LAS PEQUEÑAS GRANDES COSAS
Las pequeñas grandes cosas de la vida, esas que están por doquier y que por estar ocupados en el pleito, en la angustia por lo que puede pasar, en el resentimiento por lo que ya pasó, en el miedo que paraliza, no percibimos las pequeñas grandes cosas de la vida.
Te invito a que en este momento lleves tu mano al corazón y con profunda atención percibas en cada latido, el milagro de la vida. El que hace latir tu corazón, un órgano diminuto, realmente pequeñito, pero que desde que fue formado no ha dejado de latir, a pesar de la adversidad, las pérdidas, el dolor y la tristeza enfrentados.
Voltea al cielo, seguramente hay una nube, la copa de un árbol, algo que te recuerde que la presencia de Dios, está en todo lugar y en todo momento. Florece en la estrella que da brillo y en la flor más hermosa, renueva la vida en cada respiración y en esa sinfonía de las hojas de los árboles con el viento, te recuerda que la vida es movimiento, que la vida es amor.
Y hablando de las hojas de los árboles, ¿Ya te diste cuenta? En el otoño, cómo los árboles entregan generosos las hojas a la tierra, sin apegos, sin lamentos, sin reclamos ni reproches. Tal vez porque hay una sabiduría interior que les dice que estas hojas servirán de abono para una vida nueva, una vida mejor.
Las pequeñas grandes cosas de la vida… ¿Tienes ahí cerca de ti la fotografía de ese ser amado que se encuentra distante o incluso que físicamente ya no está? Te das cuenta que el amor sigue siendo un puente entre los dos. Tal vez, hablando de distancia, hay alguien que en este momento hace oración por ti. Tal vez en esta mañana tuviste la oportunidad de dar un beso, regalar unas palabras y hasta una bendición.
En tu mesa, en tu cocina, hay un pan, alimento… Las pequeñas grandes cosas de la vida. Esas que nos hablan de la presencia de Dios y que no tienen costo, que son invaluables, porque son infinitas y que sólo se pueden ver cuando observas más allá de la frontera del límite de la materia y descubres que la presencia del Arquitecto del Universo, del Creador de todo, está en las pequeñas cosas de la vida, que se vuelven grandes cuando las percibes no sólo con los ojos del rostro, sino con los del alma, con el corazón.
Una sonrisa; un “que te vaya bien”; una oración; una comida, tal vez humilde, pero ganada con esfuerzo y multiplicada con una bendición. Las pequeñas grandes cosas de la vida.
Comentarios
gracias x siempre compartir con nosotras sus hermosas palabras y muy reflexivas mil gracias dra. raquel.....!!!!
Gracias, por compartir tan bellas palabras y hacer voltear nuestra vista hacia lo que si tenemos y no apreciamos,
muchas gracias, muy bonito articulo
muchas gracias querida Dra. Raquel Levinstein, me encantan sus palabras con las que describe la belleza de la vida, y como nos ayuda a reconocer lo bueno en nuestra vida y en compañía de los demás, a darnos cuenta que nosotros somos importantes, pero que no estamos solos, que tenemos personas a nuestro alrededor que también son importantes y a las cuales debemos poner atención, y por supuesto con la fuerza creadora del bien y el amor, que es como concibo a Dios, y que esa fuerza nosotros la activamos; no importa si un Dios personal nos induce a pensar bien o nosotros por nuestra voluntad pensamos bien, al final nos estamos conduciendo al bien de la vida.
Muy cierto, estamos inmersos en tanto materialismo que no tenemos tiempo para disfrutar de todos estos detalles que la vida nos da sin invertir absolutamente nada. Gracias por compartir estas lineas me han aumentado las ganas de seguir viviendo para disfrutar todo esto.
Encantador, hasta hizo salir mis lágrimas, cuanta verdad, que inmensidad de riqueza en esas pequeñas cosas de la vida, gracias.
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