Aunque ya un poco avanzado el mes, creo que todavía es tiempo de desearles a todas y todos un feliz año lleno de bendiciones.
Hoy voy a compartirles una parte del libro Aliento para cada día de Erna Alvarado (meditaciones matinales para la mujer).
"Con frecuencia tengo conversaciones con algunas amigas que no están satisfechas con su desempeño personal. Me han expresado que se sienten inseguras, y a pesar de que los demás las consideran mujeres capaces, emprendedoras y talentosas, ellas dudan de sí mismas y viven con temor. No es raro que eso pase pues, unas mas que otras, arrastramos miedos, traumas de la infancia y culpa por los errores cometidos en el pasado; esto frena nuestro desarrollo personal, y nos impide vernos a nosotras mismas como mujeres dotadas de capacidades y virtudes, todas ellas herencia de nuestro Padre Celestial.
Muchas mujeres se preguntan:¿cómo puedo hacer para liberarme de todo eso que me impide verme como lo que realmente soy? La respuesta es sencilla, de acuerdo a la promesa de nuestro Dios: 'Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres' (Juan 8:32).
¿A que verdad hace referencia este texto que se aplique a la reflexión de hoy? Creo que la primera verdad que debemos buscar es que somos hijas de Dios y contamos con su favor especial frente a cualquier persona o cosa que nos haga creer lo contrario. Nuestra labor consiste en buscar cada día ser confirmadas en esta grande y maravillosa verdad. Dios nos dice 'Tú eres mi hijo....., hoy mismo te he engendrado' (Salmos 2:7).
La otra magnífica verdad que debemos atesorar en nuestra mente y nuestro corazón es el hecho de que, cuando Dios nos creó nos otorgó los mejores dones. Estos son los recursos que nos permitirán alcanzar la autorealización que tanto anhelamos experimentar. Tu tarea como mujer es buscarlos y usarlos para alabar a Dios y servir al prójimo. El apóstol Pablo te dice: 'Cada uno tiene de Dios su propio don: este posee uno; aquel, otro' (1 Cor. 7:7). Si vives bajo la dirección del Señor, tu actuación será la correcta y te sentirás plena.
Cuando meditamos en esto, nos llenamos de paz y nos sentimos seguras. La liberación de la gran mujer que todas llevamos dentro no depende de nosotras, es obra de Dios y es posible solamente cuando nos entregamos a él."
Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que va de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a Cristo. Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud. Colosenses 2:8-10.
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