Seguramente has escuchado aquello de que “hay más tiempo que vida” o “no por mucho madrugar amanece más temprano”; estos dichos aplican perfectamente en aquellas situaciones en que no está en ti la conclusión de algún asunto, por ejemplo, la respuesta a alguna aclaración que ya metiste, el tiempo de cocción de un pastel, el término de un semestre en la escuela, entre otras cosas; pero hay muchas otras en las que tu intervención es determinante para que se concrete la acción: una revisión anual del estado de salud de tus dientes, una solicitud de empleo enviada en tiempo y forma, el llenado de un formato para obtener un crédito, y mil asuntos más que no se darán, a menos que seas tú quien tome la iniciativa.
¿Qué deseas para ti en este 2022, próximo a estrenarse? ¿Salud? ¡Eso es excelente! Y, ¿Cuál es el plan para procurártela a partir de hoy? Porque no tienes control sobre un nuevo brote de Covid, pero sí puedes fortalecer tus defensas. ¿Qué debes eliminar de tu dieta y qué debes agregar?, ¿Cómo vas a ejercitar tu cuerpo?
No tienes responsabilidad sobre la falta de empleos en el país o sobre los bajos salarios que se pagan, pero sí está en tus manos usar tu creatividad para generarte ingresos o para hacer el curriculum más original para llamar la atención de los empleadores; también eres responsable de ingresar, al menos veinte solicitudes de empleo diariamente, para que te contacten. Puedes capacitarte por tu cuenta o estudiar formalmente para ser más competitivo; ahora hay alternativas para todos los bolsillos y en todas las modalidades.
Cuando planeas hacer cosas para mejorar tu vida, pero todo se queda en buenas intenciones, hay que reconocer a un enemigo que probablemente tienes viviendo contigo: la postergación.
El índice de postergación o procrastinación, en administración del tiempo, representa el tiempo que un individuo permite que transcurra, antes de iniciar acción hacia el cumplimiento de una tarea. Contrario a lo que podría creerse, la procrastinación no es un asunto de desorganización, indisciplina u holgazanería; tiene que ver con el manejo de las emociones. Piers Steel, profesor de la Universidad de Cálgary, afirma que postergar es “hacerse daño a uno mismo”, por lo tanto, es un acto irracional. No tendría sentido postergar, sabiendo acerca de las consecuencias negativas que esto tiene.
Si siempre postergas es porque te sientes mal: ansioso, harto, aburrido, frustrado, decepcionado, etc. Así que, como bien señala Tim Pychyl, psicólogo experto en la materia, “procrastinar no tiene que ver con la administración del tiempo, sino con la regulación de emociones”.
¿A qué te remite la idea de cumplir tus planes?, ¿Lo relacionas con un fracaso seguro?, ¿Lo vinculas con alguna experiencia desagradable en tu infancia?, ¿Lo asocias con tu falta de confianza en ti?
Es necesario encontrar qué hay en el fondo de la postergación y no imaginar que con una agenda, calendario o alarma, todo se solucionará. Si cada año tienes propósitos, que nunca se convierten en objetivos sólidos, y menos aún, en realidades, antes de seguir planeando pregúntate, ¿qué te lleva a postergar?
Si necesitas un coach, te dejo mi contacto:gabycruzcoach@gmail.com
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