Recientemente hemos disfrutado un año más de los rituales que se llevan a cabo en México el día de los muertos. Se trata de una tradición muy especial. Disfrazada de festividad, es una muestra del recuerdo y del respeto que se les tiene a aquellos que “ya no nos acompañan”. Pero, ¿qué estamos haciendo realmente?
Personalmente me dedico desde hace casi diez años a ser feliz y a ayudar a los demás a alcanzar ese estado interior de paz, amor y felicidad, que no depende de nada ni de nadie externo a uno mismo. La mayor parte de este tiempo realicé mi trabajo en este campo por medio de la reprogramación a nivel subconsciente, o lo que es lo mismo, cambiando creencias y liberando los bloqueos emocionales que nos impedían alcanzar ese estado.
Con el tiempo observé que en ocasiones no bastaba con esa transformación a nivel subconsciente, lo que me llevó a investigar otros factores que nos condicionan sobremanera, y que trascienden a nuestro propio subconsciente. Así llegué al mundo de los espíritus, y a muchos otros elementos.
En ocasiones había personas que en los cursos eran incapaces de llevar a cabo las transformaciones objeto de cada curso, y también había personas que “veían” el motivo por el que eso ocurría. De hecho, son muchas las personas que ven, sienten y oyen más de lo que la mayoría de personas vemos, sentimos y oímos. Son muchas las personas que ven esa realidad, que forma parte de la nuestra pero, que la mayoría somos incapaces de percibir con nuestros cinco sentidos.
Dediqué bastante tiempo a investigar y conocer el mundo de los espíritus, y lo más importante, el impacto que tienen sobre nuestras vidas. Por lo general somos absolutos ignorantes respecto a este tema, propiciado en gran medida por tratarse de un tema tabú, que genera un temor.
La experiencia me ha llevado a conocer una realidad apasionante, un mundo que aun siendo ignorado por nosotros, continúa y continuará existiendo y afectándonos enormemente.
La muerte física no es un final, sino una metamorfosis. Se trata de una separación entre nuestro espíritu y nuestro cuerpo, A partir de ese momento, cada uno sigue su camino. Nuestro espíritu continúa su proceso de evolución y desarrollo, mientras que el cuerpo físico evoluciona hacia su descomposición. Nosotros no somos nuestro cuerpo físico.
El cuerpo físico es tan solo un vehículo que utilizamos durante un corto periodo de tiempo. Del mismo modo que utilizamos distintos automóviles a lo largo de nuestra vida para desplazarnos, utilizamos distintos cuerpos para vivir experiencias a lo largo de nuestro proceso de evolución.
Cuando llega el final de nuestra vida en este cuerpo, el espíritu continúa su camino, pudiendo trascender con rapidez, o retrasando ese proceso sine die. Cuando esto último ocurre, el espíritu del fallecido queda entre nosotros en un nivel vibracional muy denso.
Cuando están presentes estos espíritus no trascendidos, sean o no nuestros seres queridos, nos arrastran a un nivel vibracional muy bajo, incluso en contra de su propia voluntad, lo que nos puede conducir a sentirnos mal a nivel mental, emocional o físico.
Son muchas las personas que cuando llega esta época del año comienzan a sentirse mal a nivel emocional, e incluso caen enfermas. Es algo normal que ocurra, ya que por un lado sintonizamos con esos recuerdos que generan en nosotros emociones de pena, añoranza, tristeza, etc., y por otro lado, atraemos a muchos espíritus “no trascendidos”, que nos arrastran energéticamente a niveles muy bajos.
La tradición del día de los muertos es algo muy especial, profundamente arraigada en buena parte de México. Ahora bien, deberíamos tomar conciencia de lo que realmente representa, y ayudar a todos esos seres queridos a los que invocamos a que trasciendan una vez pasado ese día. Haciéndolo les ayudamos a ellos y nos ayudamos a nosotros.
Ricardo Eiriz
Creador del Método INTEGRA, de transformación a nivel subconsciente, y autor de los libros “Método Integra”, “Escoge tu camino a la felicidad y el éxito”, “Un Curso de Felicidad”, “Apunta Alto” y “El Alma de la Salud”
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