Publicado por Lydia CASIANO el 28 de Abril de 2010 a las 8:06am
Cuando llegué a casa esa noche mientras mi esposaservía la cena, la tomé de la mano y le dije: tengo algoque decirte. Solo se sentó a comer en silencio. Yo podíaobservar el dolor en sus ojos. Quiero el divorcio......ledije lo más suave que pude.Mis palabras parecieron no molestarle. Al contrario,muy tranquilamente me pregunto, por qué?Evite su pregunta con mi silencio, esto le hizo enfurecer.Tiro los utensilios y me gritó , no pareces hombre! Esanoche, ya no hablamos má s. Ella lloraba en silencio. Yosabía que quería saber que le había pasado a nuestromatrimonio. Pero yo no hubiera podido darle unarespuesta satisfactoria. Mi corazón ahora le pertenecíaa Eloísa. Ya no la amaba, solo me daba lástima!Con un gran sentido de culpa, redacté un acuerdo dedivorcio en el que le daba nuestra casa, nuestro auto yun 30% de las acciones de mi empresaDespués de leerlo ella lo rompió en pedazos. La mujerque había estado diez años de su vida conmigo ahoraera una extraña. Me sentí mal por todo ese tiempo yenergía que desperdició conmigo. Todo eso que yonunca le podría reponer. Pero ahora ya no habíamarcha atrás, yo amaba a Eloísa. Por fin mi esposasoltó el llanto frente a mí, eso era lo que yo esperabadesde el principio. Verla llorar me tranquilizaba un poco,ya que la idea del divorcio que me preocupaba tantoahora era más clara que nunca.El siguiente día, llegue a casa muy tarde y ella estabaen la mesa escribiendo algo. Yo no había cenado, habíapasado un día muy intenso con Eloísa y tení a mas sueñoque hambre y mejor me retiré a dormir.Desperté en la madrugada, ella todavía estaba escribiendo. La verdad no me importó y solo me acomodéde nuevo encama y seguí durmiendo.En la mañana me presento sus condiciones para aceptardivorciarse: No quería nada de mí, pero necesitaba unmes antes de firmar el divorcio, me pidió que en ese mestratáramos de vivir una vida lo más normal posible. Susrazones eran simples: nuestro hijo tenía unos exámenesmuy importantes en este mes y no lo quería mortificarcon la noticia del matrimonio frustrado de sus padres.Esto era algo en lo que yo también estaba de acuerdo.Pero había más, me pidió que me acordara como la carguéel día de nuestra boda.Quería que cada día de este mes, la cargara de nuestrocuarto hasta la puerta de la casa....... pensé que se estabavolviendo loca. Pero decidí aceptar este raro requisito contal de que este mes pasara sin más peleas o malosmomentos.Le platique a Eloísa de las condiciones que puso mi esposa......se rió bastante y pensó que era muy absurdo. Dijo entono burlón: no importa los trucos que se invente, tieneque aceptar la realidad que se van a divorciar.Desde que le expresé mis intenciones de divorcio miesposa y yo no teníamos ningún contacto í ntimo. Elprimer día que la cargué se me hizo un poco difícil.Nuestro hijo nos vio y aplaudió de felicidad al vernosy dijo, papá me da gusto que quieras mucho a mi mamá.Sus palabras me causaron un poco de dolor. Desdenuestra habitación hasta la puerta de enfrente caminécomo diez metros con ella en mis brazos. Ella cerró susojos y me dijo al oído que no le dijera al niño deldivorcio. Me sentí muy incomodo, la bajé y ella caminoa tomar el autobús para ir a trabajar. Yo manejé solo ami trabajo.El segundo día fue un poco más fácil. Ella se recargóligeramente en mi pecho. Podía oler la fragancia de sublusa. Me di cuenta que desde hace tiempo no le habíapuesto mucha atención a esta mujer. Me di cuenta queya no era tan joven, había un poco de arrugas en sucara, su pelo ya mostraba canas. Ese era el precio denuestro matrimonio. Por un minuto me pregunté quesi yo era el responsable de esto.A el cuarto día, cuando la cargué sentí que regresaba unpoco de intimidad. Esta era la mujer que me había dadodiez años de su vida.El quinto y sexto día, me di cuenta que el sentimientocrecía otra vez. No le platiqué nada de esto a Eloísa.Conforme los días pasaban se me hacía más fácilcargarla. Quizás el ejercicio de hacerlo me estabahaciendo más fuerte.Una mañana la vi que estaba buscando un vestido paraponerse, pero no encontraba nada que le quedaba. Solosuspir ó y dijo, todos mis vestidos me quedan grandes.Es ahí donde me di cuenta que por eso se me hacía muyfácil cargarla. Estaba perdiendo mucho peso, estabamuy pero muy delgada.De repente entendí la razón......estaba sumergida entanto dolor y amargura en su corazón. Inconscientementele toqué la frente.Nuestro hijo entró en ese momento y dijo, Papá es tiempoque cargues a mama. El ver a su papá cargar a su mamátodos los días se le había hecho costumbre . Mi esposa ledio un fuerte abrazo. Yo mejor mire hacia otro lado portemor a que esta conmovedora imagen me hicieracambiar de planes. Entonces la cargué , y empecé acaminar hacia la puerta, su mano acarició mi cuello, y yo laapreté fuerte con mis brazos, justo como el día que noscasamos.Pero su estado físico me causo tristeza. En el ultimo día,cuando la cargué sentí que no me podía ni mover. Nuestrohijo ya se había ido a la escuela. La abracé fuerte y le dije,nunca me di cuenta que a nuestra vida le hacía falta algoasí.Me fui a trabajar.....salté fuera de mi auto sin poner llavea la puerta. Temía que cualquier momento podríacambiar de opinión.....subí las escaleras, Eloísa abrió lapuerta y le dije, Lo siento mucho pero ya no me voy adivorciar.No podía creer lo que le estaba diciendo, hasta me tocóla frente y me pregunto si tenía fiebre. Quité su mano demi frente y le dije de nuevo. Lo siento Eloísa, ya no mevoy a divorciar. Mi matrimonio era muy aburrido porqueni ella ni yo supimos apreciar los pequeños detalles denuestras vidas; no porque ya no nos amáramos. Ahorame doy cuenta que cuando nos casamos y la cargué porprimera vez esa responsabilidad es mía hasta que lamuerte nos separe.Eloísa en este momento salió del shock y me dio una fuertebofetada, y llorando cerró su puerta. Corriendo bajé lasescaleras y me fui de ahí.Paré en una florería, ordené un bonito ramo para miesposa. La chica me pregunto qué le ponía a la tarjeta.Sonreí y escribí, " siempre te llevaré en mis brazos hastaque la muerte nos separe"Esa noche cuando llegué a casa, con las flores en mismanos y una sonrisa en mi cara, subí a nuestro cuarto........sólo para encontrar a mi esposa en su cama.....Muerta!Aparentemente, el dolor y la pena detuvieron su corazonpor completo.Los pequeños detalles es lo que de verdad importa en unarelación. No la mansión, el carro, propiedades o dinero enel banco. Esto crean un falso sentido de felicidad que nolo es todo.Mejor encuentra tiempo para ser el amig@ de tu esposo oesposa, y tómense todo el tiempo necesario con esospequeños detalles que hacen la diferencia. Detalles quenuestros hijos pueden notar, como en este caso, y puedenllenar a la entera familia de mucho regocijo...Que tengas un feliz matrimonio
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hola te agradezco mucho esta publicacion entiendo que a veces la rapidez de la cotidianidad nos hace retirar nuestra atencion a los detalles es bueno tomar en cuenta y trabajar en ello
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