¿Serás tú, esa mujer? y otros poemas

¿Serás tú, esa mujer?

 

Deseo temblar cual lluvia sedienta

cuando te desnudes de mis miedos

Embriágame con los deseos de tu piel

Canta sin pudor como una estrella despierta

Confunde a tu garganta endémica

con los estertores de la endiablada miel

¡Quémame con el viento bravío de la furia!

Déjame acariciarte con frenéticos ¡te quieros!

Intento comprender mi pasión desmedida

por culpa de esa desgarradora sed que me asfixia

Más de una vez mi corazón ha muerto

y más de una vez he resucitado del infierno

El haberte conocido un poco más allá la lejanía

agiganta los anhelos y al imaginario del corazón

Hay algo en tu mirada que me derrite

Imagino la pasión desmedida de tu voz azul

y a mi corazón achispado con el ardor de su aroma

Permíteme vivir el palpitar adúltero de los sueños

Regálame el torbellino mágico de tus entrañas

Regrésame revivido del infierno al lujurioso holocausto

Aprende a escuchar mis silencios y mi cuerpo

No deseo ser uno de esos sentimientos que pasan de largo

sin acariciar con un beso a tu alegría sombría

No quiero que te sientas más una infortunada solitaria

¡Quizás eres la mujer que siempre anhelé conocer!

 

Lo amargo del tiempo perdido

No dejes que el amor mute en polvo

Permite que se desborde el dolor en el olvido

Tu ausencia me confunde con sus absurdos silencios

Necesito fuerzas para ignorar al deseo de llamarte

Siento el corazón de la risa mi tristeza

como al rostro sin brillo de una luna enamorada

El fulgor de la amargura tu piel, deshojó tu inocencia

Las mañanas invernales me recuerdan nuestros atardeceres

Vivimos alegrías y tristezas cual despecho amargo de las rosas

Me abrigo con tus cabellos contra el sufrimiento como los árboles

Embriaguémonos con las uvas doradas del tiempo

Extraño al zenit plateado y al aroma de tu piel

Es hermoso que la vida se condense como una mirada tímida

Es difícil saber qué estás ahí a la deriva e ignorarte

Jamás sabré si dejaron huellas, mi paso por la vida

Sé que nos amamos a pesar de la distancia de nuestros mundos

Es amargo el vino de las heridas y de las esquirlas de las ofensas

No voltearé la cabeza para desafiar al tiempo perdido

 

Disfruta los gritos del fuego

¿Serás tú el perfume embriagador, de mi vida?

Mi corazón arrugado te quiere como a los relámpagos del fuego

la locura arremolina mi angustia como basura ajena

Quiero morir en ti como el fuego de las ardientes pasiones

Ahora vivo atado a la embriaguez de las olas del destino

Ábrele de par en par a la esperanza, las puertas de tu corazón

Pasaron en la oscuridad los años como perdiendo el tiempo

Ahora me acompaña la porfía de los susurros del silencio

Rememoro a los sentimientos que me encantaron al llegar

Deseo volverme a enamorar después de un encuentro ocasional

Dejemos que sean cómplices las miradas de nuestros labios

Desnúdate como una noche loca y disfruta los gritos del fuego

Mi deseo virtual navega buscando los ojos de una ilusión

El ardor de mi cuerpo me desgarra con sus recuerdos

Quiero bañarme con el perfume de los suspiros de tu cuerpo amoroso

Deseo que tus caricias le enseñen a mi corazón, a amar de nuevo

Pretendo que navegues desnuda como la reina del paraíso del piélago

Te cuento que mi alma desnuda, ¡contigo no siente frío!

Hoy deseo gozar de tus cálidos arrumacos y que me desvistas

¿Por qué no eres la primera luz, que goce el pudor de mi cuerpo?

 

Grita el desnudo éxtasis

Humedece con el vaivén carnal

al umbral que palpita en nuestros corazones

 

Dejemos que el regocijo nos asfixie

con la clorofila de la hojarasca de los recuerdos

 

Se necesita coraje para callar lo que siento

en mi pecho reencarnan pasionales retozos

 

El éxtasis de un lucero me reclama un milagro

la prodigiosa plenitud me brinda un bello mar

 

Se diluye como un remolino la alegría de los polvos

respiro el abono de las loterías del dolor y del martillo

 

Florecen los espejos que bajamos de la luna

hay un pasado extraño en los ojos que hace daño

 

Soy la intemperancia que amontona la ciudad

el verbo pasajero que naufraga dentro de una botella

 

Me contacto con las formas de la córnea moldeadas por el frenesí

grita el desnudo éxtasis en llamas cuando nos descubre el deseo

 

No hilvano la coherencia de los versos que seca la tinta

Necesito inspirarme con los recuerdos y las emociones de mis musas

 

Tengo que atreverme a amar de nuevo de manera insaciable

Estremecerme con los nuevos mimos, sin recordar a ninguna

 

Gocemos de la placidez de la lava

Es taciturno el viaje del viento

El miedo deshoja a las sombras

mientras vago como un río por el frío

 

El terciopelo de tu jugoso aroma

desapareció entre el sortilegio del incendio

Eres frágil como los gritos de una antorcha

 

Con la madurez erótica de los contrastes

Danza el vigor voraz de la hembra de fuego

 

Deseo penetrar tus grutas con la acariciante boca

Contemplar a plena luz tu cuerpo, sin máscaras ni miedos

hablarle a tu alma con ilusión y sin la lúgubre desesperanza

 

No deseo que se marchiten los besos en absurda espera

Nacimos para amar y morir como todo en la naturaleza viva

 

Me ciega la brisa azul de los suspiros de tu cuerpo

No fortifiques más, la vulnerabilidad espina de tus besos

Deja que mi ansiedad te despeine y te despoje de los velos

 

No quiero detenerme como la luz de los faros al apagarse

Entrégame el sabor de un beso y repítelo sin interrupciones

Sé que encontraré rosas y estrellas en la lava de los recuerdos

 

No dejes que se extinga la sonrisa de tus labios

rastrearé a la tristeza de tus emociones cual primavera fecunda

Me apropiaré de tu piel con la estridencia de las palabras

Gocemos de la placidez y de la intimidad cuando se columpia el amor

¡cual sombra bronceada por la luna y desbordada en la noche!

 

El loco encanto de tus pasiones

Tus labios transforman en deleite

a la pasión húmeda de mis emociones

Tus caderas anhelan sentir al placer del goce

y tus piernas se abren al ardor como una sandía

Me embriago con la sed que provocan tus besos

Alucino con el deleite desenfrenado de tu cuerpo

El acariciar tu pubis me produce escalofríos eléctricos

cuando se deslizan cual pétalos los vellos de la rosa

y te acurrucas para que te penetre la complacencia

Me alucinan los colores del loco encanto de las pasiones

Tu piel me recuerda la beldad de los tiempos generosos

Crece el fuego y el ímpetu como un regalo de los sentimientos

Me alimenta la ternura del amanecer con tu pasional mirada

y el despertar para compartir nuevas dichas e ilusiones

Soy feliz viviendo los sentires de los días románticos

cantándole al viento las quimeras escarpadas del mar

y rompiendo las cadenas de las melancólicas esperanzas

Me embriago con el vino de las heridas del fuego

e intentó trovar a las imágenes de nuestra historia de amor

Siempre me acompaña los suspiros de tus provocadores mimos

No dejemos que el silencio eche raíces y nos preñe con sombras

No deseo volver a escribir versos tristes ni a extraviarme en el dolor

Tampoco deseo que mi espíritu vuelva a cabalgar en solitario

anegándose con la bruma ensangrentada de llanto por la soledad

 

Cuando se coagula la esperanza

Enséñame a redimir a las cicatrices del dolor

No sé por qué la desdicha derrumbó mis sueños

No sé cómo recobrar la fe y volver a confiar en tu amor

Me abrigo con la ausencia cómplice de la tristeza

No sé si por mi edad, vuelva a tener un querer como tu

Es cruel el destino del abatimiento solitario de tu piel

Aveces pienso que se desangran tus senos de pena

Escucho los espasmos que emergen como un canto

Te bautizo con el fuego y la espesura del molusco

Siento al temblor de tu lengua penetrando cual huracán

A enmudecido mi travesía por el verde silencio

Me encantaba acariciar tu cuerpo salpicado de amor

¿Cómo desahogar la calentura íntima, en la soledad?

Estoy condenado a vivir esclavizado en la cárcel de los amores

No deseo que tu recuerdo me sepulte entre las sombras

Me cansé de libar a la muerte en tus ojos

Será imposible, el dejar de quererte, así pasen años

No dejemos de vivir la vida, ni de retomar el vuelo, si es preciso

Por el amor y el deseo que existe, te pido que no te amuralles

No dejes que se extinga el fuego del alma, comencemos de nuevo

No quiero que por tu terquedad, nuestro destino sea una maraña

No limpias el polvo de tus pies, para besar tus huellas

Dejemos que se derramen las cenizas de los alaridos

Deseo decirle adiós al rumor de las fragancias de las cadenas

Desvestiré mis huesos del elixir del deseo, que me arropa

Los versos que engendra la soledad son fríos y desgarradores

No puedo reconstruir con coágulos de esperanza nuestra existencia

 

Héctor Cediel 2011-03-12

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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