Gabriela se levanta muy temprano todas las mañanas. Después de asegurarse que sus hijos están listos para ir al colegio, sale rumbo a su oficina donde le esperan varias reuniones, proyectos que debe completar y un gran número de mensajes que debe contestar o clasificar. La empresa para la cual trabaja ha confiado en su gran capacidad y ha escalado diversas posiciones hasta ocupar la que actualmente desempeña como gerente de servicios.
Gabriela tiene dos hijos. Desde que tenían seis meses asisten al servicio de guardería, prestación de la empresa. Los niños se han desarrollado normalmente, dice el pediatra, pero como suele suceder, el riesgo de contagio en las estancias infantiles es común, por lo que las gripas están "a la orden del día", pese a las restricciones que actualmente se manejan en estos centros. Cuando las cosas empeoran, la instrucción es no llevarlos, por lo que Gabriela tiene que buscar un familiar, una amiga o vecina que pueda hacerse cargo de los niños. Esto normalmente le retrasa en su ida al trabajo, pero además le requiere estar haciendo varias llamadas al día (más de las que normalmente hace) para checar "como siguen" y si no han incomodado a quien se ha prestado a cuidarlos.
Marcela por su parte, ejecutiva de una institución financiera, tiene a sus hijos cursando el segundo y sexto grado de primaria. Al menor, lo han diagnosticado con déficit de atención e hiperactividad. Motivo por el cual, recibe llamadas constantes del colegio al cual asiste, informándole de alguna falta o solicitándole acuda para hablar del bajo rendimiento escolar de su hijo. Estas ausencias si bien son compensadas con "horas extras", son también motivo de discusión con sus jefes al momento de revisar sus evaluaciones.
Algunas de estas historias se repiten una y otra vez en nuestros cursos: madres que trabajan, y que enfrentan una serie de situaciones tanto en el ámbito profesional como en el familiar. Ser madre y ejecutiva a la vez no es tarea fácil. Este doble rol tan reconocido, parece tener importantes repercusiones en la satisfacción y el desempeño tanto en el trabajo, como en el rol materno.
De acuerdo a un estudio hecho en el Reino Unido, alrededor de 60% de las madres trabajadoras encuestadas consideraron necesario eliminar el estrés de sus familias, cerca de la mitad declararon que preferirían ser madres de tiempo completo, mientras que una quinta parte señaló que le gustaría trabajar desde su casa; solamente un 4% elegiría trabajar de tiempo completo y 8 de cada 10 renunciarían si pudieran.
Además en este estudio se destaca que las madres que trabajan:
- Continúan realizando la mayoría de las actividades domésticas
- Tanto las madres de tiempo completo como las que trabajan tiempo completo tienen jornadas de trabajo similares
- Trabajan más horas (pagadas y no pagadas) que los padres que trabajan
- Quienes trabajan de manera parcial, trabajan más horas al día que el resto (trabajadoras de tiempo completo y madres de tiempo completo)
- Se ocupan del cuidado de los hijos cuando estos enferman, pese a contar con una pareja
En Estados Unidos, el ideal de "Supermamá" perseguido por las madres trabajadoras, en los setentas y ochentas, aquella que alternaba juntas y presentaciones con trabajos escolares, hoy día ha quedado atrás y las mujeres parecen buscar nuevas alternativas en la búsqueda de un mayor balance y calidad de vida.
Sin embargo, la discriminación que sufren las madres en el entorno laboral se manifiesta en tanto que no son tomadas en serio en sus aspiraciones profesionales por sus colegas o superiores una vez que tienen hijos e incluso sus periodos de inactividad profesional son vistos con recelo por sus empleadores.
En otro estudio, se encontró que LOS INGRESOS DE UNA MUJER CON MAESTRIA QUE HABIA TOMADO NUEVE MESES DESPUES DE DAR A LUZ A SU HIJO, PERMANECIAN 17 POR CIENTO MAS BAJOS, DIEZ AÑOS DESPUES, QUE LOS INGRESOS DE EMPLEADOS CON CALIFICACIONES SIMILARES PERO QUE NO TENIAN ESE GAP EN SU CURRICULUM.
Por tal motivo, es posible que muchas mujeres se sientan amenazadas por las repercusiones de tomar un tiempo fuera del trabajo para ejercer su maternidad o reporten problemas para reincorporarse. Particularmente para aquellas en profesiones y/o ambientes de mucha competencia, resulta difícil "aligerar" sus cargas u horarios de trabajo por sí mismas, por miedo a ser vistas como poco comprometidas o capaces en comparación a sus pares. De hecho muchas mujeres, con y sin hijos, tienen ingresos menores que sus contrapartes masculinas, pese a que sus cargas de trabajo son iguales o incluso mayores, con los mismos niveles académicos de experiencia profesional, debido a que se considera que éstas no tienen el rol de proveedoras en el hogar.
Este miedo puede llevar a algunas, a "anular la maternidad" como lo señala el artículo Las mujeres en los cargos de Dirección en México. De acuerdo a este estudio, la mayoría de las entrevistadas no tenían hijos. El 17% tenía sólo un hijo y sólo el 10% tenía dos hijos. El 52% de las ejecutivas que participaron en este estudio no eran madres. En este estudio se sugiere que a medida que se asciende en la pirámide ocupacional disminuye la probabilidad de encontrar ejecutivas con hijos.
Lo anterior coincide en nuestra experiencia con lo que nos compartiera el director de una importante compañía, quien había sido cuestionado por una de sus ejecutivas más importantes, en torno a la cantidad de trabajo que tendrían para el siguiente año, con objeto de que ésta pudiera tomar decisiones respecto de su maternidad. En este caso, el director había sido sorprendido por la solicitud de la joven, y señaló a esta que la decisión de ser madre dependía de ella y no estaba sujeta a cargas de trabajo; sin embargo por las razones antes mencionadas, el miedo de la joven era justificado.
Cómo combinar estos dos roles, que en muchas ocasiones parecen mutuamente excluyentes? Las respuestas parecen estar en varios sentidos, los cuales se enuncian a continuación:
1) Un mayor compromiso empresarial con la creación de programas que apoyen a las madres trabajadoras, los cuales incluyan no solo servicios de guardería, y horarios flexibles, sino también la implementación de nuevas modalidades de trabajo, evaluación por objetivos, apoyo emocional y programas educativos para madres que trabajan.
2) Insistir en una mayor sensibilización de los niveles superiores respecto de las capacidades productivas de las mujeres, su nivel de competencia y aportación al trabajo, con objeto de evitar la marginación de las mismas.
3) Promover compensaciones iguales para puestos iguales, independientemente de quienes las ocupen.
4)Un replanteamiento tanto de los roles femenino-masculino como de las responsabilidades familiares y de la dinámica familiar, en el que participen no solo la pareja, sino también los hijos de acuerdo a su edad y capacidad. En el caso de familias uniparentales, las madres solteras requieren de reforzar sus redes de apoyo con otros miembros de la familia, amistades, etc.
5) Una revisión personal y cuidadosa de la mujer ejecutiva, respecto de sus objetivos, sus deseos y necesidades. Este punto es probablemente uno de los más importantes y que mayor contenido aportará al desarrollo de un plan de vida y carrera para la mujer ejecutiva.
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Referencias
http://www.betterhealth.vic.gov.au/bhcv2/bhcarticles.nsf/pages/Working_mothers_common_problems
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