Publicado por Martha Chapa el 28 de Julio de 2009 a las 7:00am
Una de nuestras obligaciones es recordar y rendir homenaje a aquellas mujeres talentosas que tanto aportan al país, especialmente en momentos en los que se avecinan celebraciones como el Bicentenario de la Independencia Nacional y El centenario de la Revolución, incluida la etapa de la Reforma. Es importante resaltar las luchas de mujeres destacadas en diferentes ámbitos, sin anatemas ni descalificaciones, y por supuesto sin importar el lugar de su procedencia.La construcción de la sociedad es tarea de todos, y el concepto oscurantista y feudal de la mujer relegada y discriminada pertenece a un pasado al que nunca volveremos. No se trata de que se reconozcan nuestros derechos en las leyes, sino de que en realidad las oportunidades fluyan igualitariamente. Basta ya de una sociedad machista y discriminatoria. Estamos obligadas y obligados a reconstruir la nación sobre la base de la igualdad.La primera asignatura es que hombres y mujeres podamos acceder a la administración publica, a la investigación científica y a la vida cultural en igualdad de términos y circunstancias.Por eso menciona ahora a Doña Rosario María Gutiérrez Eskilsen, quien nació el 16 de abril de 1905 en Villahermosa. A los 16 años se recibió de maestra normalista y, gracias a su disciplina y dedicación, el gobernador de su estado la becó para continuar sus estudios en la ciudad de México. Cuando terminó con esta misión, regresó a su estado natal, donde trabajó con gran ahínco en la escuela normal, siempre con la mística de retribuir lo que había recibido.Al morir su madre se sintió muy triste y decidió trasladarse nuevamente al Distrito Federal, donde se graduó como maestra en la Universidad Nacional Autónoma de México en el año de 1939. Son muy conocidos los honores que recibió a lo largo de su vida, pero quisiera hacer referencia a la Medalla de Oro que se le otorgó en Ciencias de la Educación por su brillante examen en 1941. Posteriormente terminó un doctorado en Letras y recibió un cum laude.Una maestra normalista con conciencia social que la llevó a fundar la Secundaria Núm. 13. Asimismo por sus inmensos méritos fue becada a la Universidad de Columbia, donde estudió fonética española con el maestro Federico Onís de 1944 a 1945.Entre sus reconocimientos más altos se encuentran también el Juchimán de Plata que otorga la Universidad de Tabasco, 18 medallas por sus méritos académicos y trabajos docentes, y la medalla Ignacio Manuel Altamirano por cincuenta años de labor como maestra. Por tanto, se le hizo un homenaje póstumo en la Escuela Normal Superior, distinción muy merecida que a poca gente se le otorga.Es natural que en Tabasco varias escuelas lleven su nombre, al igual que un parque, una calle, cuatro bibliotecas y una beca. Es autora de obras como Prosodia y fonética de Tabasco, El diptongo en la Real Academia, Información gramatical para el sexto año de primaria, El habla popular y campesina de Tabasco, Cartilla para enseñar el español y muchas otras. Queda claro que fue una mujer colosal que consagró su vida al estudio y la enseñanza, lo cual merece toda nuestra admiraciónGracias a mujeres tan ejemplares como esta ilustre tabasqueña, en México la mujer puede desempeñar hoy un papel fundamental, y es quizá la que defiende con mayor inteligencia y tesón los valores paradigmáticos del pueblo; es decir, el derecho de las mayorías a vivir mejor y las reformas jurídicas que tiendan a una repartición más justa de la riqueza.Por encima de discrepancias partidarias, convocamos a la unidad de las mujeres en torno a principios que defiendan la soberanía del país. No pretendemos modificar convicciones políticas, pero sí establecer rutas comunes que nos permitan caminar en el siglo XXI a nuestras hijas o nietas sin tener la necesidad de hacer actos sólo para mujeres como símbolo de resistencia.enlachapa@prodigy.net.mxwww.marthachapa.net
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