“Los lectores descubrirán que debe interpretarse con seriedad lo que la manera de vestir y las apariencias nos dicen sobre las diferencias entre los sexos”, dice Anne-Marie Sohn acerca del libro Historia política del pantalón, un delicioso ensayo a cargo de Christine Bard y que acaba de publicarse en México por el sello Tusquets.
“¿Qué es un pantalón?”, se pregunta la autora. “Todos sabemos que se trata de una prenda que nos viste desde la cintura hasta los pies, con las dos piernas separadas. Esto a primera vista tan ordinario, tiene sin embargo una historia poco banal, porque como prenda el pantalón es un símbolo”, afirma.
Aunque ahora el pantalón se encuentre en el armario de cualquier mujer y se adapte sin cesar a los dictámenes de la moda, no siempre estuvo bien visto como prenda femenina. Sucesor del calzón (“quien calzón tiene, poder tiene”, decían en la Francia de la antigüedad), el pantalón simbolizó la masculinidad y el poder.
Las mujeres de tiempos pasados, así como tuvieron prohibido el acceso a la libertad, también tuvieron vetado el uso del pantalón.
Sin embargo, fue esa prohibición la que le otorgó a la prenda un carácter libertario del que se apropiaron artistas, feministas, revolucionarias, viajeras, actrices y deportistas.
El ensayo de Bard, una joven autora feminista nacida en 1965 en Angers, es profuso en anécdotas e historias relacionadas con la famosa prenda de vestir, escudo con el que se esconden las más variadas posturas machistas y con el que suelen expresarse, aún en nuestro tiempo, los gritos libertarios de las mujeres.
“Reservado a los hombres, prohibido a las mujeres, el pantalón permite establecer un inquietante paralelismo, con la esfera política.
“La conquista del símbolo por parte de las mujeres solo puede expresar el deseo de igualdad de los sexos, a pesar de que en el ámbito individual, quizá no se trate más que de una identificación masculina sin dimensión política o simplemente la elección de una prenda práctica”.
Por Mónica Maristain para Planeta Ellas
Comentarios
Gracias Letizia por tu reflexión, justo esa es la idea. Cómo los pantalones, símbolo del poder masculino, en realidad en muchos casos los llevamos las mujeres.
Un abrazo!
No entiendo eso de los pantalones, en esta vida me tocó manejar mis cosas sin un hombre a mi lado, mi papá viajaba mucho y se divorciaron cuando yo tenía 16 años por lo tanto no sentí papá en casa, mis hermanos varones son más chicos que yo y me dediqué a cuidarlos por lo tanto no tuve hermanos que me apoyaran en nada, me caso y ufffff¡ me fue peor, no le entró a nada en la casa pero absolutamente en nada y me sentí sola nuevamente, cuando nacieron mis hijas las llevé sola por la vida pues no tuve un varón en casa que se responsabilizara, en fin creo que los pantalones los he llevado toda mi vida.... saludos