REFLEXIÓN "CAÍDAS Y VUELOS"

CAÍDAS Y VUELOS

Vuelos y caídas, fracasos y excusas, dolor repetido, traiciones, engaños. Una vez más te sientes utilizado, una vez más recibes la bofetada de una traición, una infidelidad o abandono. Cuántos fracasos más quieres acumular en tu vida, cuántos más sintiéndote víctima, delegando culpas y responsabilidades en los demás y en las circunstancias: “Porque fulanito o fulanita es malo o mala me engañó, se aprovecho de mí”. ¿Por qué no enfrentas con honestidad tu error, tu culpa, tu fracaso? ¿Por qué no aceptas por lo menos la posibilidad de que el error sea tuyo y no de los demás? Enfrenta con honestidad tu propia responsabilidad y responde con sinceridad a esta pregunta: ¿Qué esperabas de esa situación?, a todas luces absurda e incierta.” Es que yo esperaba que cambiara, yo creí que iba a cumplir su palabra, yo pensé que esto no iba a durar, que era sólo una aventura; que esto lo podía dejar cuando quisiera”. Promesas de borracho que no se cumplen. Inconciencia que te roba valores, dignidad y respeto. Darías un gran paso si por lo menos hoy tienes el valor de enfrentar -así frente a frente- la magnitud del error, ¡de tu error!, ante ese peso, esa lápida que te agobia, no se te olvide voltear al cielo, percibe la sonrisa de la luna, el brillo de las estrellas, el viento que acaricia tu rostro y que te dice: “Tienes una nueva oportunidad tú decides si la aprovechas o te quedas estancado, repitiendo infiernos y fracasos, generando infiernos y sufrimientos, atrayendo personas y circunstancias que renuevan una y otra vez tu soledad, tu vacío, tu dolor”. Mira, para volar alto, tan alto hasta donde puedas sentir la Presencia del Creador, basta desearlo y decirle: “Señor, por mí nada puedo, dame tu mano para emprender un vuelo de libertad”. Y como Él siempre responde, percibe la fuerza infinita que surge de tu corazón como un abrazo, y con esa sensación voltea una vez más a tu interior, perdona lo que tienes que perdonar. Ya no cobijes más el error de antaño de alguien inconsciente que dejó una huella de dolor en tu corazón. Ahora, abraza a tu niño interior y dile: “Pequeño, pequeñito mío, nadie mejor que yo sabe lo que necesitas, y desde hoy, chiquito, chiquita mía, te lo voy a dar yo: amor, respeto, espacios para jugar, para estar contigo, y al ser tú y yo uno solo y uno solo en Dios, el amor llega a la vida como regalo”. “La paz, la serenidad y la libertad de ser simplemente yo”. El vuelo que toca el corazón de Dios surge del reconocimiento de tu propia debilidad que te brinda la oportunidad de transformarla en fortaleza, fortaleza que te regala el Espíritu y el Amor de Dios.

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Comentarios

  • QUE BELLEZA DE ARTICULO

    NO BUENO

    BELLISIMO

    A TRABAJAR SE A DICHO

    GRACIAS POR ESTE REGALO

  • wow. Que fuerte pero muy cierta reflexión. Se requiere valor para dejar de jugar a la victima y comenzar a hacernos responsables de nuestras decisiones.

    Gracias por la sacudida. 

  • y como puedo contactarme con Raquel para terapia.. 

    Gracias 

  • Amén. Gracias Dios le bendiga. 

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