El autocontrol emocional consiste en gestionar nuestros sentimientos y comportamientos para controlar tanto las emociones positivas como las negativas y así poder expresarlas de manera adecuada. Sin embargo, para mejorar el autocontrol emocional es fundamental desarrollar o potenciar la inteligencia emocional.
Cuando una persona pierde el control.
La persona se bloquea y el Cerebro Emocional domina provocando una conducta impulsiva.
Se produce una tensión corporal, una alteración del sistema nervioso que genera malestar emocional.
Después se siente culpable.
El primer paso es analizar qué lo ha causado y qué podemos hacer para que no se repita. Identificar las emociones y gestionarlas. Racionalizar lo que te pasa para entenderlo.
La falta de control puede crear conflictos en el entorno familiar, y favorecer una baja autoestima personal y social; aprende a controlarlo.
Señales que pueden indicarnos una falta de control emocional:
Te cuesta comunicarte y expresarte teniendo en cuenta a los demás.
A veces tienes un comportamiento agresivo, e impulsivo.
En ocasiones te sientes sobrepasado por tus propias emociones.
Tiendes a realizar conductas que te proporcionan un beneficio inmediato, sin pensar en las consecuencias de tus actos.
Tienes baja tolerancia a la frustración, a que las cosas no salgan como tú quieres.
Cómo podemos controlar nuestros impulsos:
Anota en una libreta qué te ha hecho perder el control y qué hacer para que no vuelva a pasar.
Aprende a reconocer la sensación física que desencadena el impulso.
Hacer ejercicio físico alivia las tensiones y relaja la mente creando un estado de ánimo positivo.
Piensa en cómo lograr separar las emociones negativas y dirigirla hacia pensamientos positivos.
Práctica diariamente la meditación.
Realiza ejercicios de relajación y respiración, esto disminuye la tensión muscular.
Mantén una actitud positiva, te ayudará a ser menos propensa a la ira.
Comparte tus experiencias, inquietudes incluso tus emociones, conversar te hará sentirte mejor.
Crea tus propias estrategias y gestiona tus emociones contando hasta diez y cambiando de ambiente o dirigiendo la conversación hasta otro tema; formula mentalmente la palabra Stop.
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