Tenemos un reflejo de la sociedad en la que vivimos, ni más ni menos. En nuestra sociedad sigue habiendo mucho machismo y encontramos una legitimación de discursos que niegan la violencia machista. Una parte de la adolescencia reproduce este sexismo, sobre todo los chicos, que siguen encontrando en la masculinidad hegemónica una identidad que consideran válida. No hay más que ver cuáles son sus ídolos, iconos del famoseo, deportistas, etc. En su mayoría de dudoso pensamientos e ideologías.
La adolescencia es un periodo de maduración cerebral. Es cuando la parte frontal de nuestro cerebro tiene que afrontar una cierta maduración que supondrá avances importantes en el control de sus impulsos, hipótesis y pensamiento, es decir; la diferencia entre lo correcto, lo posible y lo incorrecto. Puesto que aún está en proceso de desarrollo, la persona adolescente puede mostrar comportamientos arriesgados que pueden marcar su vida.
Uno de cada siete adolescentes de entre diez y diecinueve años tiene un problema de salud mental diagnosticado; actualmente unos 166 millones de niños y jóvenes en todo el mundo, según informa el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Casi la mitad de estos casos se deben a los trastornos que la sociedad genera como la depresión la ansiedad y la inmadurez.
Los jóvenes de hoy en su mayoría conviven con la tecnologías, pasan horas en redes sociales donde comparten gran parte de su día a día, que a la vez termina por generar un trastorno adictivo de ansiedad y dependencia, y que pueden terminan en una gran depresión.
El mundo ha cambiado y los jóvenes no se han adaptado a esta evolución siendo la adolescencia una etapa conflictiva en la vida de las personas, los problemas a los que se enfrentan los jóvenes de hoy son muy distintos de los que tuvieron que enfrentar sus padres. El bullying –que empieza en la escuela pero que se expande en las redes sociales y laborales–, el incremento de consumo de alcohol y drogas, la violencia de género, el grooming, —acción deliberada de un adulto, varón o mujer, de acosar sexualmente a una niña, niño o adolescente a través de un medio digital que permita la interacción entre dos o más personas, como por ejemplo redes sociales, correo electrónico, mensajes de texto, sitios de chat o juegos en línea— el aumento en la tasa de suicidios y las autolesiones son sólo algunos de los factores que los amenazan.
Por qué el 50% de los adolescentes considera que la sociedad es machista, y sin embargo, recrean su machismo y lo convierten en algo normal; por qué ese sexismo, —actitud discriminatoria de quien infravalora a las personas del sexo opuesto o hace distinción de las personas según su sexo— hay que evitar el sexismo machista que todavía existe en el mundo. Y es que, los adolescentes no dejan de ser gran parte de la sociedad: recibiendo influencias e influyendo ellos y ellas en la propia sociedad.
Tal y como se dirige en estos tiempos la población joven es una pequeña muestra de lo que pueden ser los adolescentes del presente y del futuro, un reflejo de la sociedad machista en la que vivimos hoy en día.
Hay una serie de comportamientos que pueden servir como guía para identificar el machismo entre los más jóvenes. Estas son algunas de las más relevantes:
Entender la pareja como una fusión total.
Confundir el control y los celos con síntomas de cariño y amor.
No saber controlar los celos.
Dificultar las relaciones de la pareja con amigos y familiares.
Ridiculizar a la pareja o hacer que se sienta torpe.
Insultar, gritar, amenazar.
Los adultos tenemos la obligación y la responsabilidad de educarlos, estar pendiente de las alertas del joven machista, he intentar evitarlo poniendo siempre unos límites tanto en las tecnologías, como en las redes sociales. Un adolescente taciturno y solitario, puede arrastrar un problema de fondo que puede terminar en ser una persona machista, autoritaria o dominante, y en el peor de los casos pueden llegar al suicidio cuando no logran sus objetivos de dominio y control con quienes le rodean.
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