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Me he encontrado que es difícil encontrar a gente que viva en congruencia debido a la falta de conciencia, de inmadurez emocional por falta de trabajo personal interno. Vivir en congruencia significa tener la valentía de voltear a ver dentro de nosotras y hacer un examen honesto para ver si nuestros valores están alineados con nuestras acciones.

El mundo está lleno de gente incongruente y esto lo podemos ver a cada paso que damos. Madres y padres que les piden a sus hijos que hagan cosas que ellos no modelan con el ejemplo. Instituciones religiosas que disfrazan la pobreza en humildad y viven en palacios que podrían dar de comer a toda la gente que habita en la tierra. Figuras públicas y religiosas que hablan de ser intachables que tienen una doble vida donde la prostitución, la pederastia y la infidelidad, entre otras cosas, son lo que ocultan bajo sus máscaras de gente modelo. Maestras y maestros espirituales, motivadoras y motivadores que hablan del camino a seguir y su vida no es ejemplo de sus palabras. Nos guían a ciegas dándonos prescripciones que ellas y ellos mismos no siguen. ¿Qué podemos esperar de un ciego guiando a otro ciego?

Cuando se es incongruente por falta de conciencia somos totalmente ciegas y ciegos a lo que estamos haciendo y entonces lo proyectamos a las y los demás porque es mejor verlo afuera que tener que voltear a ver dentro. Cuando hay un poco de conciencia y no se corrige el error nos sentimos como unas impostores y la culpa se adueña de nosotras porque sabemos que no estamos siendo sinceras, entonces el sufrimiento aparece.

Definitivamente tenemos una crisis de falta de congruencia y el mundo está ávido de modelos a seguir, de personas que sean ejemplo de autenticidad, donde la vulnerabilidad y la honestidad sea el estandarte, donde las máscaras se quiten tras un trabajo personal intenso.

Internarnos en el camino de la congruencia significa que seremos tentadas muchas veces a no ser congruentes y que nos caeremos varias veces antes de lograrlo, pero la congruencia se logra a través de la resiliencia y de la honestidad antes que nada con nosotras mismas y sobre todo con la práctica y la vigilancia para observar si nuestras acciones están alineadas con lo que pensamos y decimos.

Louis Hay tiene una anécdota que habla de una manera hermosa sobre la congruencia, nos cuenta que comenzó con sus afirmaciones positivas para ayudar a enfermos de sida, años más tarde ella es diagnosticada con cáncer y su respuesta fue la siguiente máxima: “Se me ha dado la oportunidad de practicar lo que enseño”.

Tenemos la obligación de hacer lo mismo si queremos evolucionar, no hay caminos cortos en el camino de la congruencia.