Desde el año 2000 se conmemora cada 25 de noviembre, el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” y es motivo para reflexionar desde una postura que pone al centro la dignidad y el respeto de la persona.
Partiendo de esta frase de Mahatma Gandhi: “Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia. La violencia es el miedo a los ideales de los demás”; es oportuno plantear que cada mujer en la sociedad tenga como ideal la búsqueda y ejercicio continúo de su libertad y soberanía.
De la libertad para tomar las riendas de su vida, para elegir cómo y con quién compartirla. Libertad para decir sí cuando quiere decir sí; y decir no cuando quiere decir no. Libertad para tomar decisiones y asumir responsabilidades.
Libertad para desarrollarse en el ámbito que desee, para hacer sus sueños realidad. Libertad para gozar de lo que a ella le resulte placentero, sin miedo al qué dirán y a cumplir con cánones impuestos. Libertad para decidir sobre su cuerpo, sobre su estado civil, su maternidad.
Libertad para proponer y tomar acción, para ejercer un verdadero liderazgo, que empiece por el de ella misma. Libertad para construir desde la colaboración, la empatía y la energía de creación inherente a ella.
Soberanía para reconocerse valiosa, capaz de trascender y dejar huella. Soberanía para ser autónoma emocionalmente, económicamente, en sus decisiones. Soberanía para ser dueña de su mundo, con sus éxitos, lecciones, aprendizajes.
Soberanía para dominar sus miedos y convertirlos en su motor, para callar las voces internas que desmotivan y escuchar la voz del corazón que con certeza ánima a avanzar, a aventurarse y visualizar nuevos y mejores horizontes.
Soberanía para proteger sus espacios de privacidad, para compartirlos con quien se sienta auténtica, cómoda, en paz. Soberanía para ser como lo merece cualquier ser humano en esta sociedad.
Evitemos perpetuar la violencia de género, hagamos de esta conmemoración y de todos los días una oportunidad para recordar a todas las mujeres con las que convivimos diariamente lo valioso que es compartir con ellas, sus conocimientos, opiniones, consejos, su trabajo, sus creaciones, su existencia. Y tú mujer ejerce siempre tu libertad y soberanía, eres digna de ello.
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