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Ayer vi una película que me impactó, CISNE NEGRO, hoy quiero escribir sobre ella porque pienso que muchas mujeres en algún momento de nuestra vida nos enfermamos de Síndrome de Perfección igual que Nina en la película y ni siquiera nos damos cuenta que estamos enfermas porque la sociedad en la que estamos inmersas siempre nos dice “tienes que ser la mejor”.

Esforzarnos para que las cosas salgan bien es lógico pero obsesionarnos con un deseo de perfección imposible es una  fuente de insatisfacción y frustración. La diferencia entre ser suficientemente “buena” y ser “perfecta” es un esfuerzo exagerado para lograr un objetivo.

El síndrome del perfeccionista que afecta entre el 7 y 12% de la población es un mal que provoca desgaste y mucho sufrimiento en quien lo padece. Una paciente con anancástica (síndrome del perfeccionista) es muy exigente consigo misma  y cuando algo le falla o no le sale perfecto no se perdona  por ello.

Hazte las siguientes preguntas para que tú misma valores si tienes personalidad anancástica o síndrome del perfeccionista.

1.    ¿La gente piensa que eres una persona difícil de complacer?

2.    ¿Con frecuencia te dicen que haces más de lo necesario?

3.    ¿Pierdes horas y horas tratando de hacer un trabajo “perfecto” cuando uno “menos perfecto” estaría bien

4.    ¿Te la pasas rehaciendo y rehaciendo documentos o tareas?

5.    ¿Nunca delegas nada porque piensas que nadie lo haría tan bien como tu?

6.    ¿No te gusta probar cosas nuevas por miedo a no hacerlo bien?

7.    ¿No toleras la frustración y siempre quieres ganar?

8.    ¿Pospones cosas esperando que se den todas las condiciones adecuadas?

Si contestas a tres o más de las preguntas SI cuidado porque a lo mejor le estas exagerando a tu autoexigencia

Las personas que padecen el Síndrome del Perfeccionista casi siempre logran sus objetivos pero la energía y el tiempo que invierten en hacerlo es sofocante. Cuando por algún motivo fallan se frustran y caen en crisis de tristeza, agresividad y culpa. Los perfeccionistas  están convencidos de que aunque las cosas estén bien, siempre pueden estar mejor, por eso se exigen a si mismos y le exigen a quienes les rodean hacer todo de manera perfecta. La línea que divide la voluntad de ser mejor y la obsesión por el perfeccionismo es muy fina. Los perfeccionistas no pueden controlar su obsesión porque todo esté bien y  sus expectativas sobre cómo deben de estar hechas las cosas por lo general son irreales e imposibles de realizar y por lo mismo viven sintiéndose frustrados.

El perfeccionista patológico se caracteriza por un exceso de control y exigencia hacia si mismo y hacia los demás.

Quienes padecen síndrome del perfeccionista:

• No saben delegar
• No admiten fallas
• Buscan siempre lo mejor que es “enemigo de lo bueno”
• No entienden que existen limitaciones humanas
• Son inseguras

Esto de la EXCELENCIA Y SER PERFECTA está de moda. Tener el cuerpo perfecto, la cara más linda y ser la mejor madre y al mismo tiempo excelente profesionista es lo mínimo esperado. Vivir en un esquema de tanta exigencia y desgaste provoca inseguridad. La presión que vive Nina de Cisne Negro por ser perfecta la lleva a perder la salud mental.  En más de una ocasión veo mujeres que sufren porque no se sienten suficientemente buenas y esa angustia que siente Nina la protagonista de la película, la he llegado a sentir yo.

Te invito a que HOY te niegues a seguir siendo tu propia verduga, esfuérzate por hacer las cosas lo mejor que puedas pero olvídate de ser perfecta porque la perfección NO EXISTE.