La vida en pareja enfrenta una serie de trampas. El hecho de que la mayoría de los humanos deseemos profundamente creer en la posibilidad de una relación de pareja ideal, no implica que ésta sea posible. Eso no quiere decir, que no valoremos y reconozcamos las ventajas que la vida de pareja pueda presentar, siempre y cuando, se cumplan algunas condiciones. Hay una necesidad eminentemente humana de gozar de compañía íntima, compartir gustos y disgustos, contar con un espacio físico y temporal para la vida personal y emocional. Lo que no podemos hacer, es construir estas relaciones en la fantasía y en el auto-engaño y en estúpidas idealizaciones, porque de esa manera colocaremos más desilusión y desencanto en ellas. Somos nosotros los que nos engañamos al hacer castillos en el aire y no tener un sentido de la realidad. Necesitamos ver al otro tal cual es, y no como queremos que sea.
Antes de entrar en una relación pregúntate: ¿Qué espero de mi pareja? ¿Soy consciente de mis limitaciones y mis carencias? ¿Podré vivir al lado de alguien que acepte mi manera de ser y estar en el mundo? ¿Por cuánto tiempo quiero permanecer en pareja? ¿Qué necesito de ella? ¿Qué pongo yo? Vivir acorde a situaciones reales antes de intentar hacer que el otro o nosotros mismos entremos al mundo de la fantasía.
En cualquiera de sus formas, como pareja nos encanta tener la atención física, emocional e íntima de quien nos ama,así como también, queremos "apropiarnos" de ese alguien para crear lazos estrechos tanto erótica como amorosamente. Todas esas experiencias que vamos construyendo en la cotidianidad, pueden llevar a la intimidad compartida. De hecho es uno de los pilares para la construcción de la relación. Ser pareja es crear un sitio privilegiado de cercanía, de conexión subjetiva entre dos historias distintas. Es posible que todas esas vivencias y convivencias conformen un amplio espacio en donde se perciba al otro como lo más excepcional que puede suceder en la vida.
Vivir en pareja es idealizar el amor en formas románticas y eróticas. Sabemos que hay parejas efímeras y otras que pueden durar el resto de la vida, y a pesar de ello, la intención siempre será perseverar su grandeza. El riesgo de que sea imposible formar una pareja, está siempre presente. La relación es tan frágil que se requiere mucha energía para recrearla y quitarle la incertidumbre. Saber que somos la persona más importante para alguien, es afirmarme como tal, es una manera de tener una certeza de mi existencia, pues el otro es testigo de mi estar en el mundo. Ser i especial para el otro y que alguien lo sea para uno, son quizá el tipo de contenido que necesitamos para que la vivencia sea sublime y única. Ser pareja es la forma de unión más privilegiada y trascendente, porque se crea desde dentro un vínculo de complicidad e intimidad. Todo depende de cómo se elaboren algunos ingredientes emocionales, como lo son, la comunicación profunda, la honestidad, la colaboración, la presencia mutua, la reciprocidad, el juego erótico y sexual, la creatividad... Sólo se podrán dar esas variables, cuando ambas partes sean personas íntegras, completas y estén decididas a resolver sus problemas individuales.
La pareja, cuando realmente se es pareja, es un lujo bendito, porque fertiliza, crea e impulsa a la vida misma. Lograr esto, requiere ponerse las pilas. Es energía vital. Se necesita mucha voluntad para conservarse como pareja, es decir, primero encontrar a ese alguien que se conecte a mis necesidades, después vincularse amorosamente a él-ella, luego, entrar a un conocimiento más profundo para mantener la relación y superar conflictos de cualquier tipo de imposibilidad para la fusión.
Si quieres pareja, no será tarea fácil. Una pareja no es tener a alguien para pasear o ir a bailar cuando uno quiera, o sólo sentir mariposas en el vientre cuando me besa, o para cambiarla cuando me aburra. Tener pareja y ser pareja es una decisión madura y responsable la cual requiere toda nuestra energía y disposición, y sobre todo mucho trabajo interior.
FELIZ MES DEL AMOR Y LA AMISTAD.
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