Publicado por Lore Elorza el 30 de Septiembre de 2009 a las 7:44am
Sin yo saberlo, este síntoma puede estar muy presente en mi vida. Me engaña respecto al objeto que veo, y puedo vivir mucho tiempo en este error. El símbolo más claro de este espejo es, sin duda la televisión. La televisión es una revelador. Pone ante mis ojos la imagen de los seres humanos, tanto de ayer como de hoy. Lo mismo que me habla de los demás, me habla también de mi. Me dice quién soy, en función de los programas que elijo ver. Me proyecta a la vez mi potencial y mi sufrimiento. Cuando toca mi potencial, siento que me despierto, vibro positivamente, siento deseos de realizarme. Si afecta mi sufrimiento, experimento pena, temor o cólera.Por ejemplo, el espejo de una situación exterior a mí me hace ver a un niño pequeño que ha cometido una equivocación importante. Su padre se le acerca, le toma dulcemente en sus brazos, le consuela, le explica y, finalmente le abraza tiernamente. Yo me siento emocionado, incluso tengo ganas de llorar, y digo “Qué bonito!” ¿de dónde procede mi emoción y mi pena? Seguramente, no de lo que veo en el espejo, sino de lo que ese espejo refleja en mí. Ese espejo me dice que sufro por no haber sido acogido en mis errores y que tengo una gran necesidad de comprensión y de ser aceptado con mis limitaciones.A veces el espejo me muestra a alguien que ha triunfado. Todo le mundo le aplaude; sus esfuerzos se ven coronados por las felicitaciones de los que le rodean o incluso de todo un país. También en este caso puedo sentirme conmovido. ¿Es por el éxito de esa persona? En realidad no. Lo que bulle en mí es el sufrimiento por las diversas formas de falta de reconocimiento de quien yo soy; es la necesidad de ser también tenido en cuenta, de ser por fin reconocido como alguien valioso.A través del espejo del mundo exterior, experimento emociones que son realmente mías, pero que no puedo apropiarme directamente, pues me parecen inaceptables a causa de las prohibiciones, defensas, imágenes, o incluso por incapacidad de afrontar mi propia realidad, que me resultaría demasiado dolorosa. Inconscientemente, me autorizo a sentirlas dando un rodeo por medio de realidades exteriores a mi, siento mis propias penas, mis propios temores y mis propias cóleras. Pero este modo de sentir, al ser simbólico, no puede de ningún modo solucionar mi sufrimiento.En la misma línea, pero a la inversa, puede suceder que me fabrique con todas las piezas un espejo de mis emociones inconscientes. Así, en la oficina, cada vez que es el cumpleaños de alguien, me preocupo de dejar la víspera una tarjeta sobre la mesa de trabajo de esa persona, para que al llegar a la mañana siguiente sea recibida con una felicitación. Estoy seguro de que, si no actuase así, esa persona no se sentiría querida. Es sumamente importante que algo le proporcione un signo de que se ha pensado verdaderamente en ella para evitar que experimente la indiferencia o tenga la sensación de que carece de importancia.En realidad, esa persona puede no tener ninguna expectativa de ese estilo y, aún cuando el gesto se retrasara, quizá no se sentiría herida. ¿Quién se sentiría herido en las mismas circunstancias? Yo. Yo he inventado, a partir de mi vivencia un espejo de la vivencia del otro. Interpreto su vivencia a partir de la mía. Ya no percibo al otro fuera de mí, como realmente es, es decir, como diferente; mi percepción ya no es exacta. Por el fenómeno del espejo, yo he suplantado al otro. Lo que yo veo, pero que el otro no vive necesariamente, es mi sufrimiento al sentir la indiferencia. Mi imperiosa necesidad de atención, mi necesidad de ser importante para alguien.Esta forma de espejo prefabricado es la que también vivo a menudo con mis hijos, o con los niños en general. Siento en su lugar temores que ellos no experimentan, y tengo respecto de ellos ambiciones que se corresponden con lo que son.Tomado del libro “Tengo una cita conmigo” de Sal Terrae
Lorena:al leer tu artículo,me sorprendió,muy gratamente,el enfrentarme al fenomeno del espejo,muy claramente explicado,ademas espero leer a Sal Terrae,lo más pronto posible,Gracias
Hola muy interesante y si me estoy dando cuenta de que vivo el fenomeno del espejo y no lo sabía. Me dejas reflexionando y he aprendido de esto. Gracias por compartirlo!!
No tenia idea de que las emociones de las que hablas, tenian nombre "el fenómeno del espejo", ahora entiendo porque hay películas que me encantan y que las puedo ver muchísimas veces, pues sin duda me identico con ellas. Leeré el libro que comentas. Gracias por escribir estas notas. Que tengas un buen fin de semana.
VALLA LORENA HE QUEDADO IMPACTADA, PORQUE ME HE DADO CUENTA QUE VIVO TOTALMENTE EL FENOMENO DEL ESPEJO, NO LO SABIA, Y AHORA QUE HAGO? COMO APRENDO A SALIR DE ESTO?
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