Todos los días vemos pasar ante nuestros ojos, en el ciberespacio, los cambios de estatus que se han vuelto rutinarios: el de “estar en una relación” a “estar soltero”. Los amigos o conocidos virtuales lo festejan, lo lamentan, o simplemente son indiferentes ante el nuevo estado civil del enésimo usuario de Facebook. ¿Son las redes sociales el nuevo hábitat de los no casados? Sociólogos, psicólogos, comunicólogos e investigadores se lo preguntan.
Es difícil tener una respuesta precisa sobre uno de los estilos de vida que han elegido, por distintas circunstancias, millones de hombres y mujeres en el mundo. Lo que sí es un hecho es que la soltería galopa virtualmente por todo el ciberespacio: en las redes, los foros, los chats, los blogs y las comunidades virtuales.
Los solteros están por todos lados y se manifiestan de distintas maneras. Se reconocen y se organizan. Algunos bromean por su condición de célibes. Otros se lamentan y lo escriben en 140 caracteres. Unos más juegan con su soltería y desafían la estabilidad conyugal. Pero no se esconden ni sienten ningún pudor de afirmarse como la primera generación de solteros 2.0.
Y es que la soltería en el siglo XXI ha adquirido un nuevo rostro. Se ha impuesto como un nuevo estilo de vida, ni bueno, ni malo, ni sórdido ni maquiavélico, ni moral ni amoral: simplemente una forma de vida llena de matices, circunstancias, elecciones, libertades, aprendizajes y retos.
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