El respeto a los padres es quizá uno de los valores más importantes que se debe de cultivar sin embargo… Hoy en día, es un tema quebrado.
Hay papás ejemplares, personas hermosas que constituyen el pilar de la familia. Hombres trabajadores, dedicados que son una bendición para sus hijos.
También hay padres difíciles que no son lo que los hijos hubieran querido tener. Es común escuchar que muchos hijos critican con severidad a sus padres y aluden al hecho que sus padres no saben nada. Algunos, hasta tienen el atrevimiento de quererlos educar y cuando sus padres no entienden o no hacen lo que ellos consideran adecuado los evitan y los castigan con su desprecio.
“Mi papá es un hombre cruel y déspota, tiene muchas fallas y no me tiene paciencia. Mi padre se quedó en el siglo pasado y no entiende cómo se mueven los negocios. Ante los ojos de mi padre nada sirve, todo lo critica, no me puedo comunicar con él. No me llevo con mi papá y no es parte de mi vida.”
En efecto, no todos los padres son perfectos, sin embargo, no es justo juzgarlos porque no nos gusta su forma de ser. Los padres son personas humanas que se equivocan y tienen sus propios problemas.
Muchos jóvenes creen que saben de todo y que no lo conocen… lo buscan por lo que sienten tener el derecho de exigir y creen poder controlar su mundo. Se habla con tono de soberbia y arrogancia lo cual ha deteriorado la calidad en la relación entre padres-hijos.
La juventud y hasta los no tan jóvenes creen que tienen el derecho para demandar que sus padres sean y actúen como a ellos les gustaría; Este problema que se agravia cuando algunos padres, por querer ser complacientes y accesibles permiten que sus hijos les falten al respeto o los traten como si fueren personas extrañas y distantes.
A pesar de los sentimientos de dolor, resentimiento o impotencia para comunicarse, es necesario e importante recordar que un padre, es un padre. Hay que reconocer que un padre, es una figura importante y por mal o bien que uno considere, el requiere respeto.
El respeto es un valor que no se negocia, ni se debe de perder. El respeto no tiene que ver con el amor, el cuidado o las opiniones que uno tenga acerca de la persona. El respeto es un valor inmortal que se encuentra plasmado en todos los escritos antiguos (los mandamientos) y modernos (tratados filosóficos y psicológicos).
Se respeta a los padres por ser las personas que regalaron la vida y solo por eso. Todo lo demás es un accesorio. Aprender a honrar y respetar hace que uno sea humilde, agradecido, noble y pueda disfrutar todos los detalles de la vida.
El respeto hace que la vida sea más clara y le da un sentido más profundo. Respetar y honrar a los padres es un valor que nunca se debe perder ni confundir.
La receta
Mi Padre
Ingredientes:
Ejemplo – sus acciones diarias enseñan e inspiran
Amor incondicional – confianza y cariño sin exigencias o negociaciones
Respeto – reconocer el valor y agradecer todo lo que hace
Responsabilidad – su trabajo con compromiso para dar lo que él puede y tiene
Confianza – sentimiento de protección y pertenencia con sus cuidados
Afirmación personal para respetar a mi padre:
Agradezco de corazón la vida que mi padre me ha regalado. Respeto y honro a mi padre con todas mis posibilidades. Reconozco que mi padre es un ser humano con fallas y con dificultades. Acepto que respetar a mi padre no tiene que ver con el amor o los cuidados que algún día recibí de él. Sé que mi padre y yo no somos iguales. Trato de ayudar y respetar los deseos de mi padre. Respetar a mi padre me hace ser y sentirme mejor persona.
Por que es bueno respetar a mi padre:
- Mi Papá es el hombre que con su ejemplo me guía, acompaña y protege. A veces en silencio y desde lejos, otras con voz firme y muy cercana. Reconozco que trata de ofrecer las herramientas necesarias para ser mejor.
- Es la persona a la que puedo pedir consejos sinceros y desinteresados. Su cariño me invita a sentir confianza, y valor para volver a empezar aun cuando me sienta derrotado. Su experiencia llena de amor guía más que mil maestros.
- Con su trabajo diario enseña el valor que tiene la vida. Su responsabilidad y dedicación conjunta con la necesidad de proveer, inspira y fortalece. Su mirada dice más que mil palabras, sus brazos abrazan y dan seguridad.
“Más que un buen amigo, un gran mentor, es el hombre que quiero y respeto tanto, es mi Papá” *Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente. Copyright © 2005-2021 Recetas para la vida© Todos los Derechos Reservados
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Becky Krinsky | Life-Coach, Author, & International Speaker
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