TRISTEZAS DE OTOÑOMás que tristeza es nostalgia lo que provocan en mí los colores de noviembre.Desde la ventana, veo como la tierra se va adormeciendo y las hojas doradas y marchitas alfombran las calles.A partir de hoy, a las 5 de las tarde ya será casi de noche y pronto, demasiado pronto, brillarán por toda la ciudad las luces de Navidad. ¿Qué voy a hacer?No quiero que la nostalgia se instale en casa, como ha hecho otros años, y lo llene todo de tiempos pasados.Estoy dispuesta a compartir con ella algunos ratos, tal vez alguna tarde entera, pero también quiero vivir este otoño, el mío, el único que tengo ahora, con el corazón alegre.Es cierto que al hijo que la muerte me arrebató dejé de abrazarle un mes de diciembre, que la Navidad está ya a la vuelta de la esquina.Pues bien, precisamente por eso, voy a empezar a coser una manta de patchwork, hecha con pedacitos de cariño.Me propongo crear cada día algo bonito y cuando tenga muchas cosas hermosas, las iré cosiendo.Esa manta, hecha de retales de pensamientos alegres, de sonrisas, de ilusiones, de nuevos abrazos, de guiños cariñosos a mis hijos, a mi marido, a mis amigos, a todas las personas que amo y están lejos, me dará calorcito.Y cuando llame a mi puerta la tristeza la abriré, claro, pero llevaré conmigo la manta puesta.Merce Castro Puigautora del libro "Volver a Vivir"Diario del primer año después de la muerte de un hijo.
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