No me canso de repetírmelo y de repetirlo, SI NO TE GUSTA LO QUE RECIBES, REVISA A FONDO QUÉ ES LO QUE ESTÁS DANDO. Lo fácil, lo automático es quejarse de que no recibimos lo que nos gustaría y culpar a las personas o circunstancias de nuestro entorno de ser las causantes de nuestra insatisfacción. Sin embargo, culpar no resuelve ni desbloquea, de manera que cada vez recibimos más dificultades que finalmente terminamos tildando de “injusticias”.
La vida tiene una estupenda manera de enseñarnos y lo hace devolviéndonos el reflejo de nuestras acciones. Y esa es la parte difícil, conseguir ver que aquello que viene a nuestras vidas, es el efecto boomerang de lo que previamente hemos enviado. Es la forma que adopta el Universo de comunicarse con nosotros para que podamos mejorar y aprender de nuestros pequeños o grandes errores.
No queremos darnos cuenta, pero casi siempre es así: acabamos recibiendo exactamente lo que damos. Este es un indicador fundamental porque nos ayuda a saber que muchas de las cosas que nos pasan las hemos PROVOCADO NOSOTROS INCONSCIENTEMENTE, aunque buscando resultados totalmente diferentes. En estos casos hemos de aceptar que algo estamos haciendo mal, y eso solo lo podemos encontrar dentro de nosotros mismos, no fuera.
Hemos de revisar nuestros egos y no pretender que los otros nos den lo que a nosotros nos gustaría porque lo que nos van a devolver irá en función de lo que los demás estén recibiendo de nosotros. No hay que buscar explicaciones a lo que nos ocurre fuera de nosotros cuando allí no está la respuesta.
Si cada vez que el entorno nos devuelve algo que no nos gusta, que nos molesta, que nos altera, tuviéramos el valor y la seguridad en nosotros mismos de voltear a ver qué es lo que hay dentro de nosotros que está causando ese daño, creceríamos hasta cotas inimaginables porque empezaríamos a encontrar “nuestra verdad” en forma de respuestas que todo nuestro entorno nos está regalando con generosidad. Por esa razón nuestro enemigo es nuestro maestro. Aquél que más nos daña nos está mostrando aquello que nosotros estamos dando. Como no podemos dar lo que no tenemos, necesariamente tendremos que revisarnos. Por eso debemos generar conciencia de lo que recibimos, para preocuparnos de lo que damos.
No podemos dar lo que no tenemos, para dar amor hay que tener amor dentro de uno mismo. Si somos honestos, aquello que recibimos nos hará comprender lo que aún somos incapaces de dar. No podemos aspirar que la vida nos devuelva una sonrisa cuando nosotros le damos ira, desconfianza, odio o inseguridad.
Feliz Camino !!!
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