Recuerdo aquel cuento que alguna vez escuché: “¿Es usted indeciso? ¡Sí!; bueno…tal vez; ¡Quién sabe!”. Así somos los seres humanos muchas veces; desconocemos dónde queremos ir; cómo ir; a qué hora; y si acaso eso es la resultante que nos mueve, que es conveniente y resuelve alguna parte de nuestra realidad.
La primera pregunta que tenemos que responder a nuestro yo observante es: ¿qué queremos ser? Se acompaña siempre del: ¿Qué queremos tener?
Tener y ser, dos conceptos absolutamente distintos que en la praxis, en la actualidad, parecen confundirse, sobretodo, para quienes han dejado de cuestionarse lo que son, han sido y serán; esos que circulan y pasan por la existencia de noche y sin compromiso con ellos mismos, con su mundo y con el entorno, aún mayor, por ejemplo, con el medio ambiente, ese que heredaremos a las siguientes generaciones y que pocas veces hacemos la pausa y nos detenemos a pensar en las consecuencias posibles que finalmente son nuestra responsabilidad en cualquier grado.
Habrás escuchado el término que hace referencia a una persona y de su relación, bien sea con su maestro, con sus padres o con alguien que verdaderamente fue importante en su trayectoria: “Fue moldeado…” Así es la vida, así somos los seres humanos; formados por circunstancias y relaciones cual si fuéramos una escultura de bronce vaciada en el yeso que le da vida; plástico dirían algunos; esos que dejan de darse cuenta de las diferencias entre una cubeta para limpiar el piso y la famosa obra de Auguste Rodin, “El pensador” o la estatua ecuestre de algún héroe de mil batallas; por cierto, la posición de las patas del caballo tiene que ver con la muerte del personaje, así sea en el campo de guerra o de enfermedad en la cama.
Distinguir entre lo posible y lo imposible parece ser una disyuntiva que sólo permanece presente si estamos alejados de nuestro concepto de realidad o si carecemos de la voluntad de lograr metas y propósitos.
Esa es la decisión que debemos tomar; ese el principio, como si nos dirigiéramos a esa señora virtual que nos acompaña en el camino de la siguiente manera: “Señora Indecisión: hágame usted el enorme favor de dejar de sabotear mis objetivos; retírese; hoy, aquí y ahora, la he sustituido como compañera de viaje por la Señora Decidida, a quien le presento…”
Imaginar la historia del homo sapiens, nuestros ancestros, visualizando desde tu ventana el mundo que te rodea o encendiendo la tv, sin importar la programación; contrastar esos dos “mundos de diferencia” debiera llamarte por lo menos a analizarlo y a tomar cartas en el asunto.
El camino es único; por lo menos en la meta de salida, tienes que deshacerte de tu indecisión que simplemente es el receptáculo de tus miedos y tu negativa al cambio.
¿Cuándo decidirás abandonar la indecisión a su suerte?
¿De qué material estás moldeado?
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Comentarios
¡Hola Terry! Tienes mucha razón... agradezco esta reflexión creeme que me hizo pensar bastante que no debo conformarme con tomar a la indecisión como algo normal o por mi signo jajaja, en fin, gracias. Un abrazo :)
Me encantan las publicaciones que se hacen en Retos Femeninos , a veces parecen como si estuvieran especialmente hechos para mi, realmente estoy aprendiendo a ser mas decidida, mi vida durante mucho tiempo estuvo llena de indecisiones, a veces en cosas tan simples y tan sencillas como decidir que zapatos quiero o que ropa me voy a poner, y otras tan importantes que nunca tuve el valor de decidir, como poner fin a una situación en la que yo ya no estaba agusto desde hace años y postergue y postergue hasta que por fin empece a tomar decisiones y decidi terminarla, gracias por compartir , SALUDOS¡¡¡¡