Muy queridas mujeres de Retos Femeninos, hoy les quiero contar de un gran esfuerzo personal para salir de deudas y cómo este esfuerzo ahora se ha plasmado en una nueva herramienta para ayudar a otras personas que se encuentren en situación de deuda complicada.
Estoy segura que será un buen recurso para trabajar de manera personal con nuestras deudas.
Prácticamente todos vivimos con alguna deuda. Si no es la casa, es el coche y si no, el Palacio de Hierro, Elektra o Suburbia.
¡De verdad! Levante la mano quien no tienen ni una sola tarjeta de crédito.
Muy bien las que no, pero la mayoría si tenemos.
Ahora, levante la mano quien no le debe ni a la vecina la tanda, avón, tupperware, betterware o alguna otra cosa.
Es normal y común tener deudas. Es más, yo diría que es bueno tener cierto tipo de deudas. Les platico…
Hay deudas que yo llamo buenas. Estas deudas son las que solicitamos porque de otra manera (aunque ahorráramos todo lo que ganamos) nos costaría mucho adquirir ese bien que tanto queremos.
Este tipo de deudas son como los créditos hipotecarios, automotrices o de bienes duraderos como una lavadora o un refrigerador.
El otro tipo de deuda, al que yo llamo “mala” es aquella deuda en la que por falta de desorganización solicitamos para adquirir algo que puede o no ser importante pero que si es urgente.
Por ejemplo: pagar con crédito los útiles escolares. Hace algunas colaboraciones les platiqué cómo pueden organizarse. Lo mismo para la compra de ropa o gustos.
Todo se puede hacer si organizamos nuestro dinero.
Lo importante de este post es ofrecerles este MINI CURSO DE DEUDA que pueden descargar de forma gratuita.
Ordenar nuestro dinero es primordial. Hacerlo crecer una responsabilidad personal.
Recuerden que, príncipe azul o no, nosotras necesitamos crear nuestro patrimonio.
Pero cómo lo hacemos si estamos pagando caro el dinero que pedimos prestado.
Hay que deshacerse de deudas malas. Cuidar que las deudas buenas estén bajo control y pagarnos a nosotras mismas primero.
Recuerden que…
Es importante decirle a tu dinero a dónde quieres que vaya y no que se te haya ido, ¡sin avisar!
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Nos tomamos un café y platicamos de dinero.
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