SÉ QUE DEBO CAMBIAR, PERO… ¿QUÉ?

Solemos ser los jueces más estrictos con nuestra persona; manifestamos una serie de características que no nos agradan de nuestra apariencia física, de nuestro carácter, de la forma en que reaccionamos frente a ciertas situaciones y todo eso se agolpa en nuestra mente que repite una y otra vez: debo cambiar, debo cambiar.

La realidad es que no siempre sabemos por dónde empezar, cómo hacerlo y si vale la pena entrar en ese proceso de transformación. Esto es porque no nos detenemos a efectuar un diagnóstico personal. Un médico no debe recetar sin conocer la enfermedad que pretende curar; pero nosotros deseamos ser otra persona, sin saber siquiera si estamos mal.

El diagnóstico inicia con un listado de cualidades, no de defectos. Es importante saber lo que sí nos gusta, lo que nos lleva a sentir orgullo por nuestros logros: conocimientos, experiencias, resultados en determinadas áreas de nuestra vida… es decir, lo que sí está bien. Esa primera revisión nos puede llevar a desistir de algunas cosas que queríamos eliminar. Lo que sí somos es bastante bueno.

En cuanto a lo que no deseamos, habría que preguntarnos antes de tomar acción: ¿por qué no me gusta eso de mí?, ¿Por qué me hace sentir mal?, ¿por qué no me gusta?, ¿para qué quiero cambiarlo?, ¿tengo razones de peso?

Si después de hacernos esas preguntas, aún queremos cambiar, es recomendable clasificar cada aspecto en áreas específicas para tener claridad en lo que consideramos más importante. Establezcamos las prioridades acompañadas de razones que constituyan grandes motivadores, esto es, que sean producto de un deseo intenso, que perdure en el tiempo, que destruya obstáculos y que genere expectativas. En ese momento estamos preparados para diseñar la estrategia. Tiene que ser consistente sin acudir a soluciones que se asomen como “mágicas”, con las que llegamos a dañar seriamente lo que queremos mejorar. Actuar con conciencia es esencial para conseguir cualquier cambio.

La transformación de cualquier cosa que tenga que ver con nuestra persona o con nuestra vida ha de ser paulatina, por eso es preferible abordar uno a uno los objetivos y no saturarnos porque cada uno implica compromiso con uno mismo, concentración y convicción.

¿Quieres cambiar? ¡Adelante! Pero con un proceso responsable porque tu vida es lo más importante.

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Comentarios

  • Este tipo de reflexiones son muy buenas porque todas las personas, en algún momento, sentimos que debemos cambiar algo que nos hace sentir incómodos, la decisión y responsabilidad de hacerlo es de cada uno, sin embargo, no siempre se tiene claro por donde se debe empezar.

    Felicidades muy buena reflexión. 

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