Ayer tuve el privilegio de platicar en tono informal con la hija de un gran amigo mío, que quería entrevistarme acerca del movimiento estudiantil del 68… más allá de la sorpresa, fue darme cuenta cuántas generaciones después, el tema sigue despertando interés, de tal forma que su maestro de literatura de 25 años, motiva a sus alumnos, a generar opiniones y cuestionamientos de eventos históricos de nuestro país.
Lo maravilloso de pasar la tarde narrando, desde donde me tocó vivirlo, más como un testigo cercano, me hizo dar ese salto al pasado donde me di cuenta de lo orgullosa que estoy del tiempo que me ha tocado vivir.
Pertenecer a una generación que provocó cambios radicales, en el pensamiento, en la forma de vestir, en la música, pero sobre todo porque fui participe de una revolución de mujeres, donde buscamos en el extremo el feminismo, un lugar que se nos había negado, que hoy nuestras hijas y nietas ocupan el sitio que quieren, no en la lucha contra el hombre, si no en la capacidad inherente de cualquier persona, sin importar el género.
Como “Baby boomer”, sé que la independencia y autosuficiencia fue una premisa de vida que me ha llevó a estar exactamente donde quiero estar, confiando en que siempre puedo más de lo que creo.
Siento que esta generación de los 50 a los 60 s, sentimos que no nos alcanza la vida para todo lo que soñamos hacer, nos interesa nuestra salud, vamos adaptándonos a todo lo nuevo, la era de las computadoras, ipad, pod, celulares, Facebook, Google (lo que antes era una visita larga a la hemeroteca para investigar lo que fuera), hoy escribir una palabra y se tienen ciento de referencias del tema, lo que hace el viaje informativo delirante.
Mujeres comprometidas con el trabajo, el ocio no ha sido una actividad reconocida… hoy veo, que mi camino espiritual es el que me invito a reconocer el gozo de no hacer…
Me siento tan agradecida de haber vivido en la época de los hippies, de amor y paz, de la opera rock de “Jesús Superestrella”, que baile el rock and roll, fui fan de los Beatles, de la minifalda, que a partir de ahí me gustan los hombres de cabellos largos, hombres que empezaron a usar camisas rosas, sin que eso fuera dejar de ser masculinos y tanto que se agolpa con emoción de los buenos recuerdos vividos.
Hoy les comparto un instante de la vida de todos los que pasamos los 60 s y seguimos pensando que tenemos todavía muchas cosas que hacer, dar, compartir, vivir y amar.
Brilla siempre
Meg
Comentarios