SABORES DE MEXICO E ITALIA

A Eugenia RivaraLas aportaciones de Italia al mundo son enormes y muy diversas. Está en primer lugar, por supuesto, su arte, que por sí mismo es ya patrimonio de la humanidad. Baste mencionar el genio de Leonardo o el de Miguel Ángel, pues ¿qué sería de la humanidad sin la obra de estos seres excepcionales?En la literatura no se quedan cortos. Nos viene en primer lugar a la cabeza el nombre de Dante Alighieri, con su Divina comedia, pero lo cierto es que suman decenas los grandes escritores que lo han sucedido en su patria. Y qué decir de su arquitectura y sus esculturas, que parten desde la legendaria Roma y atraviesan por las maravillas del Renacimiento, mostrándonos el esplendor de Florencia y Venecia.Esa Italia maravillosa, plena de vida y creatividad, también se ha inscrito con brillantez en la gastronomía. Para empezar, recuerdo el caso de aquel extraordinario lugar donde nació una manera diferente de ver y confeccionar la comida, tal como lo intentó Leonardo en el primero de los cuatro restaurantes que abrió y que se llamó Los Tres Caracoles. Sin duda, un momento mágico que estableció el concepto moderno de preparar y servir los alimentos.Y bueno, también quiero aludir hoy con toda intención a ese gran descubrimiento de la humanidad llamado espagueti y seguir con otras delicias, pues ahí esta también la pizza, quesos tan delicados como el parmesano o el mozzarella, al igual que un sabroso e imaginativo elenco de pastas.En fin, que el menú italiano es impresionante y eso que sólo he mencionado algunos platillos que, por cierto, han rebasado fronteras y se disfrutan en casi todo el mundo. Quedan todavía una infinidad de sabrosuras que debemos agregar, llaménse focatas, salamis, canelones, ravioles, macarrones, boloñesas, lasañas, tortellinis, capelletis, fusilis y, desde luego, para rematar, las casatas, el tiramisú y el capuchino.En nuestra tierra hemos tenido la suerte de recibir la influencia de esos benignos sabores, con lo más prestigiado de su muestrario gastronómico, además de múltiples y reiteradas bendiciones papales.Todo esto lo comento ahora porque de esa cultura excepcional viene el abuelo de mi gran amiga Eugenia Rivara, quien bendijo igualmente nuestra tierra con sus maravillosas creaciones en el género de las pastas.Claro está, me refiero a La Genovesa, seguramente la primera fábrica en su género y que orgullosa cumple 30 largos años de servir y engalanar nuestra mesa. Habría que imaginar todas las aventuras y retos administrativos o empresariales que ha vivido desde que se fundó hasta nuestros días, lapso que abarca ya a cuatro generaciones.Hoy tenemos que agradecer, una vez más, a la familia Rivara su presencia en México y valorar lo que esto representa en esfuerzos, sacrificios, riesgos y aportaciones, porque La Genovesa, aparte de sus buenos sabores y calidad, representa inversiones, fuentes de trabajo y, en general, desarrollo económico para México.Además, debo confesar que me emociona recordar mi orgullosa ascendencia italiana por la vía paterna, por el lado de los Chiapa, que luego se convertiría en Chapa.Por multitud de razones quiero expresar aquí mi respeto y admiración hacia Eugenia Rivara, refinada mujer que ocupa ya un espacio importante en el ámbito de nuestra gastronomía, tanto la nacional como la italiana, sin hablar de su ejemplar su labor en la docencia. Un personaje que hace honor a sus raíces genovesas, pero, a la vez, a su pertenencia mexicana, que sin duda ha probado ser una gran mezcla, no sólo para efectos de las artes culinarias, sino para la vida misma, con sus altos valores y un gran talento que hacen de ella una distinguida personalidad.Felicidades, salud y que los años se multipliquen venturosamente para el bien de Eugenia, el de su familia, y que su magnífica gestión alimente las amistosas relaciones entre México e Italia.
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