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No podía creerlo al leer la noticia y ver las imágenes: "Un evento de gala se ha desarrollado en Gaza: Hamas patrocinó un casamiento masivo para cuatrocientos cincuenta parejas. La mayoría de los novios estaban en sus medianos veinte; la mayoría de las novias eran menores de diez años. Dignatarios musulmanes, incluyendo a Mahmud Zahar, un líder de Hamas, estaban presentes para felicitar a las parejas que tomaron parte en la celebración, cuidadosamente montada. “Le estamos diciendo al mundo y a Estados Unidos que no nos pueden negar la dicha y la felicidad”, les dijo Zahar a los novios, todos los cuales estaban vestidos con idénticos trajes negros, y provenían del cercano campo de refugiados Jabalia. Cada novio recibió de Hamas un regalo de 500 dólares. Las prepúberes niñas, vestidas de blanco y adornadas con chillones maquillajes, recibieron ramos de novia." (Ver información aquí.)

Estos hechos entrecruzan esa delicada frontera por la que a nombre de los fundamentalismos de todo tipo los hombres se matan: religión, política, usos y costumbres, pedofilia. ¿En dónde está la línea? ¿Hasta dónde se deben defender las causas y quién es el responsable de asegurar el cumplimiento de las leyes? ¿Las leyes de quién?

No concibo que el mundo acepte que niñas menores de edad de 5, 9, 11, 15 años sean obligadas a casarse con hombres que podrían ser sus padres o abuelos. Esta realidad no es exclusiva del mundo musulmán: en mi país -debo reconocerlo con tristeza profunda- hay poblaciones en todas partes, siendo Oaxaca, Guerrero y Chiapas algunos de los casos- en los que por una botella de mezcal, por una vaca o simplemente porque es la costumbre y en eso quedaron los compadres, niñas de estas edades son dadas -como objetos- a su mejor postor, al compadre o al hombre con quien se tenía una deuda. Las autoridades no actúan por tratarse de usos y costumbres de las comunidades, por falta de interés, de tiempo o incapacidad.

Esta realidad es un hecho aplastante en todas las latitudes del planeta, y mientras esto sucede nadie hable, dice, se entera o cuestiona. El Centro Internacional de Investigación Sobre Mujeres estima que, actualmente, hay 51 millones de niñas desposadas que viven en el planeta tierra y casi todas en países musulmanes. 29% de esas niñas desposadas son golpeadas regularmente y abusadas por sus esposos en Egipto; 26% sufren un abuso similar en Jordania. Las niñas de 10 años en Arabia Saudita, de acuerdo con la "fetua" (decreto religioso) emitido por el muftí del país (máxima autoridad musulmana del reino), pueden casarse.

Mientras leemos esto, niñas y niños en todo el mundo son violados, abusados sexualmente, sodomizados, vendidos, regalados, traficados, vulnerados de diversas maneras. No se trata sólo de un asunto de religiones o de usos y costumbres, es un problema de educación vinculado al desarrollo de una nación, entendiendo que éste no se trata sólo del ingreso per cápita del mismo, sino de la calidad y posibilidades de desarrollo integral de sus habitantes. Ahí en dónde el futuro de crecimiento, salud, educación y bienestar es una realidad robada para estos pequeños, no hay desarrollo y las personas en el mundo tenemos algo que hacer y decir. Lo único que no podemos permitirnos es quedarnos callados.