De oriente a occidente, de Hong Kong a Chile, pasando cómo no por Venezuela, Ecuador, Bolivia, México, Líbano, o incluso Francia y España, nos encontramos con una ola de revueltas políticas, económicas y sociales, con enfrentamientos y violencia en las calles.
Los motivos de cada uno de estos movimientos son muy distintos, e incluso podríamos llegar a entender desde una perspectiva racional algunos de ellos. En otros casos lo que hay detrás es una total manipulación, adoctrinamiento y utilización de las masas en beneficio de unos pocos.
Con independencia de las motivaciones, hay un denominador común: muchas personas con creencias de que están luchando por sus libertades y sus derechos, y que ante esa perspectiva, el fin justifica los medios.
Este tipo de creencias son muy peligrosas, especialmente si metemos por medio la aparición en los momentos “calientes” de grupos antisistema, que tan solo buscan la confrontación, y en muchas ocasiones adquieren el liderazgo de los movimientos populares.
Nos encontramos ante un momento muy especial de la historia de este planeta, y al mismo tiempo ante un momento de total desafío para aquellos que elegimos la paz como modo de vida.
La paz no pasa por posicionarse con uno u otro bando. No pasa por juzgar los actos cometidos en “plena batalla”. No pasa por dejarse arrastrar por el miedo, la ira, o la rabia. No pasa por poner nuestra atención en todos esos actos que tanto nos revuelven por dentro. Y por supuesto no pasa por intentar frenar por la fuerza a los que piensen distinto.
El momento presente requiere, más que nunca, mirar hacia dentro, porque la paz pasa por uno mismo. Para generar paz en nuestro entorno, debemos nosotros ser paz. Nuestro foco de atención debe estar en nosotros mismos, en nuestra transformación interior para ser paz y vivir en coherencia en todo momento.
La libertad, al igual que la felicidad o la paz no están en el exterior ni dependen de los demás, sino que residen en nuestro interior. Nelson Mandela, Mahatma Gandhi o la Madre Teresa de Calcuta nos mostraron el camino. Ahora nos toca a nosotros seguirlo.
Permítete ser feliz, sentirte libre y vivir en paz con independencia de las circunstancias externas. Y no permitas que nada ni nadie te impida vivir en coherencia.
Para lograrlo trabaja en ti la aceptación de los demás tal y como son, el derecho que cada uno tenemos a elegir y decidir la vida que vivimos, y por supuesto el entendimiento de que todas las experiencias que vivimos son correctas y nos permiten tener un crecimiento y un desarrollo en esta vida. Elije vivir una vida basada en el amor.
Todos tenemos un enorme poder interior para dirigir nuestras vidas, y para influir en la vida de los demás. Usarlo o no depende exclusivamente de cada uno de nosotros, pero no olvides que su uso siempre pasa por vivir en coherencia.
Estés donde estés, conviértete en un líder de paz haciendo brillar tu luz interior. Con ello iluminarás el camino de todos aquellos que te rodean, y les ayudarás a que ellos también brillen.
¡Sé luz y confía!
Ricardo Eiriz
Embajador de la Paz y la Buena Voluntad de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México) ante la UNESCO.
Creador del Método INTEGRA®
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