A nivel mundial se han paralizado un gran numero de actividades, la población se está enfrentando a uno de los mayores retos de salud y económicos; pero sobre todo se está enfrentando con el reto de contravenir a las normas y creencias impuestas en la era moderna, que han impuesto un estilo de vida a velocidades tales que evidentemente nos trajeron a este momento crítico.
Recientemente recordé un libro escrito por Carl Honoré, titulado “El Elogio de la Lentitud”, en el cual invita a reflexionar sobre el ritmo tan acelerado en el que vivimos, cómo sin ton ni son, hemos agregado cada vez más actividades y tareas en nuestra agenda diaria, a costa de un desgaste físico y mental, a costa de la propia calidad de vida y de la sana convivencia con los seres más queridos como es la familia.
Este tiempo de cuarentena, que nos obliga a quedarnos más tiempo en casa, que nos invita a modificar nuestros hábitos diarios, a salir de la rutina, a pasar más tiempo con la familia; nos confronta con un día a día al que nuestra mente y cuerpo físico no están acostumbrados. Por ello, estoy convencida de que cuando salgamos de casa, así, de manera literal; será renacidos, fortalecidos, con otra mentalidad.
Valoraremos más el tiempo que nos dedicamos a nosotros mismos, el tiempo que le dedicamos a asuntos que realmente no son importantes, cuánto estamos dispuestos a dar de sí a actividades que no necesariamente nos hacen mejores seres humanos, buscaremos con mayor conciencia aprovechar cada minuto de nuestra vida.
Se vienen meses de cambios profundos, de cuestionar si las estructuras actuales a nivel político y económico serán suficientes para salir adelante; seguramente habrá necesidad de rehacer las reglas del juego, las instituciones. De modificar prioridades en las agendas de desarrollo de los países, organismos internacionales, sector público y privado y de la sociedad civil.
La resiliencia, la colaboración y el involucramiento de todos y todas será fundamental para proponer, desde nuestros ámbitos de trabajo, desde nuestra empresa o emprendimiento, nuevas maneras para vivir en un mundo más igualitario, con más oportunidades para todos.
Sin duda, estos momentos nos recuerdan las áreas donde debe haber un enfoque prioritario, y éstas son: 1) acceso a la salud, 2) cuidado del medio ambiente y desarrollo sostenible, 3) igualdad de género, 4) igualdad de oportunidades para las minorías y personas con discapacidad, 4) inclusión y diversidad sexual.
El camino que se tiene que recorrer es largo, requiere sumar esfuerzos, voluntad y recursos para lograr mayores niveles de bienestar para toda la población, hagamos esta pausa para reflexionar qué nos toca hacer al respecto, cómo podemos aportar desde nuestras capacidades para heredar a las nuevas generaciones un mundo más libre e igualitario.
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