró que a los hombres les sucede exactamente lo contrario: mientras más alta su posición laboral, menos riesgo de depresión.

 

Aunque una mujer que tiene alta autoestima, un buen nivel educativo e ingresos abundantes (factores que describen a una ejecutiva exitosa) debiera, según toda lógica, tener una muy buena salud mental, la Dra. Pudrovska encontró el peine: los prejuicios de género.

 

Una mujer con un cargo directivo ha de enfrentarse a la resistencia (de hombres y mujeres por igual) de someterse a su autoridad; a los estereotipos y a una de dos: o se asume que su liderazgo es débil o se considera que es poco femenina si toma actitudes autoritarias. Y lidiar con esto de manera cotidiana constituye un pase seguro a un estado depresivo.

 

¿La solución? Desde la perspectiva del desarrollo humano, una mujer que desea llegar a la cima no sólo debe ocuparse de su preparación profesional y plantearse una estrategia profesional: es importante que se comprometa con un  buen proceso de autoconocimiento de manera que los embates de la competencia, el machismo y la ignorancia no hagan mella en su salud psicológica.

 

Talleres, cursos, libros y psicoterapia… todas éstas constituyen herramientas valiosas para que tu crecimiento profesional sea también una forma de crecer emocional y espiritualmente!

 

Bendiciones!

 

@AuroraDelVillar 

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