¿Recuerdas aquella vieja canción que en ambos idiomas decía: “Que será, será; whatever will be will be”?
La interpretaba aquella rubia norteamericana de nombre Doris Day. Antigua melodía, más aún lo es el concepto.
El principio de satisfacción es poco común en la actualidad. Todos, en algún momento, independientemente de clases sociales, oficio, género y edad presentamos la sensación de falta de plenitud, por ello el descontento que parece ser fiel compañero de muchos.
En forma casi automática a la consecución de una meta, instantáneamente aparece un nuevo anhelo. Los logros parecen ser poco relevantes toda vez que llegan.
La atención suele gravitar en torno a lo que nos disgusta de nuestra actualidad; figurativamente lloramos lo perdido o lo inalcanzable y dejamos de disfrutar lo que tenemos.
Lo común es que las causas de nuestro desencanto sean externas. Todo nos parece insuficiente, nos enfocamos en lo que nos falta.
La constante es el engaño. Comienza por nosotros mismos; foco de desilusión permanente.
Ausencias, arrepentimientos y culpas son asumidos como condición humana y tendencia de vida; como si el presente sólo fuese hijo de nuestro pasado; como si el futuro fuese un clon inevitable de su padre, el presente; y de su abuelo, el pasado.
El centro de insatisfacción esta en nuestra mente, en la relación que llevamos con nuestro tiempo y espacio, con nuestro vehículo que somos nosotros mismos.
Si reflexionas, si tomas conciencia, si buscas en tu historia encontrarás que todo momento de felicidad, cuando te has acercado a lo mejor obedece a que has puesto el mayor empeño, cuerpo, alma y corazón en algún objetivo.
Contrariamente a cada fracaso le antecede la falta de interés y la prisa por terminar algo.
A las palabras que recuerdo de Doris Day en esta canción, le sucedían estas: “The future is an art to see”, que traduzco libremente, en mi concepción del día a día como: es un arte ver el futuro, un sueño, un anhelo; lo es más la magia de percibir el hoy, el aquí y ahora.
Lo que será sin duda sucederá. El universo tiene infinitas versiones paralelas, en alguna de ellas todo lo posible acontece, hay una ruta para cada alternativa de camino, una respuesta y una realidad.
Valorar lo que se tiene como principio, apreciar en justicia que aún para estar deprimido, para pensar en nuestras carencias, se precisa estar vivo, estar en facultad de conciencia, positiva o negativa. Partir de esto nos hace titulares del privilegio de poder optar, elegir.
En estas condiciones, a priori, por anticipado, antes que nada, estar preocupado, pendiente, alerta y casi como razón de vida de la idea del título de este escrito: “¿Qué será, será?” es inútil y desperdicia tiempo de vida.
Lo que sea, será. La atención debe fijarse en el aquí y ahora, en tu realidad, en el piso de nuestra existencia. Los tiempos son claros dejan de aconsejar recuerdos y tomar cosas virtuales, sueños como razón de vida.
¿Cuánto tiempo ocupas al día en cuestionarte qué va a suceder?
¿Cuánto inviertes en analizar tu aquí y ahora?
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Comentarios
GRACIAS por esta hermosa reflexión. Muy cierto esta frase:" si buscas en tu historia encontrarás que todo momento de felicidad, cuando te has acercado a lo mejor obedece a que has puesto el mayor empeño, cuerpo, alma y corazón en algún objetivo".