Textos de Héctor Cediel. Ejercicios literarios 2011-02

Soy el escribano

 

Compongo versos con la obstinada incertidumbre

que me corroe, me hunde y me reduce a escombros

 

Tu nombre se esfuma cual imágenes de los recuerdos

Ya no soy el feroz caníbal que aullaba de clase

 

Me encanta vivir el delirio y los silencios contigo

El concepto belleza es un fugaz instante en la eternidad

 

Te seduje hacia mí, para alejarte de otras caricias

Las olas de tu cuerpo, juegan con el resplandor de mis ojos

 

Gocémonos el carnaval de las absurdas ideologías

Me encanta escribir lo que callo, cuando estoy contigo

 

Renazco cuando ruge el cuerpo, cual garganta de volcán

Resucita el adolescente, que estaba exiliado en el silencio

 

Se me borran los nombres y los cuerpos de las queridas

Sólo sobrevive la polvorienta poesía y las cenizas de esos días

 

Ya no olfateo el culo de las botellas con la ansiedad de antes

Ahora me extasían los paisajes y la belleza de las desnudeces

 

No considero obscena la liberación de máscaras ni disfraces

Vivía como un privilegiado reyezuelo en una demencial vidorria

 

Ahora soy el escribano. Un anegado en sollozos y angustias

Urgo desesperado cual voraz piraña ¡en la soledad!

 

Carta a un amor primaveral

 

Adoro los instantes que compartimos y los recuerdos que construyo contigo. Hoy te he visto más hermosa y sobre todo: vivimos momentos inolvidables anoche y no reñimos. Hoy estoy feliz y deseo gritar, que te adoro. Sólo contigo me siento pleno y vivo. Me siento como si camináramos por una playa, ensoñando proyectos o ilusiones. Son maravillosos todos los momentos lujuriosos que vivimos. Sé que sin ti, sería como vivir muerto en vida. Sé que ya no me puedo separar de tu piel, de tu aroma, de tu cuerpo. No quiero que nos sintamos apresados por una absurda red o un asfixiante anzuelo, que nos ancla a una absurda suerte o destino. No deseo que vuelvan a existir distancias entre nuestros corazones. No quiero que se vuelva a marchitar el ardor de nuestra pasión y sólo deseo, que florezca para siempre una encantadora primavera.

Sé que tenemos que aprender a ver a lo lejos. Sé que el amor es más que una aventura de esperanzas e ilusiones. Sé que no es fácil enfrentar a las tormentas en el despiadado océano, pero el quererte más, me hace sentir resucitado. No quiero volver a sentirme como un ladrón de sueños ni de primaveras. Dejemos que el olvido borre lo amargo de la hoguera, que nos hizo tanto daño.

La piel de mi corazón aún cabalga por las estrellas, gracias a tus amorosas caricias. Fueron demasiado locos y atrevidos, tus besos. Qué lástima que a veces nos dejemos influenciar por el veneno de comentarios o suposiciones, sorprendiéndonos con la desdicha, con el dolor de esas absurdas agonías que enturbian a nuestras ansias. No es fácil decirle vete o no deseo volver a saber de ti, a la mujer que fue y es dueña de nuestros besos, de nuestro cuerpo, de nuestros sueños.

No dejemos que la vida nos siga negando oportunidades. Sé que tenemos que replantearnos frente a las opciones del destino. Ya no podemos perder más tiempo, como los cabezas huecas. Sabía que era absurdo, el despedazar como carroña a nuestros recuerdos.

Anoche viví la miel de tu cuerpo desnudo. Me abrigue con el frenesí de tu piel y esos besos adoradores que se esparcieron como la impronta, del fulgor de una nueva aurora. Me bebí como todo enamorado, la magia de una segunda oportunidad.

Amor, no te voy a mentir. Fingí una indiferencia que me devoraba con su fuego. Era difícil aceptar con resignación, a tu partida. No podía aceptar que se encadenaran nuestras vidas y lanzarlas cual cadáveres al fondo del olvido. Divague opciones como un volcán a punto de estallar. Sé que las emociones amorosas, no sólo dependen de las palabras o de los besos ardientes, de la malicia tierna de las caricias o del palpitar emocionado del cuerpo.

Dejemos que se desdice de nuevo, el fuego en las sombras de nuestros cuerpos, y que busquemos a como dé lugar espacios en nuevos amaneceres, para esos efervescentes y pirómanos encuentros.

Con toda la pasión de mi corazón enamorado

Tu perro vagabundo

 

El poder del silencio

 

Tus sueños son el azul de las pupilas de los poemas

El viento mañanero que canta el alma de los versos

Brilla la fantasía de las sombras como las espinas de los satélites

Dejo que el entusiasmo silencie al espíritu suntuoso de la lira

Me embriago con las luces de las palabras de mi tormento

Me despido del preludio de las canciones del corazón

Marcho con el ritmo de la plenitud de las esperanzas

El poder del silencio me permite descender al fondo de mis torturas

Indago como los árboles caídos por los recuerdos de los naufragios

No volveré a hablar de los sueños perdidos ni de mis quebrantos

Observo sin rencor a las ruinas de los recuerdos y a mis penas

Son áridos los abismos del dolor que adormecen los ritmos amorosos

El arrullo de la soledad convierte al encanto en una canción bermeja

Predomina la cadencia de los besos de tu boca con olor a manzana

Anhelo un baño dorado de amor con los frutos de la campiña del sol

 

Carta para una enamorada

 

Amada mía:

Los labios de mi corazón anhelan segar con besos, tus rubias espigas. Me embriaga el rumor alegre a campiña, del perfume de la esplendorosa esperanza. Deja que mi amor exalte a los dones que brotan de tu alma, y a la belleza que aflora de los sueños de tu desnudez. Te anhelo mansa y sumisa a los mimos de mi cariño. Han sido volver a ver al azul del cielo y a los colores del amor, reflejados sobre el fondo de tus ojos. Nadie se imagina la ternura de las ilusiones que vienen después del delirio, cuando se da una prueba de pasión con gentileza y sin pensar en las heridas que dejan los placeres. Me seducen los recuerdos que desfilan como las sombras de las cuitas, que ignoran al fuego del orgullo y a las desilusiones que complacen a la envidia. Las arenas del rumor de tu ausencia, me sumergen de tumbo en tumbo, en las greñas de las desilusiones que nos separan con sus riscos y abismos. Deja que retorne el fuego de la dulzura y que se transforme el camino de piedra, en el cantar de una campiña.

Mis ilusiones sueñan con el fuego de tu cariño y la bondad exótica de tu manera de amar. Dejemos que flote el ensueño de las esperanzas, como el vuelo del anhelo azul de esa sonrisa pura, que me desvela y conmueve. Anhelo los caprichos de tus besos. Aprende a olvidar, para que no tengas que fingir desprecios, que no sientes. Aprende a perdonar como toda mujer noble, para que brille el amor y se deshiele la nieve del alma anhelante.

Te amo. Tu perro vagabundo

 

Carta a una amiga poeta virtual

 

Un imposible es el lindero entre los dos. ¿Será que el trasluz de una historia, cambia cuando se inquieta un interrogante? No entiendo cómo puede escribir el llanto sobre el agua, cuando los desatinos de las piedras caminantes, huyen en nubes incoloras de la hojarasca que levantan los pies. Vivo huyendo del fúnebre camellar ingrato y de la pólvora que solloza, al acercarla al fuego. Estoy desesperado de convivir con hormigas, gusanos, murtes y perros rabiosos. Siento el frío de los latidos del infortunio veleidoso, como la velocidad frenética de una flecha asesina, que se crispa con la voluntad satánica del desaire, que ensangrienta a la felicidad. Quedo estupefacto con la insensibilidad de tus cuadros. Son pérfidos sus colores enfurecidos. Debes tener más confianza en el pincel y dejar que cada cuadro se defienda solo, como lo deben hacer siempre los poemas.

Déjame cerrar los ojos y soñar, como un piano en reposo. Le regalo a mi sufrimiento un aguardiente, luego otro y otros más, hasta ahogar un siglo de sufrimiento. Sé que he sido amado y deseado, como cuando te han tocado con impudicia. Es enorme el parecido entre los desventurados. A veces intentó comprender las razones, que me enseñaron a convivir con el dolor. No volveré a fastidiar, tú tumba. Quise brindar por mi resurrección, bebiendo pensamientos contigo. Ahora sé que tus sentimientos son gélidos como un cadáver, que hay personas indolentes y que no se excitan con lo desconocido. Es inútil sermonear a tus espaldas y siento vergüenza por la sed de mi hambre. Sé que parezco más a un loro, que a un hombre con honor y sin espinas en el corazón.

Te quiere. Tu perro vagabundo

 

Regresa

No dejes que el fuego de tus besos se apague

Necesito sentir tus caricias y vivir tu anhelante cuerpo

Deseo seducirte con pasión y amarte con locura

Ignoremos las nostalgias que presagian las melancolías

Dejemos que se rebosen nuestras ansiedades ígneas

Permite que la lascivia de tus besos me transporte a un paraíso

Anhelo que se duplique el tiempo aletargado saboreando la dulzura

Quiero recordar las emociones dúctiles de tu cuerpo musical

Consentiré que me delaten mis vellos erizados por tus lengüetazos

El palpitante falo buscará desesperado, las playas doradas del placer

No dejemos que se desmorone el eco de las palabras por el cansancio

Escuchemos a la angustia de las paredes aferradas a sus uñas

Seré obstinado contra la germinación del desconsuelo absurdo

Es desatinado que la tempestad anteceda en detrimento al sosiego

Desnudemos nuestros sentimientos y busquemos un trébol de suerte

Atrevamos a volar, ignorando la terquedad de los corazones de mármol

Dejemos que nuestras sombras vuelvan a jugar con la luz de la alborada

El canto dorado de nuestras pieles se recreará con las caricias soñadas

No dejes que mi corazón se desilusione por no tener alas

Ansío sentirte y tocarte para que se esfumen el dolor y la tristeza

 

Eres la locura de mis tormentas

Eres fresca y dulce como la miel de la poesía

Gracias amor mío por reparar con besos, a mis daños

No puedo desistir de la felicidad, ignorando lo que siento

Es bello soñar con alas y despertar amándote

Saber que después de oír a las estrellas, sigues ahí

Quiero que encuentres en mi cuerpo, al paraíso que anhelas

Siento celos del agua que te recorre toda con pasión

Siento celos del espejo que te contempla como una diosa

Es imposible negar que te amo, que te desea mi alma

Es impetuosa la tempestad que me arrebata el sosiego

Eres como el aire que respiran los jadeos del mar

Te amo con la impetuosa locura de las tormentas

No importa si no eres la más bella, si me haces vibrar

Me conduces al delirio cuando despiertas mi instinto

Enciendes fuego y despiertas sed de amor con tu mirada

Le regalas el sabor del café a los colores de los días

Detienes el galope del tiempo, al despojarte de las ropas

Regálame recuerdos para vivir de ellos, cuando sea viejo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Comentarios

  • Gracias Eugenia, por sus amables palabras. Deseo dar o compartir mi trabajo literario. Si desea me envia su mail a mi correo  hcediel2@hotmail.com y con gusto le envio una selección de textos. Mil besos desde Colombia.
  • ERES "ENORME", PRECIOSO PERRITO!  AÙNQUE NO TE ESCUCHE, ME ENDULZAS EL OÌDO.

    GRACIAS POR ESCRIBIR.  HE ANDADO PERDIDA EN LOS TORBELLINOS DE LA VIDA, PERO ME DÀ MUCHA PILA EL LEERTE, Y EL SABER QUE HAY UN PERRO VIRTUOSO, CARIÑOSO, LEAL, Y ENTREGADO AL ARTE DE AMAR.  BESOS EN TUS OREJAS PELUDAS, Y CARICIAS EN TU CORAZÒN DE TROVADOR Y POETA. *GENA.

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